Si yo fuera miembro de la cúpula dictatorial no estaría simulando triunfos, ni haciendo esfuerzos inútiles para envolver la tragedia en papel de regalo. Un régimen que ha llevado a la pobreza de ingresos al 90% de la población y está enfrentado a los países democráticos y a los organismos multilaterales, tiene mucho que preocuparse y poco que celebrar. Perseguir, mentir y reprimir no garantiza un mínimo de política de bien común.
Por eso en las elecciones parlamentarias
ni empujados aparecieron los más de 10
millones que el régimen dice tener entre clapistas, patriacarnetistas,
milicianos, empleados públicos…y en la Consulta Popular, contra viento y marea,
silenciosamente millones de personas se movieron contra el régimen.
Con la pérdida del 80% de la economía en seis años, con
la superinflación indetenible y el bolívar y el sueldo real pulverizados, con
la desesperante ruina de la producción petrolera, de la gasolina, de la
electricidad y del agua y de servicios tan básicos como la educación y la
salud, es urgente e inevitable el cambio de régimen con acuerdos básicos
nacionales y un radical viraje
internacional. No son números fríos sino el grito desgarrador de millones de
venezolanos que mueren de mengua y que desesperados huyen del país (nos dicen
que este año pasarán de 7 millones) a
pesar de la intemperie que sufren en el extranjero.
La dictadura no puede continuar burlándose de la gente. Entendemos que a quien preside
el régimen y a su ministro de la Defensa que lo
respalda con las armas les cueste reconocer que en sus manos la
esperanza de los pobres se ha convertido en fábrica de hambrientos y que
millones de chavistas están desesperados por salir de esto.
Los partidos democráticos también tienen que nacer de
nuevo si quieren recuperar la credibilidad de la población. Nacer de nuevo
anclados en el corazón del pueblo significa: hacer suyos los dolores de ese 90%
en pobreza y los retos de miles de empresas productivas que se debaten entre el
cierre y el resurgimiento.
Los partidos no pueden renacer sino pegados al
sufrimiento de la gente y a sus luchas por la vida digna y el cambio, contando
con el imprescindible apoyo internacional de casi toda Europa y las dos
Américas. Todo lo que no sea unidad,
sino interés partidista, es sentido por la gente como abandono y traición de
los partidos. Solo renacerán y se relegitimarán unidos a los reclamos y luchas
del pueblo.
El 6D la abstención masiva y el 12D el sí de millones
exigieron “elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y
verificables”. Un nuevo gobierno democrático de acuerdo nacional sin presos ni
perseguidos que logre la confianza e inversión de muchos miles de millones de
dólares que el Estado venezolano no los tiene porque le fueron robados por su
“revolución”.
Pero este año seguramente habrá elecciones municipales,
regionales, referéndum revocatorio (¿?)…. Los demócratas, sacando conclusiones
inteligentes del 6D y el 12D, debemos exigir condiciones electorales justas y
prepararnos desde ahora para participar, ganar y defender los resultados; no
debemos responder convocando a la abstención sin hacernos las preguntas: ¿cómo
ayudaría a las presidenciales que los demócratas con fórmulas unitarias ganaran
más de 200 municipios? ¿No sería la mejor forma de movilizarse en las bases y
reorganizarse unidos en temas locales y en luchas sectoriales de protesta y reconstrucción? Lo del 6D y el 12 D no ocurrió con buenas
condiciones democráticas electorales, sino a pesar de ellas. Del charco de las
dictaduras ilegítimas y sus instrumentos perversos no se pasa a gobiernos
legítimos sin participar ni mancharse los zapatos, como se demostró en Chile,
por ejemplo.
Comunismos que se derrumban. Pero algunos dicen que eso
ocurre con las dictaduras de derecha pero no con las marxistas que luego de
décadas de dictadura y adoctrinamiento logran modelar una especie de segunda
naturaleza sumisa y resignada. Pero no es cierto: El cambio ocurrió cuando
muchos intelectuales y analistas “científicos” defendían que era imposible que cayera el
“Muro de Berlín”, que se derritiera la Unión Soviética, que triunfara la
desarmada “Primavera de Praga” o que cediera el Bloque Soviético en Polonia o
Hungría. Así lo ratificaban las votaciones dictatoriales con más del 90% de
apoyo.
Entre nosotros algunos que sacralizan las encuestas
sostienen que la dictadura tiene garantizada la sumisión y la resignación de
una población obligada a sobrevivir fingiendo y agachando la cabeza. La razón
“científica” que exige evidencias se vuelve pesimista, pues la superficie
visible es sumisa. Pero ninguno de esos regímenes, ni el de Mao, lograron
apoderarse totalmente de la resistencia del núcleo profundo de la dignidad
humana y de sus aspiraciones trascendentes. La “Primavera de Praga “ fue aplastada por los tanques del Bloque
Soviético en 1968, sus dirigentes duramente reprimidos y la población obligada
a esconder la cabeza. Pero 20 años después brotó triunfante en la “Revolución
de Terciopelo” y el inspirador Havel Vaclav
pasó de la cárcel a la presidencia de la República.
La otra sorpresa en casi todo el bloque soviético fue que
los crímenes de décadas de opresión no fueron seguidos de paredones de
fusilamiento y de persecución de los perseguidores. Toda la fuerza del cambio
se concentró en el renacimiento de la política plural. Personalmente no
comparto la “sabiduría” de quienes extrapolan una encuesta y dicen que aquí no
habrá cambio de fondo, pues el pueblo está resignado y dedicado a buscar
comida.
Militares misteriosos y sorprendentes
El hecho de que pudiera haber 10% de generales cómplices
y beneficiarios de esta dictadura y su corrupción no elimina al otro 90% de
generales y mandos disgustados a quienes les duele el hambre de los cuarteles y
saben que con este régimen no hay vida ni futuro para Venezuela.
Con el plebiscito aclamatorio de diciembre de 1957 se
pensaba que el dictador venezolano contaba con pleno respaldo de las Fuerzas
Armadas. Quince días después se demostró lo contrario y pronto el dictador hizo
las maletas y huyó en el avión presidencial llamado “La vaca sagrada”. La
democracia nació de nuevo con políticos unidos y madurados en la persecución y
el exilio.
12 De Enero del 2021
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