Sin
ir tan lejos, el muro que pretende construir Trump no detendrá la inmigración
forzada de latinoamericanos, porque se debe a la política externa de Estados
Unidos y su injerencia en América Latina. Primordialmente. El asedio constante,
la intromisión en asuntos internos de otros países que toma como propios. El
saqueo despiadado en tierras que siempre ha vulnerado a su antojo.
Si
especificamos la migración de centroamericanos y mexicanos hacia Estados Unidos
y nos adentramos un poco en la historia de los últimos 50 años en la región,
veremos con detenimiento el papel que jugó el Plan Cóndor y las
dictaduras impuestas que dieron paso a la creación de gobiernos neoliberales
que responden a mandatos estadounidenses.
Las
personas no se van porque es un lujo vivir en Estados Unidos, se van
porque son obligadas a salir de sus países de origen. Las obligan los gobiernos
corruptos con políticas clientelares e impunes que benefician a las grandes
corporaciones de la oligarquía y del extranjero.
Estados
fallidos, las grandes mafias que pululan en el sistema de justicia, de
educación, de salud. La carencia de una infraestructura adecuada. La nula
oportunidad de desarrollo que ofrezca y respalde una vida saludable e integral.
Las razones están a flor de piel, son visibles y palpables, no podemos ser
inmunes a la tragedia de la migración forzada. Ni nosotros como
ciudadanos, ni la mediatización y mucho menos los gobiernos del país de origen,
traslado y llegada.
Trump
lo sabe, sabe que sí ayudaría y bastante eliminar la versión
renovada del Plan Cóndor. Terminar de tajo con el carácter injerencista de las
embajadas estadounidenses al sur del río Bravo. Devolver lo robado. Dejar de
promover, manipular y llevar a cabo golpes de Estado.
Sacar
de los países latinoamericanos las bases militares estadounidenses que de
misiones humanitarias no tienen nada.
Si
Trump realmente quiere terminar con la inmigración forzada de
latinos hacia Estados Unidos, debe cortar de tajo con el Plan Mérida, el
Plan Frontera Sur, el Plan Maya-Chortí, el Plan Alianza para la prosperidad,
más al sur el Plan Colombia. Eso para comenzar.
Terminar
con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el Tratado de Libre
Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República
Dominicana. El Tratado de Libre Comercio Chile-Estados Unidos. El Tratado de
Libre Comercio Perú – Estados Unidos y, por supuesto dejar de insistir en
que Suramérica le dé el sí con el Área de Libre Comercio de las
Américas.
Porque
todos estos tratados son nada más renovaciones del Plan Cóndor disfrazados de
políticas de inclusión y hermandad entre países; son injerencias
aceptadas por los gobiernos de carácter corporativo que solo benefician a las
oligarquías y a Estados Unidos. Son maquinarias de destrucción masiva de
vidas humanas y del ecosistema de Latinoamérica. Empobrecen más la región y la
destruyen.
Mientras
Estados Unidos no deje su injerencia en América Latina, no habrá muro que sea
capaz de detener la migración forzada. Por más deportaciones masivas, la gente
necesita comer y a Estados Unidos viene a buscar el sustento que le niega y le
roba su país de origen.
Lo
triste de todo esto es que, mientras se firman Acciones Ejecutivas
y palabras van y palabras vienen, miles siguen muriendo en la frontera de
la muerte, miles siguen siendo secuestrados, torturados y desparecidos, en su
paso por Centroamérica y México buscando llegar a Estados Unidos. ¿Qué gobierno
firmará una Acción Ejecutiva para detener ese genocidio de indocumentados?
¿Quién se indignará ante tanta tragedia?
No
es un muro, es la injerencia de Estados Unidos en Latinoamérica.
Posdata:
Ya que estamos en éstas, ¿cuándo firmará una Acción Ejecutiva para eliminar el
Decreto contra Venezuela? Digo, aprovechando lo de la feria de firmas de
Acciones Ejecutivas.
Por Ilka Oliva Corado
Publicación Barómetro 02-02-17
http://www.barometrointernacional.com.ve/2017/02/01/muro-trump-america-latina/
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