Después de ser testigos de un irracional asedio al símbolo, al corazón de la democracia, evento en el cual una turba atacó el Capitolio -trayendo a la memoria un episodio ocurrido en Venezuela el 24 de enero de 1848, cuando José Tadeo Monagas hizo asaltar por una horda violenta al parlamento que se aprestaba a enjuiciarlo- ambas cámaras del Congreso de los EEUU retomaron sus sesiones y concluyeron en la madrugada (4:35 am) con la certificación de los 306 votos electorales que dieron el triunfo a Joe Biden.
El lunático intento de interrumpir la certificación se saldó con 4 muertos, 14
policías heridos y al menos 52 detenidos. La historia registrará con vergüenza
ese acto vandálico que da al traste con un legado respetable.
El triunfo de Biden, pudiera ser el resultado de un
movimiento pendular. Después de un gobierno de tendencia marcadamente
conservadora, era de esperar una reacción en sentido contrario de las
preferencias electorales (y viceversa).
Sin embargo, lo frecuente en esa nación es que ello
ocurra después de un segundo mandato. Sólo en 5 oportunidades algún presidente
de los EEUU que haya aspirado a la reeleción (incumbent) no lo logró : Hoover
1932, Ford 1976, Carter 1981, Bush padre 1992 y ahora Trump. Da la impresión de
que la Pandemia fue la causante de que Trump, que hasta ese momento exhibía
resultados económicos muy favorables, viese diluidas sus oportunidades para la
reelección.
Pero el triunfo de Biden se refuerza por el hecho de que
los demócratas lograron, después de reñidas elecciones en el estado de Georgia,
hacerse con el control del Senado de los EEUU. Aunque Republicanos y Demócratas
cuentan con igual número de senadores, en caso de empate, el voto decisivo
corresponde al presidente de la Cámara Alta que es la vice presidenta Kamala
Harris. Cabe recordar que los Demócratas también son mayoría en la Cámara de
Representantes.
Un senado dividido por partes iguales entre los dos partidos puede contribuir a favorecer el diálogo y la negociación, máxime cuando Biden, que fue reelecto senador en 5 oportunidades, conoce como pocos las ventajas de hacerlo. A pesar de ello, quien esto escribe, es partidario del mecanismo de “check and balance” que que se hubiese visto favorecido con una mayoría opositora en la Cámara Alta.
Queda sin embargo el control que en la Corte Suprema de
Justicia mantienen los jueces de tendencia conservadora, 6 de los cuales han
sido designados por presidentes republicanos y 3 por demócratas. Tales
magistrados son vitalicios.
Puede plantearse, no obstante, la tentación de aumentar
el número de magistrados. La Constitución no especifica el número de jueces que
debe tener la Corte Suprema. Es el Congreso el que tiene la facultad de fijarlo.
Originalmente, el número total de jueces era de 6 según la Judiciary Act de
1789. El número de jueces fue ampliado a 7 en 1807, a 9 en 1837 y a 10 en 1863.
Pero conforme al Circuit Judges Act de 1869, el número de jueces fue disminuido
a 9, aún vigente.
Para el nuevo gobierno será sin duda importante el tema
del cambio climático que Biden ha calificado de Revolución Energética Limpia,
lo cual no augura buenas expectativas para los combustibles fósiles como el
petróleo. Se espera también un aumento de los impuestos.
El triunfo demócrata plantea importantes cambios en la
política exterior de los EEUU. Se profundizarán las posiciones globalistas.
Sobre la mesa está un fortalecimiento de las relaciones con la Unión Europea y
del apoyo a la OTAN. También el reingreso de los EEUU a la Organización Mundial
de la Salud (OMS) y a la UNESCO.
Uno de los cambios más sensibles pudiera ser el de una
renegociación con Irán del acuerdo nuclear 5+1 firmado por EEUU, Rusia, China,
Francia, Italia y Alemania, suscrito por Barak Obama en el 2015 y del que Trump
se retiró unilateralmente tres años después. El retiro de los EEUU no fue bien
recibido por Europa.
Igualmente pudiera esperarse un replanteamiento de las
posiciones con China que tienda a aliviar las tensiones con ese país y a
reactivar un intercambio comercial más equitativo.
Y específicamente con respecto a Venezuela, aunque el
tema fue objeto de una posición bipartidista común, es posible que el nuevo
gobierno norteamericano promueva una suerte de negociación multilateral, que
incluya a Rusia, China e Irán, para buscar una salida pacífica en nuestro país.
No luce sin embargo probable una solución que contemple la posibilidad de que
Maduro se mantenga en el poder.
Analitica
https://www.analitica.com/el-editorial/implicaciones-del-triunfo-de-biden/
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