1. Una colega periodista, a quien le guardo mucho respeto y admiración, me emplaza a responder su inquietud: “Qué le pasa a Jesús Seguías”. Ella llegó a la conclusión que mis opiniones vertidas por diferentes redes sociales están “cargadas de sospechas”, preguntándose a la vez “¿A quién beneficia esos comentarios de Jesús Seguías?”, aconsejándome finalmente que, por el hecho de ser investigador de la opinión pública, debo ser “un consultor más imparcial”. Me permito, por tanto, y de la manera más cordial pero diáfana exponer “lo que me pasa”.
EL DEBER SER…
2. Ciertamente, lo más aconsejable es que un consultor
dedicado a la investigación política y a medir la opinión pública vea “los
toros desde la barrera” y emita juicios desprendidos de cualquiera parcialidad.
Eso es lo correcto en un país normal. Y es lo que yo más quisiera,
especialmente porque renuncié al activismo político hace muchos años. No ha
sido fácil para mí estar involucrado en una diatriba que la mayoría de las
veces resulta estéril y cansona.
LO QUE NO ME PASA…
3. También debo recalcar que no tengo afanes
protagónicos, ni pretendo dar “órdenes” a ningún político, especialmente por
aquello de que cada quien es arquitecto de su destino, y nadie cambia a nadie.
Pretender cambiar a alguien es tiempo perdido, pues la decisión del cambio es
muy personal y voluntaria.
4. Asimismo, debo resaltar que no soy candidato a nada,
no soy político de oficio (ni tengo planes de serlo), ni llevo en mi mente el
“gusanillo de la fama y el poder” (hace muchos años lo derroté). Simplemente
soy un ciudadano que se siente muy preocupado por la crisis y sufrimiento del
país, y las más de las veces defraudado por el desempeño de nuestros políticos
en general. Obvio, hay muchas excepciones en todo el país, lo cual mantiene
viva la esperanza de un cambio.
POR QUÉ OPINO SOBRE POLÍTICA…
5. En primer lugar, opino porque la mega crisis por la
que atraviesa Venezuela no es cualquiera crisis. Se trata de un quiebre total
del país. Es una crisis provocada por una estructura política envejecida (nada
que ver con edades) que se niega a cambiar.
6. El punto clave es que el caos generado por esa crisis
no sólo afecta a los políticos de oficio que lo provocaron (de ser así estaría
muy calladito) sino a todos los venezolanos por igual, incluyéndome a mí en lo
particular. Y eso ya es otra dimensión del problema. De manera que permanecer
callado en esas condiciones es un pecado capital para un ciudadano. Creo que es
lo mismo que le ocurre a otros excelentes investigadores de opinión pública en
Venezuela, los cuales se ven obligados a opinar ante una tragedia que les
afecta también.
7. En segundo lugar, aun cuando no soy político de
oficio, opino porque tengo formación política de larga data, por experiencia
viva y por academia. De manera que conozco el tema, y creo que puedo hacer
aportes incondicionales en estos momentos cruciales para Venezuela.
8. En tercer lugar, opino porque soy periodista. El
periodismo es investigación pura. La Escuela de Periodismo de la UCV me
introdujo en el campo de la investigación cualitativa y cuantitativa. El
profesor Rosas Marcano me sembró el “gusanillo” de la investigación… hasta el
sol de hoy. Pero los periodistas, es decir, los investigadores también
opinamos. Mi colega periodista -excelente investigadora- es un ejemplo de ello
¿Eso significa que si ella opina queda descalificada como investigadora? Ambos
sabemos que no.
9. Lo que sí tenemos prohibido los investigadores (y
cualquier ciudadano) es mentir, manipular las informaciones, incurrir en el
“palangre”, manosear cifras, o sea, vender al mejor postor nuestra dignidad
profesional (mis padres y mi profesora de ética Gloria Cuenca me dejaron un
legado ético indeleble).
10. En ese sentido, Datincorp y su excelente equipo de
trabajo están muy bien plantados en todos los países donde opera. Nadie,
absolutamente nadie puede acusarnos de manejos indebidos de la data. Ya nos
conocen. No hay dinero en el mundo que pueda alterar esta conducta ética.
QUÉ ES LO QUE PREOCUPA A ALGUNOS REALMENTE…
11. Estoy convencido que en realidad lo que molesta a
algunos no es que un periodista, un “encuestador”, es decir, un investigador de
la opinión pública opine sobre temas que conoce. Lo que realmente preocupa es
el contenido de la opinión que emite y la proyección que pueda tener en la
opinión pública, especialmente cuando el tiempo y los hechos han dado validez a
esa opinión. No debiera preocupar. Todo lo contrario. Pero así es el complejo
mundo del poder.
12. Me parece muy normal que una periodista o cualquier
ciudadano, defina estar al lado de la política impulsada por Juan Guaidó. Es su
derecho. Y quiero creer que cuando la colega me emplaza a definir lo que me
pasa, lo hace con la idea que yo genere una respuesta satisfactoria y despeje
dudas. Y eso es lo que intento. Pero si el objetivo es tejer un manto de dudas
sobre mi dignidad y honradez como recurso para descalificar mis criterios, eso
ya es no jugar limpio, por decir lo menos. Es inaceptable.
13. Lamentablemente algunos actores venezolanos, ante el
fracaso de sus planes políticos y el caos provocado por ello, en vez de optar
por la humilde rectificación y reconocimiento de sus errores para avanzar en
otra dimensión, dieron rienda suelta a la intolerancia, al insulto, a la
descalificación grosera, para impedir que voces y/o actores disidentes estorben
en el camino irreductible que han emprendido por el control del poder.
14. En Venezuela se ha activado una campaña de extorsión
(nada espontánea, por cierto) contra todos los que osen pensar y actuar
diferente a un grupo de actores políticos, y donde el castigo es la destrucción
moral del disidente. Nadie se ha salvado de ese Gulag (ni el Papa siquiera,
válgame Dios) ¿De cuál dictadura estamos hablando entonces? ¿Los chavistas son
los únicos intolerantes y autoritarios? ¿En serio?
Y QUÉ ES LO QUE BUSCO…
15. Dos datos de alto interés. Más del 80% de los
venezolanos no confían en los dirigentes políticos en general. Asimismo, casi
el 60% no quiere saber nada ni del gobierno ni de la oposición. Es decir, el
país está en este momento huérfano de un liderazgo confiable. Es preocupante
que eso esté ocurriendo justo en el peor momento de nuestra historia. Y eso es
parte de “lo que me pasa”. Lo único que pretendo con mis opiniones, por tanto,
es conminar en mi rol de ciudadano a los políticos de oficio para que hagan lo
correcto.
16. ¿Y qué es lo correcto? Que los políticos cumplan con
su misión primaria, mínimo: Que el gobierno gobierne y resuelva problemas en
vez de seguir fabricando crisis a granel y alimentando confrontaciones basadas
en un cementerio de ideas muertas, y que la oposición haga oposición asertiva,
exitosa, y responsable. Hacer lo contrario a esto entra en el terreno de lo
incorrecto. Tan sencillo como eso.
17. Nadie, absolutamente nadie (ni Nicolás Maduro
siquiera) duda que el gobierno tiene la mayor responsabilidad de la mega crisis
que padecemos todos los venezolanos, pero eso no exime a la oposición de
responder con coraje por sus propios errores, porque tras esos errores lo que
ha venido a continuación es la consolidación de un gobierno desastroso. De
manera que no son precisamente mis opiniones las que trabajan a favor del gobierno.
18. A mi colega en lo particular le sigo profesando
respeto y cariño. Paso por alto todas sus infundadas sospechas, comprendo que
eso es resultado del caos que vivimos como nación. Sólo le pido que no se falle
en estos momentos de confusión y desvarío.
El Nacional
https://www.elnacional.com/venezuela/lo-que-me-pasa-analisis-de-jesus-seguias
18 de Abril del 2021
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