La
ciudad que recorre Raúl Castro recibió con honores a su hermano Fidel medio
siglo atrás
De no ser por una escueta reseña en los medios
cubanos, la llegada
de Raúl Castro a Nueva York el jueves habría pasado
desapercibida. Salvo su agenda
oficial en Naciones Unidas, en su primera participación
como presidente cubano en la Asamblea General del organismo internacional, poco
ha trascendido de sus planes en lo que es también la primera visita en sus 84
años de vida a la metrópolis estadounidense. Tampoco se ha confirmado dónde se
aloja, aunque el fuerte dispositivo de seguridad en torno a la misión cubana
ante la ONU, a unas calles de la sede del organismo, deja claro dónde descansa
el mandatario cubano.
La discreción que rodea su estancia en Manhattan
contrasta fuertemente con el estreno ante la ONU de su hermano y expresidente
cubano, Fidel Castro, cuya primera comparecencia ante los demás mandatarios
mundiales en la Asamblea General, hace exactamente 55 años, fue todo menos
discreta. Su discurso de ese 26 de septiembre de 1960 sigue manteniendo el
récord de longitud: cuatro horas y 29 minutos.
Tampoco pasó desapercibida en esa ocasión su
estancia en Nueva York, una ciudad que el mayor de los Castro conocía para ese
entonces ya muy bien: una década antes, en 1948, pasó allí
parte de su luna de miel tras su boda con Mirta Díaz-Balart, hija de una poderosa familia cubana vinculada al régimen del dictador
Fulgencio Batista. El matrimonio se disolvió en 1955, pero de él quedó un hijo,
Fidel Ángel “Fidelito” Castro Díaz-Balart, y una paradoja política: el líder de
la revolución cubana quedó para siempre emparentado
políticamente con la familia que ha dado algunos de los políticos
estadounidenses más anticastristas, como los
congresistas republicanos, y también hermanos, Lincoln y Mario Díaz-Balart,
sobrinos de Fidel y primos hermanos de su primogénito.
Un barbudo conquista Nueva
York
La visita neoyorquina de mayor impacto fue sin
embargo la que realizó en abril de 1959, reciente todavía la victoria, cuatro
meses antes, contra Batista. Fidel Castro ingresó triunfal en Nueva Yorkprocedente
de Washington y Princeton, rodeado de admiradores y de ávidos periodistas que registraron cada uno de sus pasos por la metrópolis. Y no
fueron pocos.
Durante sus cuatro días en Nueva York, Fidel Castro
se fumó un habano con el alcalde, Robert Wagner, recibió las llaves de la
ciudad, visitó la sede de la ONU donde hablaría un año más tarde, pronunció una
conferencia en la Universidad de Columbia e incluso fue a Wall Street a abrir
la Bolsa de Café y Azúcar. Dio además ruedas de prensa y entrevistas y, en un
almuerzo organizado por el Overseas Press Club en el ya desaparecido hotel
Astor, en pleno Broadway, habló ante más de 1.500 periodistas.
Castro tuvo tiempo además para hacer algo de
turismo: visitó el Empire State y se paseó por el zoo del Bronx, donde lanzó
cacahuetes a los elefantes, posó junto a la jaula de los tigres, se comió un perrito
caliente y un helado y hasta besó a niños pequeños, al estilo más fiel de
político en campaña. Muestra del tirón del joven barbudo de sempiterno uniforme
verde olivo fue la masa de personas -más de 35.000, según la prensa local- que
se concentró en un mitin en Central Park para atisbarlo.
El comienzo del desencanto
Año y medio más tarde, en septiembre de 1960, Fidel
Castro regresaba a Nueva York para estrenarse, como lo
hará este lunes su hermano Raúl, como
orador en la Asamblea General de la ONU. Para ese entonces el entusiasmo con la
revolución cubana se había enfriado considerablemente, sobre todo tras la
nacionalización, un mes antes, de empresas estadounidenses en la isla. El
distanciamiento se sintió también en Nueva York, donde Castro fue excluido de
encuentros oficiales y denunció un “trato vejaminoso” en los hoteles de la
ciudad. Pero logró dar un golpe de efecto al instalarse en el hotel Theresa de
Harlem, el corazón del Nueva York negro. Allí recibió al defensor de los
derechos civiles de los negros Malcolm X. Y ahí se encontró por primera vez con
el líder soviéticoNikita
Jruschov, sin saber que, dos años más tarde, ambos serían protagonistas
centrales de la Crisis de los Misiles que tuvo al mundo al borde de una guerra
nuclear.
Nueva era en Nueva York
El Nueva
York de 2015 se ha vuelto a volcar estos días con un líder mundial
latinoamericano. Pero no ha sido un cubano, sino un argentino, el papa
Francisco. Hasta el ateo Raúl Castro adelantó su viaje a
Nueva York para escuchar su discurso ante la ONU el viernes, y eso que viene de
recibirlo en Cuba. Y fue Francisco el que se dio el baño de masas en Central
Park y el que visitó Harlem.
También se espera que el primer discurso de Raúl el lunes ante la
Asamblea General sea diferente del de su hermano en 1960. La agresiva y larga
alocución de Fidel, que no ahorró en acusaciones contra el “imperialista”
Estados Unidos, supuso uno de los puntos de quiebre en las relaciones
bilaterales, que acabaron rompiéndose de forma definitiva con el cierre de
embajadas decretado en enero del año siguiente. Medio
siglo más tarde, su hermano Raúl llega a la ONU tras reabrir esas embajadas e
iniciar un proceso de normalización con Washington que recibe con su presencia en Nueva York un nuevo respaldo.
SILVIA AYUSO Nueva York 26 SEP 2015 - 22:17 CEST EL PAIS
Foto:Fidel Castro durante su histórico discurso ante la ONU en 1960 / AP
Foto:Fidel Castro durante su histórico discurso ante la ONU en 1960 / AP
Raúl Castro, en la Asamblea de la ONU. / MATT CAMPBELL (EFE)
Castro: “El embargo
es el principal obstáculo para el desarrollo de Cuba”
El
presidente cubano se estrena en la ONU en la Cumbre del Desarrollo
La verdadera prueba de fuego para Raúl Castro en
Naciones Unidas llegará el lunes, cuando pronuncie su primer
discurso como presidente de Cuba ante la Asamblea General anual. En plena normalización de relaciones con Estados Unidos,
iniciado hace nueve meses, se buscará en cada palabra una señal sobre el estado
del delicado proceso de deshielo tras más de medio siglo de tensiones.
Su breve
intervención este sábado, durante la Cumbre del
Desarrollo Sostenible que precede al encuentro general, le sirvió
tanto como precalentamiento como para dar pistas sobre su discurso central. Y
Castro dejó claro que la condena al embargo estadounidense contra la isla
seguirá siendo, pese a los gestos mutuos, una parte clave de la estrategia
cubana en esta nueva etapa iniciada.
“El
restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE UU, la reapertura de embajadas y los cambios que
el presidente Barack Obama ha declarado en la política hacia nuestro país
constituyen un importante avance, que ha concitado el más alto apoyo de la
comunidad internacional”, concedió Castro en su primera comparecencia ante el
podio de la ONU.
“Sin embargo, persiste el bloqueo económico,
financiero y comercial contra Cuba que causa daños y privaciones al pueblo
cubano, es el principal obstáculo para el desarrollo económico de nuestro país,
afecta a otras naciones por su alcance extraterritorial y continúa perjudicando
los intereses de los ciudadanos y las compañías estadounidenses”, continuó.
El preestreno de Raúl Castro ante la ONU tuvo lugar
en un día muy especial: otro 26 de septiembre, en 1960, era su hermano Fidel el
que debutaba ante la ONU, con un discurso que desde entonces es recordado como
el más largo de los 70 años de historia del organismo, cuatro horas y 29
minutos. El de su hermano menor se ajustó a las normas establecidas y no superó
los siete minutos.
Fue además un precalentamiento cómodo: las
políticas de desarrollo siempre fueron una prioridad en la Cuba de los Castro,
que han hecho durante décadas de asuntos como la educación o la salud una
cuestión de Estado. Cuba llegó a la cita
que ha lanzado las nuevas metas para hacer del mundo un lugar menos pobre con los deberes cumplidos en materia de Objetivos del Milenio
fijados hasta este 2015 “pese a todo”, como dijo Castro en referencia al
embargo estadounidense. Un hito que le dio pie al presidente cubano para
criticar los persistentes “niveles inaceptables de pobreza y desigualdad
social, incluso en las propias naciones industrializadas”.
“La brecha entre el Norte y el Sur y la
polarización de la riqueza se incrementan”, denunció Raúl Castro, que a la vez
advirtió de que los medios para implementar la nueva agenda de desarrollo hasta
2030, “sin compromisos medibles ni calendarios, no son proporcionales al
alcance de sus 17 objetivos de desarrollo sostenible”.
Raúl Castro se encuentra desde la tarde del jueves en Nueva York, en lo
que constituye su primera visita a EE UU en más de medio siglo. Pese a las
expectativas generadas por su presencia, mantiene una discreta pero intensa
agenda con la que, además de encontrarse con aliados tradicionales como el
presidente venezolano, Nicolás Maduro, también ha aprovechado para continuar la
normalización bilateral. El viernes, Castro se reunió en Manhattan con algunos
de los legisladores demócratas y republicanos que más han trabajado a favor del
restablecimiento de relaciones, entre ellos el senador demócrata Patrick Leahy,
otro de los impulsores del acercamiento a Washington. Raúl Castro también recibió
al gobernador de Nueva York, el demócrata Andrew
Cuomo, el primer gobernador que viajó a Cuba tras la normalización de
relaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario