martes, 30 de octubre de 2018

La pluralidad como condición humana - Susana Seleme



Bien decía Hannah Arendt que “mientras todos los aspectos de la condición humana están de algún modo relacionados con la política, esta pluralidad es específicamente la condición de toda la vida política”. Y afirmaba que la pluralidad de los seres humanos tiene que solventar sus diferencias en el plano donde se da el hecho político: el espacio público, lugar de deliberación, encuentro y convivencia entre semejantes en libertad. (La condición Humana)


Y aquí estamos, en el espacio público con una democracia amenazada por el populismo depredador y el “apuro táctico” al que nos empujó el régimen de Evo Morales con su Ley de Partidos Políticos(LOP). Sus plazos son perentorios: inscripción de militantes, alianzas políticas para barrer las individualidades político partidarias, inscripción de binomios, para colar el suyo: Morales-GarcíaLinera, y elecciones primarias en los partidos o alianzas, a un coste de Bs. 27 millones.*

El binomio de marras es inconstitucional, como se ha dicho cientos de veces, porque lo impide el Art. 168 de la Constitución Política, refrendado por el histórico referéndum de 21 de febrero de 2016 (21F) que les dijo NO a una cuarta elección.  Ese binomio no puede ni debe presentarse, aunque cuente con una indecente sentencia del Tribunal Constitucional que avala su supuesto derecho humano al continuismo. De ahí que Morales repite que “llegaron para quedarse”. Nada ingenua la frase: trata de cubrir de impunidad la inveterada práctica cleptocrática de sus dirigentes y burócratas, mientras el Estado de Derecho no tiene pisada en la Republiqueta del Chapare, el santuario de Morales donde se cultiva la materia prima de la cocaína: la hoja de coca.

En el espacio político actual convivimos los disidentes, que nos atrevemos a pensar por nuestra cuenta. Para Arendt ese era el antídoto contra los totalitarismos. Como aquel NO del 21F que fue y es una rotunda expresión de pluralidad política, frente a la maquinaria oficialista y sus candidatos autoritarios, autocráticos, centralistas, narcisistas que sufren graves trastornos pues actúan bajo el impulso de “o estás conmigo o estás contra mí”.

¿La renuncia de la presidenta del Tribunal Electoral, Katia Uriona, fue por dignidad personal y profesional, presionada por ese impulso negativo contra la pluralidad y para librarse del estigma de habilitar al binomio Evo Morales-GarcíaLinera?  Sin embargo, dejó al país en manos de un Tribunal que antes de su renuncia estaba en “estancamiento en la toma de decisiones, referida a temas fundamentales”.

No es secreto que el empantanamiento provenía de posiciones de independencia frente al poder político, contra otros de sumisión al mismo. Su renuncia no soluciona la cuarta ilegal postulación de Morales. ¿A qué conduce este terremoto institucional? A que estamos sujetos a un árbitro que no será imparcial, que acatará la habilitación inconstitucional e ilegítima del binomio oficialista y que puede cometer, como lo ha hecho antes, fraude electoral en el cómputo de votos, relleno de ánforas en áreas rurales, con un padrón electoral plagado de carnet de identidad duplicados, hasta cuadruplicados y muchos fallecidos.
Las elecciones primarias son una trampa con plazos letales, para que luego los candidatos del ‘continuismo para toda la vida’ se presenten a las elecciones generales de octubre de 2019, oleados, sacramentados y legalizados en su más absoluta ilegalidad. O que inhabiliten a cualquier binomio opositor en las primarias, como hicieron en 2015 en Beni, cuando borraron de la lista electoral a 227 candidatos del frente Demócratas porque les iban a ganar.  

No solo el oficialismo resta validez a la diversidad político partidaria, sino también un candidato opositor, porque unas encuestas lo ubican como único vencedor a Morales. El y las elites que lo acompañan exigen la unidad en torno suyo, sin tomar en cuenta la política plural como lugar de deliberación. Hay quienes tenemos claro que ‘el enemigo principal’ es Morales, pero la unidad política se construye, no se impone.  Encontrar la síntesis para llegar a la unidad, en este critico momento político con la democracia en tensión y amenazada, es una tarea prioritaria, pues se trata de unidad de las diferencias, y en ese sentido, toda unidad política implica una alianza.

No debemos ni podemos seguir siendo testigos impasibles de las acechanzas a la vida democrática, como la pérdida de libertades y el control sobre el poder político que se pretende omnímodo. Tenemos que impedir que Morales nos inhiba del derecho a disentir, a protestar y a hacer uso de la desobediencia civil frente a los que llevan a Bolivia al abismo chavista.

Para Arendt, “si el sentido de la política es la libertad, es en este espacio- y no en otro- donde tenemos el derecho de esperar milagros, no porque creamos en ellos, sino porque los hombres, en la medida en que pueden actuar, son capaces de llevar a cabo lo improbable e imprevisible, lo sepan o no.”

*27 millones de bolivianos que van en detrimento de la salud pública, por ejemplo. Los pacientes con cáncer exigen al gobierno tratamientos de radio terapia, porque en Bolivia, con 11 millones de habitantes, hay un solo acelerador lineal, en Santa Cruz de la Sierra, comprado por la gobernación, no por el centralismo.

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