domingo, 4 de marzo de 2018

¿El alumno es reflejo del maestro o el maestro es un reflejo del alumno? - Egberto González



Nuestra situación país, nuestra situación institucional, nuestra vida común, todo, (absolutamente todo) está y estará ligado a nuestra formación, a nuestras fortalezas, a nuestras omisiones en ese proceso formativo, en definitiva, todo girará en base a la EDUCACIÓN que se ha recibido, desde el preescolar como en el hogar, donde el núcleo fundamental de la sociedad (familia) concepto que  me aprendí de memoria desde 1er grado, está más fracturada que una piedra en carretera de gandolas.


Ver y oír los temas que tratan en nuestro consejo universitario me causa extrema preocupación, la cual no necesariamente deben ustedes asumir, pero es menester explicarles mis motivos:

Si el alumno toma el camino errado, el maestro deberá corregir las omisiones que tuvo en su formación para las siguientes promociones o generaciones. No hacerlo implica desviar la mirada y dejar de asumir su compromiso social como guía, y pareciera que es la actitud correcta hoy día, el maestro se cubre bajo el manto de la carencia del alumno para culpar a otro de sus debilidades en la formación de ese ciudadano.

Una nación, un país es lo que su doctrina educativa haya fijado (esas doctrinas dirán el rumbo), durante 50 años el país ha girado en torno a buenos y malos tiempos en bonaza, el país creció a nivel de infraestructura en lapsos tan cortos que esas obras dadas en dictaduras (Gómez y Pérez Jiménez) no han perdido vigencia.

La cultura del ya basta de opresión! hizo buen efecto, la cultura hacia los derechos nos ha arrastrado a estos niveles de caos país que pocos por no decir ninguno habla hoy día de deberes.

Los derechos generan deberes, es algo absurdo, pero es real en estos tiempos de globalización, donde ningún país mira su propia acera sino la del vecino y dirige charlas, pronunciamientos y sanciones cual correcto monje que nunca ha pecado ni en acción ni en pensamiento.

Entendí cuando iba a la escuela primaria, cuando mi maestra de 1er grado (que era normalista) todos los días después de cantar el himno, antes de entrar al salón nos miraba uno a uno: manos, uñas, higiene personal, buscaba piojos, miraba todo, y si detectaba algo poco higiénico inmediatamente nos subía a la dirección y mandaba a llamar al representante para corregir tal situación, sin dejar por fuera el no cumplimiento en la entrega de las tareas. Y no era acoso, ni violación de DDHH, ERA FORMACIÓN EN DEBERES, si se cumplía con todo aquello tenia derechos a salir a recreo, a jugar, a poder entregar la tarea después de los que no cumplían las reglas.

Era tan simple, que hoy día no encuentro la fecha, el día, la hora cuando todo bruscamente dejó de ser un deber para pasar todos a ser promotores de derechos humanos, sin importar las consecuencias del país que tenemos.

Vivimos tiempos rudos, muy rudos, donde la laguna está llena de pirañas, donde todo aquello que me sirva para sobrevivir que lo pueda agarrar lo agarraré, donde no importa si pierdo el ojo y que el otro quede tuerto, ganare a la final, sin importar nada, donde ya la miseria entró, no en la forma de vida, sino en la mente de cada ser, y sus consecuencias no son nada favorables.

Ver y oír cual circo romano lo que es el CU de la universidad me obliga a tratar de llamar al otro, a ustedes los que me leen a despertar de esta desviación, donde lo que vivimos fue formado por la propia universidad, donde el alumno ha tomado las decisiones más erróneas que cualquier ser puede tomar, y el maestro sigue en su empeño de no afrontar CON SABIDURIA, CON CONOCIMIENTO, CON INTELIGENCIA, con ACTUALIZACIÓN y VINCULACIÓN CURRICULAR al problema que tiene formado en su propio espacio.

Un maestro debe ser ejemplo, debe ser la imagen a seguir, no un asalariado más que solo gira y piensa en su bienestar financiero, en su modo de vida y su desmejoría como prioridad, donde no sé cuándo ni de qué manera ser profesor universitario era un Statu Quo buenísimo, más por lo que representaba que por la imposición moral y formativa de generadores de profesionales idóneos para un país idóneo. Es deber rescatar del pozo séptico donde ha sido arrastrada la educación y lo que ella implica y ponerla en el sitial que le corresponde.

Seguir buscando en las orillas las soluciones que están en nuestra propia institución, es seguir perdiendo el tiempo de recuperar el país, donde no existen proyectos-país académicamente hablando. Donde no hay proyectos gerenciales puntuales a partir de las carreras que dicta la ULA, solo bla bla y actos de circo romano donde tiran pan al pueblo para que aplauda al César y a los que sirven de diversión.

Esp. Lic. Egberto González.
Sec. Org. SITRAULA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario