Bien decía Hannah Arendt que “mientras todos los
aspectos de la condición humana están de algún modo relacionados con la
política, esta pluralidad es específicamente la condición de toda la vida
política”. Y afirmaba que la pluralidad de los seres humanos tiene que
solventar sus diferencias en el plano donde se da el hecho político: el espacio
público, lugar de deliberación, encuentro y convivencia entre semejantes en libertad. (La
condición Humana)
Y aquí estamos, en el espacio público con una
democracia amenazada por el populismo depredador y el “apuro táctico” al que
nos empujó el régimen de Evo Morales con su Ley de Partidos Políticos(LOP). Sus
plazos son perentorios: inscripción de militantes, alianzas políticas
para barrer las individualidades político partidarias, inscripción
de binomios, para colar el suyo: Morales-GarcíaLinera, y elecciones primarias
en los partidos o alianzas, a un coste de Bs. 27 millones.*
El binomio de marras es inconstitucional, como se
ha dicho cientos de veces, porque lo impide el Art. 168 de la
Constitución Política, refrendado por el histórico referéndum de 21 de febrero de
2016 (21F) que les dijo NO a una cuarta elección. Ese binomio no
puede ni debe presentarse, aunque cuente con una indecente sentencia
del Tribunal Constitucional que avala su supuesto derecho humano al
continuismo. De ahí que Morales repite que “llegaron para quedarse”. Nada ingenua
la frase: trata de cubrir de impunidad la inveterada práctica cleptocrática de
sus dirigentes y burócratas, mientras el Estado de Derecho no tiene pisada en
la Republiqueta del Chapare, el santuario de Morales donde se cultiva la
materia prima de la cocaína: la hoja de coca.
En el espacio político actual convivimos los
disidentes, que nos atrevemos a pensar por nuestra cuenta. Para Arendt ese era
el antídoto contra los
totalitarismos. Como aquel NO del 21F que fue y es una rotunda expresión de
pluralidad política, frente a la maquinaria oficialista y sus candidatos
autoritarios, autocráticos, centralistas, narcisistas que sufren graves
trastornos pues actúan bajo el impulso de “o estás conmigo o estás contra mí”.
¿La renuncia de la presidenta del Tribunal
Electoral, Katia Uriona, fue por dignidad personal y profesional, presionada
por ese impulso negativo contra la pluralidad y para librarse del estigma de
habilitar al binomio Evo Morales-GarcíaLinera? Sin embargo, dejó al
país en manos de un Tribunal que antes de su renuncia estaba en “estancamiento
en la toma de decisiones, referida a temas fundamentales”.
No es secreto que el empantanamiento provenía de
posiciones de independencia frente al poder político, contra otros de sumisión
al mismo. Su renuncia no soluciona la
cuarta ilegal postulación de Morales. ¿A qué conduce este
terremoto institucional? A que estamos sujetos a un árbitro que no será
imparcial, que acatará la habilitación inconstitucional e ilegítima del
binomio oficialista y que puede cometer, como lo ha hecho antes, fraude
electoral en el cómputo de votos, relleno de ánforas en áreas rurales, con un
padrón electoral plagado de carnet de identidad duplicados, hasta
cuadruplicados y muchos fallecidos.
Las elecciones primarias son una trampa con
plazos letales, para que luego los candidatos del ‘continuismo para toda la
vida’ se presenten a las elecciones generales de octubre de 2019, oleados,
sacramentados y legalizados en su más absoluta ilegalidad. O que
inhabiliten a cualquier binomio opositor en las primarias, como hicieron en
2015 en Beni, cuando borraron de la lista electoral a 227 candidatos del frente
Demócratas porque les iban a ganar.
No solo el oficialismo resta validez a la
diversidad político partidaria, sino también un candidato opositor, porque unas
encuestas lo ubican como único vencedor a Morales. El y las elites que lo
acompañan exigen la unidad en torno suyo, sin tomar en cuenta la política
plural como lugar de deliberación. Hay quienes tenemos claro que ‘el enemigo
principal’ es Morales, pero la unidad política se construye, no se
impone. Encontrar la síntesis para llegar a la unidad, en este
critico momento político con la democracia en tensión y amenazada, es una tarea
prioritaria, pues se trata de unidad de las
diferencias, y en ese sentido, toda unidad política implica una
alianza.
No debemos ni podemos seguir siendo testigos
impasibles de las acechanzas a la vida democrática, como la pérdida de
libertades y el control sobre el poder político que se pretende omnímodo.
Tenemos que impedir que Morales nos inhiba del derecho a disentir, a protestar
y a hacer uso de la desobediencia civil frente a los que llevan a Bolivia al
abismo chavista.
Para Arendt, “si el sentido de la política es la
libertad, es en este espacio- y no en otro- donde tenemos el derecho de esperar
milagros, no porque creamos en ellos, sino porque los hombres, en la medida en
que pueden actuar, son capaces de llevar a cabo lo improbable e imprevisible,
lo sepan o no.”
*27 millones de bolivianos que van en detrimento de
la salud pública, por ejemplo. Los pacientes con cáncer exigen al gobierno
tratamientos de radio terapia, porque en Bolivia, con 11 millones de
habitantes, hay un solo acelerador lineal, en Santa Cruz de la Sierra, comprado
por la gobernación, no por el centralismo.
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