martes, 1 de diciembre de 2015

Desde la gallera - Eleazar Ontiveros Paolini


El tres de noviembre pasado, la gallera mayor, es decir, la Asamblea Legislativa, estimulada por la patriótica proposición de dos profesores universitarios jubilados, devenidos en flamantes diputados, en cuanto a que era imperioso por el bien de la educación, no sabemos cuál, intervenir los peligrosos nidos de retrógrados enemigos de la revolución llamados universidades autónomas, dictó “Como vocera del pueblo soberano”, vaya desfachatez, un documento en que acuerda el rechazo a la paralización de esas universidades.

Ante todo, la Asamblea le sacó el cuerpo a la ya famosa propuesta de intervención y se desentendió de ella, por lo cual sólo ha servido para generar en contra de los proponentes una respuesta enfática y airada. Optó, entonces, por la elaboración del mencionado documento, en el que no habla de la intervención, ya lo dijimos, dejando en la estacada a los gallardos diputados, y en su lugar planteó plañideramente reclamos sobre aspectos que, al ser analizados, hasta el más desprevenido se da cuenta de que son contradictorios

Sobresale el descaro de asegurar que a las universidades se le dan los recursos necesarios; que dado el bajo precio del petróleo, las universidades deberían aportar  sus conocimientos para buscar soluciones, olvidando las constantes propuestas que se hacen y que no son atendidas; que las universidades se deben inspirar en un definido espíritu democrático  y estar abiertas a todas las corrientes del pensamiento, cuando en las que están en su redil se nombran las autoridades a dedo y son  cerrados cotos ideológicos en  donde no se estimula el sentido crítico sino la aprehensión de dogmatismos ideológicos caducos; que los gobiernos universitarios han sometido la institución a un estado de sitio, cuando se conoce el hecho de que los paros han sido decididos gremialmente y que, en verdad, los sitiadores son ellos, al privarla de los recursos necesarios, tratando de llevarla a la muerte por consunción.

Como corolario, no proponen sentarse con los universitarios a dialogar sobre sus problemas, sino que amenazan con demandar a los cuentadantes y solicitan al Ministerio del Trabajo  que actúe contra los paros, nos imaginamos que suspendiendo el pago de sueldos, a pesar de que las razones que inducen a los mismos pecan de obviedad: analizar el uso de los recursos, desconociendo que las universidades tienen control interno a priori y a posteriori y de la Contraloría General de la República, lo que nos dice que, si hay irregularidades, la propia Contraloría las cohonesta, pues nadie puede impedir que, día a día, bolívar a bolívar, hagan el control que deseen.

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