El 5 de Julio debe ser el día de la
civilidad porque se celebra la fecha en la cual, gracias a la decisión
visionaria, patriótica y valiente, de los más destacados líderes civiles de la
época, se acordó la independencia de Venezuela concebida como una República de
hombres libres. Muchos de los firmantes o promotores del Acta de la
Independencia, se pusieron los uniformes de militares siendo civiles sin
formación militar para defender la patria, lo cual lograron más por la fuerza
de las ideas que impulsaron los triunfos patrióticos, que por las armas mismas.
Así, vencieron a un ejército profesional como el español. Un siglo después es
que nace la Fuerza Armada Nacional que se dice heredera de los héroes de
Carabobo.
El 5 de Julio, luego de un brillante
discurso en la Asamblea Nacional de la historiadora Inés Quintero, una horda de
colectivos asalariados del gobierno realizó un asalto al lugar donde se reúne
la representación legítima del pueblo venezolano, contando con la complicidad
de la Guardia Nacional que tiene la misión de resguardar la seguridad del Poder
Legislativo, y que es tan efectiva para reprimir y asesinar a quienes piensan
distinto a los que están en el gobierno, sin importarles que la libertad de
pensamiento fue una de las razones fundamentales del 5 de julio de 1811. La
Guardia no actúa porque recibe instrucciones superiores de no actuar, como lo
confesó uno de los oficiales asignado a la Asamblea.
Por supuesto, detrás de esas órdenes
superiores están los líderes del gobierno nacional, lo cual quedó demostrado
cuando el Presidente de la República, el Presidente del TSJ, el Defensor del
Pueblo y el Ministro de la Defensa, declararon que condenan esos hechos, que
hay que investigarlos y sancionar a los responsables, el cinismo de esas
declaraciones se demuestra cuando uno de los líderes de los asaltantes que
apodan “Cabeza de mango” asume públicamente la responsabilidad de lo ocurrido,
y cuatro horas después de haberlo declarado, seguía dirigiendo a los asaltantes
sin que ninguna autoridad lo detuviera o le impidiera su acción criminal.
La realidad es que el madurismo
representa al modelo del populismo demagógico y personalista, que ofrece
distribuir la riqueza para hacer justicia social, pero lo que hace es destruir
la producción y termina distribuyendo pobreza, y cuando el pueblo deja de
apoyarlo porque lo ha traicionado, dice que si no se mantiene con los votos lo
hará con las armas porque ellos son revolucionarios. Es la misma historia de la
revolución mejicana que duró 10 años y dejó a los campesinos más pobres, y del
peronismo que acabó con la economía más próspera de Latinoamérica, o de la
revolución cubana que luego de cambiar el imperialismo norteamericano por el
soviético, cuando Venezuela no la puede seguir manteniendo, hace esfuerzos por
entenderse con los norteamericanos como consecuencia de su estruendoso fracaso.
El conocimiento profundo de
Rómulo Gallegos,expresó en Doña Bárbara la eterna tragedia de la patria
venezolana, la lucha entre la civilización y la barbarie. En esta hora oscura
de Venezuela los herederos de Doña Bárbara fueron a la Asamblea Nacional
para agredir a quienes luchamos por mantener vivos los sueños de Santos Luzardo
enfavor del progreso y la libertad.
Hoy es importante ubicarnos en el
momento histórico que vivimos.
El madurismo está agonizando y amenaza con
violencia y terror al pueblo venezolano para que no exprese su decisión de
cambio, que no es solo de gobierno, es de cambio de modelo para tratar de
ponernos a la altura de los países más desarrollados cultural y
tecnológicamente. Es para garantizarle a las nuevas generaciones un país donde
puedan hacer realidad sus sueños. Por eso los jóvenes están en las calles,
saben que lo que nos estamos jugando es su futuro, y que para asegurarlo es
necesario un profundo cambio que entierre para siempre y como un mal recuerdo
lo que Maduro representa. En medio de su agonía al gobierno se le ha ocurrido
imponer a sangre y fuego una supuesta Constituyente fraudulenta sin consultar
al pueblo, porque no tiene los votos, y pretende mantenerse en el poder
en contra de una mayoría que lo rechaza.
Pero tiene dos grandes obstáculos. En
primer lugar, a una Asamblea Nacional que no está dispuesta a entregar los
derechos del pueblo y los valores democráticos que representa. Y en segundo
lugar, a la inmensa mayoría del pueblo venezolano que asumió de manera
definitiva la lucha por el cambio como su papel histórico en estos momentos.
Desde el 16 de julio con el rechazo a la Constituyente, y todos los días
siguientes, estaremos en las calles y en cualquier espacio, para impedir este
fraude constitucional y abrir el cauce definitivo al cambio democrático para
siempre.
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