lunes, 22 de enero de 2018

Estiércol en la cátedra - Dr. Elio Velásquez


Debo advertir a mis lectores que este artículo puede parecer incongruente en su introducción

Comienzo haciendo referencia a un estudio científico realizado recientemente en la Universidad Emory de Atlanta en el cual una camada de ratones fue inducido por medio de descargas eléctricas para sentir pánico ante el dulce olor de la flor del cerezo al tiempo que se les impidió procrear mientras duró el experimento.


Finalmente se observó que las generaciones siguientes de esta camada mostraron el mismo pánico ante el olor del cerezo. El estudio demostró que el ADN se modifica y que los genes pueden transmitir experiencias del cerebro de nuestros antepasados. Ese resultado contribuye a darle soporte a las teorizaciones planteadas por Carl Jung sobre el carácter innato y hereditario del inconsciente colectivo. Esta construcción psíquica fue definida por Jung como el substrato común a todos los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo y que explica aquellos contenidos psíquicos que están más allá de la razón.

Nos estamos refiriendo a misteriosas expresiones del cerebro humano que pudieran ser equivalentes a aquello que en un ave la impulsa a construir con perfección un nido desde la primera vez sin haberlo hecho antes o que lleva a un humano a experimentar una sensación de pánico observable sin haber escuchado antes el estruendo de un trueno. En cierta forma es lo que comúnmente llamamos "instintos" pero que no son más que conductas heredadas a través de modificaciones cromosómicas  que con seguridad son inducidas desde nuestros antepasados por relaciones con nuestros congéneres y con la naturaleza misma de la que somos parte todos los seres que disponemos de  un cerebro modificable por la experiencia. El experimento de Émory descorre en gran parte las explicaciones empíricas reconocidas por el mismo Carl Jung al intentar aclarar el origen y la transmisión hereditaria del inconsciente colectivo.

Concretamos ahora la advertencia de la aparente incongruencia señalada al comienzo. Para ello debo traer una vivencia personal de mi infancia. Ocurrió cuando apenas cursaba tercer grado de primaria. Mi padre, un hombre que apenas completó su educación primaria pero que se mostraba apasionado por la lectura de los clásicos, me llevó un buen día a presenciar un vistoso desfile de la Semana de la Patria en Cabimas, mi pueblo natal. Era la celebración instaurada por Marcos Pérez Jiménez  en todas las ciudades importantes del país y que obligaba a todos los estamentos civiles a desfilar mezclados con las fuerzas militares. Aquel día fue imborrable para mi no sólo por la presencia del tirano presidiendo la celebración en la azotea de la prefectura civil desde la que se avistaba la Plaza Bolívar. Recuerdo sin ningún esfuerzo la secuencia de oradores que antecedieron al General pero especialmente aquel  de apellidado Rojas. Lo recuerdo porque mi padre no se cansó de nombrarlo durante años después y terminó por grabarlo en mi psiquis de niño.
 Rojas, aquel día totalmente eufórico propuso a las masas que la estatua ecuestre de Bolívar debía ser reemplazada por la de "mi general Marcos Pérez Jiménez". Jamás, a pesar de mi corta edad, olvidé aquel impresionante ejercicio de adulación y "jalabolismo" que obligó a una inmediata reprimenda desde la misma azotea a través de los altavoces, para el tristemente célebre Rojas, por parte del General quien le recordó agriamente, cuando le correspondió clausurar aquel acto, que "Bolívar era insustituible y que su propuesta era ofensiva" para él y para la memoria del Libertador. Confieso que quedé marcado por aquel llamado de atención que después he recordado tantas veces en reuniones de amigos. Siempre creí que aquel desideratum de la adulación había sido insuperable.

Pero más recientemente, al comienzo de estos tiempos de revolución, escuché al  presidente de la Asociación Nacional de Profesionales y Técnicos del MRB-200 durante un acto en el Poliedro, decirle al padre del presidente Chávez quien ocupaba la primera fila entre los asistentes que "benditos sus testículos pues de ellos había emergido su hijo Presidente"... y Chávez acomodó sus posadera en el presídium al tiempo que celebraba con risa aquel halago. Recordé la imagen de Pérez Jiménez en aquel acto en la zona petrolera y de una vez recogí en mis notas para la historia aquella sonrisa presidencial aprobatoria. De allí se nutre, en parte, este ejercicio de memoria. Pero hoy 18 de Febrero de 2018.todo lo vivido en cuestiones de adulancias es superado con creces y me obligó a recordar aquel ensayo escrito por el eximio tachirense Pedro María Morantes(Pío Gil), "Los felicitadores", salido de su pluma con la figura de "El Cabito" Cipriano Castro entre ceja y ceja. Decía Morantes que "si no hubiese déspotas no habría serviles y si no hubiese serviles tampoco habría déspotas, de manera que los aúlicos (cortesanos felicitadores)  son co-autores con el déspota de la ruina de un país". Acudimos a Pío Gil con indescriptible sobrecogimiento después de haber leído hoy los twitter vertidos en las redes sociales por un abogado oficialista en ocasión de los terribles sucesos donde un grupo de venezolanos fue ajusticiado ante los ojos atónitos no sólo de nuestro país sino del mundo y que resulta poco menos que tan atroz como cualquier ajusticiamiento conocido y realizado  por esa aberración del género humano conocida como ISIS. No entro a juzgar culpabilidad o inocencia de las víctimas.Confieso que hasta evito escribir el nombre  de quien publico en las redes sociales las sugerencias para el "manejo ecólogico" del cadáver de Óscar Pérez cuando su familia solicita la entrega del mismo para cumplir con las honras fúnebres y las autoridades mantienen el cumplimiento de tal  solicitud en un limbo injustificable por algo no distinto a la inmisericordia humana.

Evito nombrar a ese supremo representante de la adulancia oficialista para no contaminar mi pluma no acostumbrada a batir estercoleros. Basta hacer referencia a la exultante felicitación de ese "constitucionalista"  para quienes cumplieron tan denigrante ajusticiamiento y dirigida especialmente al ministro vocero de los pormenores de la atrocidad. Sin embargo , este " experto constitucionalista", como se define a si mismo, no dudó en recomendar que el cadáver del "cabecilla terrorista" fuese asignado como materia prima (sic) para los procesos industriales de varias empresas a saber: la Purina para convertirla en comida para perros, a la Pert Plus y Head Shulders para fabricar shampoo, a Mister Músculo para fabricar limpiador de pocetas, a la Bristol para fabricar lavaplatos,a la Colgate Palmolive para fabricar crema de dientes  y a Agroisleña para fabricar abonos para plantas.

Es el mismo personaje que en su cuenta de twitter solicita a los televidentes  de su programa por TV8 que opinén sobre sus nuevos bigotes , que se ufana de su cargo como profesor universitario de Derecho Constitucional y que cataloga al programa "Con el Mazo Dando" como un programa que "educa, informa y entretiene".

No dudo que este nuevo Creonte venezolano , jamás ha escuchado el nombre de Antígona ni de Policnices .Es demasiado pedir a tan miserable e inmisericorde cerebro. Con toda seguridad jamás ha escuchado lo que significa amor filial, el valor que convirtió a Antígona en referencia universal de la mano de Sófocles. Prefiero darle la palabra a don Arturo Uslar Pietri  desde su artículo "La lengua Sucia" publicado en su columna Pizarrón aunque lamento perturbar su paz para ocuparse de tanta vileza humana. Predica Úslar:

"La palabrota que ensucia la lengua termina por ensuciar el espíritu. Quien habla como un patán termina por pensar como un patán Hay una estrecha e indisoluble relación  entre la palabra, el pensamiento y la acción. ´No se puede pensar limpiamente, ni ejercitar con honradez, lo que se expresa en los peores términos soeces. Es la palabra lo que crea el clima del pensamiento y las condiciones de la acción".

Y agrega Uslar Pietri  en "Una Educación Muda" , refiriéndose al efecto del vocabulario soez sobre los niños :"El que pasa desprevenidamente y  los oye (a los niños), no tiene más remedio que oír, siente la repugnante sensación de estar sumergido en una fétida cloaca verbal ve uno al niño ágil y alegre, que es una risueña promesa de vida y le parece que de pronto se desfigura y desnaturaliza con la palabrota que mancha la boca como pus de infección. [...] un hombre se distingue más por su manera de expresarse que por su traje, su automóvil o su dinero [...] al hablar declaramos inequívocamente quienes somos y hasta donde llega nuestra cultura. La lengua corrompida que estamos hablando desnuda y revela una condición incompatible con cualquier aspiración de cultura".

Es aquí donde retomamos el experimento de Atlánta y las teorías del inconsciente colectivo de Carl Jung , cuando nos atenaza el temor de que la vulgaridad del lenguaje al que se expone al ciudadadno venezolano diariamente desde las esferas del poder revolucionario , termine por modificar nuestros cromosomas y  convierta a las generaciones del futuro en un rebaño de obscenos y degradados, además de hambrientos  habitantes, cuando el inconsciente colectivo forjado por tanta procacidad se convierta en atributo hereditario o genético de la Venezuela futura.Es ese el camino que transitamos aceleradamente. Nuestro nuevo "Creonte constitucionalista" seguramente trabaja aceleradamente para ello, desde su inmerecida cátedra universitaria.


Paradójicamente él mismo es tal vez primera expresión de ese nuevo inconsciente colectivo que empieza a emerger en su propia alma. Lo demuestra cuando en su twitter replica. a quienes se atreven a censurar sus anti éticas propuestas desde las redes sociales recomendándoles " que se vayan a lavar ese paltó". Esta última expresión, recordamos bien quien la convirtió en moda y en inconsciente colectivo de sus seguidores...el experimento de Atlánta se ha validado en las entrañas de este escalador  "constitucionalista". y lo reafirmó don Mariano Picón Salas : "La sociedad destruye cuando se destruye la majestad del lenguaje".

Dr. Elio Velásquez
Universidad de los Andes. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario