viernes, 25 de noviembre de 2016

Erradicar el sectarismo en los partidos políticos - Luis Montilla




Reflexionar donde está el inicio del descalabro de nuestras instituciones partidistas no parece ser cosa fácil, son muchos errores, vicios acumulados, distorsiones, incapacidad para haber enfrentado la amenaza que significaba el chavismo para la democracia de nuestro país a su llegada en 1998. Una élite político partidista, sin formación para entender lo que estaba sucediendo, mucho menos tener la capacidad de reacción para enfrentar o detener el avance de la amenaza antidemocrática que significaba el chavismo en el poder. 


Aturdidos ante esa realidad que se les vino encima -siendo los mismos que lamentablemente siguen al frente de los principales partidos de la oposición democrática-, se presentan en nuestro tiempo como los “salvadores de la patria”, solo para mantener sus privilegios y prebendas económicas que les da el poder político. No parecieran estar interesados en la ampliación de su base social, en lograr una mayor articulación entre lo político y lo social para lograr una mayor ampliación y fortalecimiento de la representación política. 

Ocupan tiempo valioso en enfrentar, acorralar a otros grupos y organizaciones sociales, con la idea equivocada que le despojan de su espacio natural y clientela, cuando es todo lo contrario, estas organizaciones complementan y son necesarias, ya que son reflejo de las distintas manifestaciones de la participación política de los ciudadanos en la democracia. Hay que erradicar de los partidos políticos democráticos, el sectarismo y preparar a su dirigencia para el reconocimiento de las distintas tendencias políticas y corrientes ideológicas existentes que se manifiestan en la sociedad, hacer del pluralismo el componente esencial de la práctica política democrática. 

Creemos que desde ya, se debe trabajar en presentar un proyecto de ley orgánica de partidos políticos moderna, donde se reglamenten sus funciones y obligaciones, adaptada a las nuevas realidades, donde se fortalezcan los estándares de transparencia y participación interna de sus afiliados, donde se establezca con claridad, exigencia de elecciones democráticas para la constitución de sus directivas a todos sus niveles. Donde todos los órganos de los partidos deben ser electos democráticamente, respetando el carácter personal, igualitario, libre y secreto del voto. Donde se le exija al partido, un número de afiliados de acuerdo al número exigido para su constitución, y que deben mantener un porcentaje de sufragios válidamente emitidos a su favor en cada proceso electoral; además de volver al financiamiento público de los partidos políticos, entre otras medidas.

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