sábado, 27 de enero de 2018

La continuidad conceptual de la educación médica en América Latina I - Roberto Rondón Morales

                                                                     

RESUMEN.- La educación médica ha oscilado entre la  mejoría de  su calidad técnica y científica  y su compromiso social. Ha sido difícil encontrar un equilibrio entre la biomedicina y  la socio medicina a nivel local, nacional y ahora internacional. Todas las formulaciones conceptuales y prácticas buscan conciliar  esta complicada proporción.  

 
A MANERA DE INTRODUCCIÓN: LA CALIDAD COMO CONSENSO

 Hasta  1945,  había   cerca de cincuenta Facultades de Medicina en  América Latina con un único modelo curricular e instruccional, calcado del francés con dos fases inconexas,  una  de ciencias básicas en las Facultades y otra predominantemente  clínica en hospitales, ubicados principalmente en capitales de estado o provincias,  y sin conexión entre las fases.  En estas Facultades, auspiciadas por los gobiernos nacionales y  grupos religiosos afectos,  había una gran desigualdad de recursos físicos, humanos y tecnológicos que se relacionaba con la situación de las diferencias políticas, sociales y económicas existentes dentro y entre los países. Su enfoque de formación y práctica  era  de  médico general, de familia o de “cabecera”.

En esta etapa, la calidad se apreciaba subjetivamente por el prestigio de las instituciones y sus egresados. El compromiso social se ubicaba principalmente en las ciudades y en hospitales caritativos y filantrópicos, con gran abandono de la población rural que era la mayoría, afectada por desnutrición, infecciones y parasitosis, algunas con carácter de  endemias y epidemias rurales

Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1949 se conformó la Unión de Universidades de América Latina – UDUAL – y la  Asociación Latinoamericana de Facultades y Escuelas de Medicina – ALAFEM  - con  la tesis  sobre la Universidad Latinoamericana y su participación en la solución de problemas políticos, económicos y sociales específicos de los países, en particular  de la salud por las Facultades y Escuelas de Medicina.

La calidad entonces se consideró más allá de las reformas curriculares, con una tendencia a la reorientación sectorial de la salud como un derecho público, universal e integral y adaptado a las necesidades sociales en especial de los grupos desprotegidos, tomando en consideración los cambios en la práctica médica en especial la privatización, todo para elevar la calidad de la educación médica y  los niveles de salud de los pueblos (UDUAL. 1991).

I.- LA ADOPCION DEL MODELO FLEXNERIANO COMO  PARADIGMO ACADEMICO

En los 1950 empezó a instalarse el modelo de educación médica flexneriano, científico, biológico y hospitalario con inspiración norteamericana,  por lo que   se propició el desarrollo técnico- científico de  una medicina individualizada y especializada,  la contratación a tiempo completo de profesores en ciencias básicas,  farmacología  y clínicas, su formación en Norteamérica  y la creación de  infraestructuras biomédicas con grandes hospitales privados y públicos, informáticas y de tecnologías educacionales,  y centros  de investigación científica médica (Flexner, Alexander. 1910).

En esta década, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) determinó que había 140.000 médicos para atender a una población de 240 millones de habitantes. Proyectó para 1980, 374 millones de personas en América Latina por lo que se requerirían 240.000 médicos para una proporción de 5-6 por 10.000 habitantes.

A principios de 1960, había cerca de 100 Facultades de Medicina en América Latina y 100 en Estados Unidos y Canadá, que se habían organizado en Asociaciones Nacionales, las cuales  inspiradas en el panamericanismo de la época crearon en 1962, la Federación Panamericana de Asociaciones Nacionales  (Escuelas)  de Medicina – FEPAFEM (FEPAFEM. 1962),   por lo que  tomó mucha relevancia el paradigma académico flexneriano, en especial con cambios y modernización  de currículos, formación científica  y  pedagógica de profesores, implantación de tecnologías educacionales, creación de centros continentales de información y educación en salud y  Oficinas de Educación Médica.

A la par, debido a crisis económicas de los países, se inició un proceso creciente de privatización de los servicios de salud y de la educación médica en América Latina, y como consecuencia, la consideración de  la salud y de la educación médica como  objetos de consumo.

La instalación del modelo biomédico flexneriano  había reducido la práctica médica general - familiar  a sólo  un 30% del total  del trabajo médico (Ferreira J.R. 1968).

 Debido a la situación sobrevenida por el crecimiento rápido del número de facultades sin recursos idóneos, se empezó a plantear  el tema de  los Principios Básicos y los Estándares Mínimos para la educación médica (FEPAFEM. 1966).

LA INCORPORACION DE LA DEMOGRAFIA, SALUD PUBLICA Y CIENCIAS SOCIALES.

Los cambios curriculares biomédicos inspirados por el flexnerismo,  no produjeron impactos en el compromiso social ni en la mejoría de los servicios de salud, y continuó la formación de médicos para el trabajo individual, hospitalario, especializado   y liberal, contrario  a un escenario en que se reestructuraban los servicios  de salud públicos, ahora preferentemente  ambulatorios y comunitarios para atender al aumento de la población sin plena ciudadanía,  con bajos salarios,  niveles educativos,  nutricionales y habitacionales, y que se acumulaba en las zonas periurbanas. Pero  a la vez, la salud se convertía en un servicio de demanda ineslástica y alta rentabilidad donde los pacientes no tenían opción,  y que acumulaba valor agregado y empezaba  su organización con un sentido de empresa en el sector privado cada vez creciente, y con deficiencias  cada vez mayores del sector público.

Se inició entonces  un cuestionamiento del modelo flexneriano, basado en la ciencia biomédica, y que se había comprometido a  desarrollar también  la ciencia socio médica, lo que no ocurrió.
Como consecuencia de lo anterior, se  incorporaron en los currículos la demografía, la salud pública, las ciencias sociales y de la conducta por recomendaciones de Seminarios en Viña del Mar (Chile) y Tehuacán México) hechas  desde  1955 y 1956 para obtener una visión integral del individuo y de su salud,   con resultados muy precarios porque estos nuevos conocimientos fueron inertes y no se transfirieron a las clínicas, y por ello, no impactaron a la formación de los médicos ni a los servicios de salud (OPS. 1957).

LA INCORPORACION DE LA MEDICINA COMUNITARIA Y DE LA MEDICINA FAMILIAR

La enseñanza de la medicina comunitaria y familiar en los 1970 en varios países,   tuvo dos objetivos correctivos de la falta de éxito de la salud pública, la demografía,  las ciencias sociales y  de la conducta.

 1.-  Se orientó a la vinculación de la educación médica con los servicios de salud y a un reforzamiento de la educación médica orientada hacia la atención general, integral  y ambulatoria de la población, exigencia prioritaria que se hacía en la formación médica; y al

 2.- Mejoramiento de la calidad de la educación médica y su compromiso social, en un ambiente de crecimiento exagerado del número de Escuelas de Medicina en América Latina.

Para resolver los problemas de la falta de impacto de las materias de población, salud pública,  ciencias sociales y de la conducta,  esta enseñanza comunitaria y familiar se llevó a cabo en el ámbito de las Facultades y de las Universidades y no sólo de los Departamentos de Medicina Preventiva y Social, para garantizar una mayor jerarquía de sus actividades.

*Estos programas  incluyeron en su ejecución a profesores de Departamentos Clínicos y hospitales para ampliar y vincular sus enfoques  con la enseñanza clínica tradicional.

*El área de docencia y práctica abarcó extensas zonas poblacionales con un mínimo de 300.000 habitantes.

*Las actividades docentes y asistenciales  se realizaron en íntima relación con los servicios de salud, y debieron firmarse convenios interinstitucionales para su garantía.

*Se diseñaron además para formar   especialistas para estas prácticas generales y  sus profesores (FEPAFEM. 1978- 1982).

II.- LA VINCULACION  DE LA EDUCACION MEDICA Y LOS SERVICOS DE SALUD O EL PARADIGMA DOCENTE ASISTENCIAL.

El crecimiento poblacional proyectado desde 1950 en América Latina requirió la creación de Facultades de Medicina para la formación de médicos en número suficiente para tener una adecuada relación de 5-6  por 10.000 habitantes a atender, aun cuando se afirmó que esto sólo no resolvería los problemas (OPS. 1957). No obstante, condujo a un  número exagerado de  Facultades (207 en 1963 y 306 en 1979), crecimiento que no ha cesado, creadas por demandas estudiantiles y  con recursos precarios, que graduaron gran cantidad de médicos y escaso personal de salud, aquellos además mal distribuidos geográficamente, lo que sobresaturó el asunto de la cantidad. Ahora, había una crisis de cobertura y de calidad.

  Se replanteó la formación de  médicos en términos de calidad y compromiso social, y   en una relación total  de la docencia y los servicios, que hasta ahora  había ocurrido con variantes dispersas como la coordinación, la cooperación y la integración, y  parcialmente en programas de medicina comunitaria, familiar y materno infantiles.  Se planteó una atención integral para  la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, la curación y rehabilitación del individuo y de las comunidades, sobre todo en un momento en que se formuló la Declaración de la OMS  en 1978 de “SALUD PARA TODOS EN EL AÑO 2000”, basada esta decisión política en la estrategia de la ATENCION PRIMARIA,  ambulatoria,  general e integral (biológica, psicológica y social) que requería una articulación de todos estos enfoques y esfuerzos, y una participación activa de la docencia (OMS/OPS. 1982)

 Se hizo  el análisis  de los factores políticos, técnicos, administrativos, jurídicos, legales y financieros de la relación de la educación médica y los servicios, y se demostró  una débil interacción  entre estos dos componentes de la salud con potencial conflictividad, con programaciones y evaluaciones inadecuadas, bajos salarios del personal y de los profesores y escaso presupuesto administrado centralmente (FEPAFEM. 1984).

Esto implicaba buscar mecanismos para romper la inercia inter institucional y avanzar hacia la búsqueda de la calidad mediante la incorporación de la ciencia y la tecnología, las prácticas prevalentes de salud, la organización de las profesiones pero a la vez el compromiso social. Para evaluar la verdadera situación en esta complejidad de educación y salud, se estimuló la  conveniencia de la autoevaluación y el análisis prospectivo para cuantificar  la situación de los principios básicos y los estándares mínimos de las Facultades y Escuelas, propósito  desarrollado por FEPAFEM  y la OPS y  que condujo posteriormente a la acreditación de las Facultades y Escuelas de Medicina para establecer los requisitos básicos y los estándares mínimos para su desarrollo, todo orientado por criterios, normas y agencias acreditadoras nacionales (OPS-FEPAFEM. 1986), (Ferreira, J.R. 1986).

UN ALTO EN EL CAMINO. LA DISFUNCIONALIDAD DE LA RELACION DOCENTE Y ASISTENCIAL 
  
La situación de complejidad, inercia y disfuncionalidad entre el sector servicios y educacional de la salud, condujo a un análisis cuyas  conclusiones fueron:

1.- Los diversos  componentes administrativos y académicos internos de las Facultades Médicas no interactúan linealmente como en una fábrica o empresa;  de manera que  en ellas,  el todo no es igual a la suma de las partes.

2.- Las transiciones demográficas y epidemiológicas que afectan primero a los servicios, ocurren más rápidamente que la capacidad de ser incorporadas a la docencia y a la investigación médica.

3.- Los servicios de salud fuerzan por la  masificación y reducción de los costos de la atención,  en tanto que hay una población que exige mejor precisión  en la evidencia clínica por su mayor información y expectativas,  y hay una expansión creciente e indetenible de conocimientos y tecnologías que presionan a ambos componentes.

4.- Si los componentes docentes y asistenciales actuaran en un ambiente de control y sin incertidumbre demostrarían que los factores socio económicos no son suficientes para lograr cambios en la salud. De otro lado, si el ambiente es de innovaciones y de rompimiento de equilibrios, la incertidumbre crea más discusiones, se alargan los debates y fatigan, sobre todo a la educación que es donde se producen más intensamente estos debates.

5.- Los sistemas de salud son de acoplamiento rápido y las universidades de acoplamiento lento, de manera que una alteración en una de sus partes genera efectos en el resto del sistema a plazos distintos.

Todo esto ha traído la experiencia de que ciertamente hay una interacción muy lenta entre las formulaciones del sector salud y las respuestas del sector educacional, que en casos alcanzan una latencia de hasta  diez (10) años (Barón M, Margarita. 2003),  (Cravioto, Alejandro. 2003), (Rondón M, Roberto. 2014).

  III.- EL PARADIGMA DE LOS SERVICIOS DE SALUD

En este siglo, se ha propuesto como dominante el paradigma de los servicios de salud dentro de la evolución conceptual de la educación médica, con especial énfasis en la Atención Primaria de la Salud (APS) y en las  prácticas general, familiar y comunitaria con lo se podría resolver hasta el 85% de los problemas de salud de la población con alta eficiencia de la formación de los médicos y de los servicios de salud, descargando al hospital que ofrece servicios  sin oportunidad adecuada y con costos muy elevados que lo desfinancian y hacen entrar en crisis permanentes, aparentemente irresolubles.

Este renovado enfoque implica la detección temprana de las vocaciones de los estudiantes, los métodos de enseñanza flexibles para aprender a aprender toda la vida,   la enseñanza en currículos nucleares con varias salidas de acuerdo al interés final del estudiante, entre ellas una de medicina general comunitaria,  y en  competencias clínicas basadas en la evidencia, la evaluación de las competencias clínicas con el examen clínico objetivo estructurado (ECOE), el compromiso social, el relanzamiento de la Atención Primaria de la Salud, el profesionalismo médico, la internacionalización, el desarrollo profesional continuo en especial referido a la APS,  ya que en las otras especialidades lo financia la industria.

Se formulan a la vez, tendencias determinadas por la alta  ciencia y la tecnología que se reflejan en la atención a la salud como la biología y la genética molecular y sus aplicaciones biomédicas, tendencias hacia nuevas formas de medicina y terapéutica predictiva, regenerativa, de reemplazo y regeneración de órganos, medicina antienvejecimiento, todo frente a una pérdida de valores, intervención masiva del sector financiero privado, especializaciones precoces, escasa atención general integral. Otras tecnologías impulsan la simulación, la robotización y otros componentes similares, que no son contradictorias sino que deben ser ofrecidas en proporciones adecuadas y complementarias  para la formación de un médico general que debe conocer también  todas  estas y otras  nuevas tendencias.

Esto conlleva a una redefinición de prioridades tanto de la educación médica como de los servicios de salud frente al urgente requerimiento del reforzamiento de la Atención Primaria,  en las cuales se deben garantizar servicios y su organización de menor a mayor complejidad  en pregrado, postgrado y desarrollo profesional continuo, tanto para hospitales como para ambulatorios y servicios comunitarios. Cada  exigencia  docente y asistencial en su sitio y para cada situación particular.

Un componente básico de estas nuevas realidades es la acreditación nacional e internacional, que resumen  el desarrollo  de los tres paradigmas acumulados históricamente: académico, docente asistencial y de servicios, que son de desarrollo no lineal ni  similar en todos los países e instituciones, tratando de que aun cuando se consideren las distintas condiciones  del entorno y del clima organizacional (procesos y recursos) dentro de un país o entre ellos, se mantengan y mejoren  unos requisitos básicos y unos estándares mínimos para su desarrollo, enfocados ahora de manera preferencial hacia la formación y atención en servicios de salud generales y comunitarios, complementados en referencias con el  hospital. 

También es una manifestación de fe pública de que se cumplen los principios básicos y los estándares mínimos para “proteger al público, proteger al estudiante, aumentar la calidad por la autoevaluación y mejoramiento continuo de los procesos y recursos de las Facultades Médicas, su permanente revisión basada en innovaciones y mínimos niveles de calidad” (Dan Hurt. 2017). Esto se ha reforzado por la globalización y  la internacionalización debido al  intercambio de profesores y estudiantes y por las migraciones médicas,   con la intención de no crear deficiencias cuantitativas y cualitativas  en los servicios de salud de los países donantes, ni grandes costos de reformación y reválida médica  en los países receptores.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA.

UDUAL. Memorias de la Conferencia Integrada “Universidad Latinoamericana y Salud de la Población”. La Habana, 3 – 7 de junio de 1991.
Flexner. Alexander. Medical Education in the United States and Canada. A report to The Carnagie Foundation on the Advancement of Teaching. The Merrymount Press. Boston. 1910.
Federación Panamericana de Asociaciones Nacionales (Escuelas) de Medicina – FEPAFEM. Acta Constitutiva. Informe de la Reunión Especial de Decanos y Presidentes de Delegaciones. 29 de Noviembre de 1962.  Viña del Mar. Chile.
FEPAFEM. Plan Operacional y Programa de Desarrollo de la Federación Panamericana de Asociaciones Nacionales (Escuelas) de Medicina. FEPAFEM. Bogotá. 1966.
Ferreira, José R. Visión general de la problemática latinoamericana en la formación y utilización de los Recursos Humanos. En Seminario: El Médico General. Una respuesta al futuro. ASCOFAME. Bogotá. 1978.
FEPAFEM / FUNDACION W.K KELLOGG. Medicina de la Comunidad. Julio Ceitlin. Editor. Programa Editoriales. Bogotá. 1978.
FEPAFEM / FUNDACION W.K KELLOGG.  Qué es la Medicina Familiar. Julio Ceitlin. Editor. Editorial Arte. Caracas. 1982.
OMS / OPS. Reunión de Ministros de Salud. Grupo de Estudio reunido en Washington, D.C. Documento Oficial No. 51. Washington. 1957.
OMS / OPS. Salud para Todos en el Año 2000. Plan de Acción para la Instrumentación de las estrategias regionales. Documento Oficial No. 179. Washington. 1982.
Chaves, Mario; Ferreira, José R; Kisil Marcos; Pulido M, Pablo y Rondón M, Roberto. Cambios en la educación médica. Análisis de la Integración Docente Asistencial. Fondo Editorial FEPAFEM No. 3. Editorial Arte. Caracas. 1984.
OPS / FEPAFEM / FUNDACION W.K KELLOGG. Autoevaluación y Análisis Prospectivo. Informe final. Mimeografiado. Caracas – Washington. 1986
Ferreira, José R. Análisis Prospectivo de  la Educación Médica. Educación Médica y Salud. No 20 (1). Washington. 1986.
Barón, Margarita. Temas críticos en el pregrado europeo. Transformaciones en curso. Memorias XVI Conferencia Panamericana de Educación Médica. Buenos Aires. 2003.
Cravioto, Alejandro. Procesos de autoevaluación en México. Memorias XVI Conferencia Panamericana de Educación Médica. Buenos Aires. 2003.

Rondón M, Roberto. La transformación de la educación médica en el marco de los desafíos de la cobertura universal de salud. OPS - Gobierno de Brasil - Universidad del Estado de Amazonas. Manaos. 2014.

Mérida, Enero de 2018      

No hay comentarios:

Publicar un comentario