El país vivió una mala
semana dominado por un mar de leva o de fondo en el orden natural, político,
económico e internacional que, en la práctica, es una continuidad, de lo que
acontece en Venezuela cuatro meses antes de la muerte de Chávez (05/03/2013) y su
sustitución por Nicolás Maduro.
Los faenadores del mar,
pobladores del norte costero lo conocen muy bien, lo huelen, lo sienten en su
piel, curtida por la brisa, el sol y el agua salada. El cambio del viento y de
las mareas, saben que traerán días de ocio y pesares nada buenos para zarpar a
ningún puerto de cabotaje, y menos a la mar bravía en busca de los frutos que
ella da.
Toda la región norte costera
(53.000 Km2) así lo está padeciendo desde el 5 de marzo;
curiosamente el mismo día en que se instaló la fracasada y melancólica reunión del
ALBA en un empeño de tres decaídos presidentes (Cuba, Nicaragua y Bolivia), “los
leales”, por aparentar que Maduro no se está
quedando solo y que debe ir a la Cumbre de Lima, cuando la realidad es que ese fue
un grupo solo creado por Chávez para tener apoyo internacional, financiado con
los fondos de la riqueza petrolera, la cual, una vez mermada, por las pésimas
políticas de sus administradores, devino en un “club de amigos”, personajes
ajustados al cuento de Hans Christian Anderson (1837) “el traje nuevo del
emperador”, conocido como “El rey desnudo”, liderado por Cuba y Venezuela; dos países hundidos en la
miseria, y que poco es lo que puedan decir y el peso que puedan tener, según
reseñó, PanAm Post.
Pero la semana no terminó
allí. NM no pudo escapar de la “suerte de banderillas” de esta fiesta brava escenificada
en la arena política, colocadas con arte en su morrillo, y esperando no
sé qué, comenzó a pagar los crasos errores que ya Lula da Silva el 1 de abril
le advirtió, cuando le recomendó que ayudara a Venezuela a
salir de la crisis, atendiera las necesidades económicas, no permitiera el
error de aislarse, y garantizara el abastecimiento;
pero N.M. hizo lo contrario, se separó de la U.E. y del grueso de países del
continente, quedándose en el reducto desconsolado del ALBA, donde Ecuador se les
fue por la tangente, y Nicaragua, a su manera, corre por un costado similar. No
ha atendido los graves problemas de abastecimiento en comida, medicina,
repuestos, lubricantes, ni ha mejorado las inversiones, el empleo y la
industrialización que tiene por delante. El caos empeora y tiende a agravarse
más.
Baste ver algunas perlas: Sigue
el éxodo al exterior. La crisis migratoria es grave. Los médicos se van
masivamente porque no tienen condiciones de trabajo y los sueldos son de 4
dólares mensuales; el déficit de medicamentos
es de 80% a 90%; la mitad de los hospitales no están en funcionamiento, y el
personal médico de los centros públicos, que proporcionan 90% de los servicios
de salud, se ha reducido en 50%, de acuerdo con los informes de Amnistía Internacional. La Cruz Roja venezolana le pide
al gobierno la autorice a traer insumos médicos de filiales en otros países,
pues aquí no se consiguen, ni ellos tienen stock, pero la respuesta es negativa.
La agencia de calificación
de riesgo Moody's bajó
la calificación de crédito de Venezuela a “C” desde “Caa3”, y dijo que una
merma de la capacidad de pago genera expectativas de fuertes pérdidas para los
inversores en bonos soberanos del país petrolero. Mientras, Donald Trump anuncia que participará en la Cumbre de
la Américas en Lima el 13 y 14 de abril, y se reunirá en mayo con Kim Jong-un
de Corea del Norte. Esas tenemos. Ya veremos que nos depara el mañana.
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