Cuando el libro se hizo noticia de primera página. Los albores de una feria que llegó para quedarse.
1. Contexto mundial, nacional y local
Recrear el pasado siempre ha sido una tarea interpretativa, se seleccionan los hechos y los personajes que interesan al historiador, se escoge el período que más nos apasiona y los acontecimientos más destacados. Cuando se quiere ser honesto con el lector y respetuoso de las generaciones pasadas, se busca ser lo más equilibrado posible en la presentación de los hechos, sin embargo, la visión del mundo que hemos construido como individuos intersubjetivos no podemos guardarla en una gaveta del escritorio, sea consciente o inconscientemente cruzará el texto, asomará sus códigos y orientará los juicios. Su habilidad especial, dice Collingwood refiriéndose al oficio del historiador, consiste en tejerlos en forma de explicación con significado en el telar del tiempo.
Por esta razón, nos interesa destacar que el comienzo de los años noventa la humanidad vivió un pequeño renacimiento, las ideas liberales se reanimaron con el derrumbe del socialismo burocrático y el fin de la guerra fría, el sistema económico mundial consolidaba una economía de mercado, capitales y tecnología se desplegaban por todos los continentes, se iniciaba una de las experiencia políticas más importantes en la historia de la humanidad, el Tratado de Maastricht aprobado en 1991 entraba en vigor en 1993 y en 1995 la Unión Europea se inicia con seis países, actualmente agrupa a 28 que conforman un conglomerado de 512 millones de personas, quienes producen el PIB más alto del mundo (22.000 billones de dólares para 2018). En España se consolida el PSOE como partido gobernante y en América Latina la democracia liberal se extiende por todos los países. En Venezuela la democracia vive una prueba de fuego con la destitución del Presidente de la República y la elección de un gobierno provisional por dos años. Las ambiciones de algunos sectores militares de adueñarse del poder fueron exorcizadas y se convocan nuevas elecciones para renovar los poderes públicos. EL gobierno local vive la transición de un gobierno demócrata cristiano a un gobierno social demócrata. En este contexto se realiza el primer proyecto ferial del libro universitario en Venezuela.
2. Movimiento ferial del libro: en Europa, USA y América Latina
La tradición ferial se remonta a la Edad Media europea. Eran eventos populares organizados para celebrar los nuevos productos, sean agrícolas, artesanales o teatrales. En estas ferias se intercambiaban productos, técnicas, experiencias y creaciones simbólicas. El atractivo residía en lo novedoso, en lo fresco y en lo innovador. Pero, quizá el mayor atractivo, era el encuentro con viejas amistades, el intercambio de noticias y el chismorreo general. Las ferias modernas siguen el mismo ideal, son más especializadas y se han convertido en plataformas publicitarias para conquistar nuevos compradores.
Las ferias del libros se inscriben en esta tradición, cuando la industria del libro es más sólida la feria adquiere una mayor importancia, cuando el declive es notorio, sea por la baja producción o por la poca oferta de novedades, las ferias se marchitan. Grandes ferias internacionales tienen efectos diseminantes más allá de las fronteras nacionales. Ferias como la de Frankfurt, Guadalajara, New York y Berlín tiene repercusiones mundiales. Ferias como las de Buenos Aires, Madrid, Bogotá, Miami y Barcelona promueven eventos feriales nacionales y estrechan vínculos internacionales. Paralelo a estas ferias se desarrollan encuentros, congresos, premiaciones, donde convergen destacadas figuras del campo intelectual y escritores emergentes que buscan espacios más amplios para difundir su producción literaria.
Las ferias del libro universitario han nacido bajo esta influencia privilegiando la producción de las editoriales universitarias, y apoyándose en las editoriales nacionales e internacionales.
3. ¿Cómo nace una idea y se transforma en proyecto? ¿Feria o Salón?
La creación de un evento ferial del libro universitario en Mérida, surge de la observación de las ferias internacionales del libro de Guadalajara, Bogotá y Caracas. De estas ferias apreciamos la profesionalidad de la primera, el dispositivo publicitario de la segunda y el esfuerzo organizativo de una feria en su fase inicial como la de Caracas, patrocinada por el CONAC y la Cámara Venezolana del Libro, en los espacios del Centro Cultural “Teresa Carreño” y en la Plaza de los Museos de Los Caobos.
Reconociendo el modesto desarrollo editorial de la ULA y el desigual avance de la actividad editorial universitaria en Venezuela, nos planteamos crear un evento que propiciara la concurrencia de las editoriales universitarias para conocer la producción editorial y compartir los logros y las dificultades que se presentaban en cada una de las universidades del país. Teníamos la plena convicción de que si marchábamos juntos, compartiendo experiencias y estableciendo acuerdos, podríamos obtener resultados positivos.
Revisamos las experiencias nacionales de actividades feriales que tuviera como protagonista al libro universitario y apenas conseguimos expo-ventas organizadas en cada universidad donde se presentaba la producción editorial local. Nuestro objetivo era integrar las editoriales, retomar el proyecto de la Asociación Venezolana de Editoriales de Educación Superior (AVEDES), con propósitos menos burocráticos y más vinculados con el fortalecimiento del trabajo editorial, mediante acuerdos de coedición, negociar derechos de autor, propiciar la publicación de manuales con autores de distintas universidades, crear redes de distribución y publicar catálogos integrados. Una feria o un salón del libro universitario debiera ser un evento donde se combine la apertura del libro universitario hacia el mercado de la ciudad y se disponga de un espacio para confrontar y compartir experiencias de las editoriales universitarias, así como la formación del editor universitario.
La discusión sobre la denominación de feria o salón del libro tuvo especial importancia. La feria fue asociada a lo heterogéneo y salón a lo específico. Las ferias del libro reúnen un universo de áreas temáticas, que van desde los de consumo masivo como los libros de autoayuda o literatura light hasta los textos especializados. Mientras que el salón restringe el concepto de participación y se limita a las áreas temáticas que se seleccionen. En Europa y en América Latina este criterio se adoptó a finales de los años ochenta pero el concepto de feria se fue imponiendo poco a poco con más éxito.
Adoptamos la denominación de Salón Nacional del Libro Universitario, por las razones anteriormente expuestas y pensando en convertirlo en evento internacional, luego de la evaluación de la primera experiencia. Entre el 21 y el 28 de mayo de 1995 se realiza en el Centro Cultural Tulio Febres Cordero de la ciudad de Mérida, el primer evento nacional del libro universitario venezolano, organizado por el Consejo de Publicaciones y la Dirección de Cultura de la Universidad de Los Andes.
4. Apoyos privados, evasivas públicas y cooperación universitaria
Nos dimos a la tarea de visitar los organismos nacionales vinculados con la cultura del libro, en el Centro Nacional del Libro (CENAL) nos atendió su presidente y percibimos cierta tibieza cuando le presentamos el proyecto, nos prometió una ayuda que nunca se concretó. El presidente de Consejo Nacional de la Cultura, nos remitió a conversar con el historiador y escritor Rafael Arráiz Luca, presidente de Monte Ávila Editores y miembro del Consejo Directivo del CENAL, quien nos felicitó por la iniciativa y remitió la solicitud a la presidencia de este organismo. En fin, no recibimos ninguna ayuda material, pero contamos con la presencia de un representante de este organismo para el acto de inauguración del evento. .
La Cámara Venezolana del Libro, presidida por el librero Walter Rodríguez, el Sr. Miguel Presa y el gerente de Ediciones Cobo, nos recibió en una reunión de la Junta Directiva y nos prometieron apoyar el evento, con su difusión y la asistencia de sus miembros. Este fue el principal agente que contribuyó a obtener una importante participación de editoriales privadas. Otro apoyo de capital importancia fue el que obtuvimos del Sr. Nelson Luis Martínez, director del diario Últimas Noticias, quien nos ofreció una edición completa del Suplemento Cultural dedicada al libro merideño, la cual fue publicada un día después de la inauguración del Salón, el 22 de mayo de 1995.
El Rector de la Universidad de Los Andes, Dr. Miguel Rodríguez Villenave nos invitó a presentar el proyecto del Salón en la reunión del Consejo Nacional de Universidades, celebrado en la ciudad de San Cristóbal y los rectores de la universidades venezolanas acordaron apoyar plenamente la iniciativa, con sus casas editoriales y con ayuda económica mediante pautas publicitarias publicadas en la revista Versal.
La alianza fundamental sin la cual el proyecto no hubiese conseguido cause que lo lleve a buen término se hizo con la Dirección de Cultura de la ULA, conducida por el Dr. Eleazar Ontiveros Paolini. su apoyo material y motivacional fue clave para no desfallecer en nuestro objetivo. Al equipo conformado por Ramón Márquez, el cofrade de la palabra escrita, Pedro Velázquez, el maestro de llaves en el esquivo mundo de las relaciones personales, el suscrito y el gran ejecutivo de la cultura merideña Don Eleazar Ontiveros, nos tocó el privilegio de agregar otro eslabón en la historia del libro en Mérida, a la que llama Humberto Ruiz “Ciudad de los libros”.
5. Un acontecimiento cultural de Mérida
En la historiografía el acontecimiento es un evento humano que posee una singularidad con importantes repercusiones en un sector significativo de la sociedad. Este evento debe tener trascendencia y se convierte en un hecho histórico en la medida en que tenga repercusiones fácticas o se incorpore al imaginario colectivo. Tomando este criterio como fundamento teórico, podemos decir que el Salón del Libro Universitario fue un acontecimiento cultural para la ciudad de Mérida.
Esto se puede constatar en la amplia difusión que tuvo en los medios de comunicación local, al ser considerado como titular principal, con un amplio reportaje en las páginas internas y con una amplia cobertura periodística durante una semana. A ello se suma la edición de un suplemento especial que se adjuntaba a todos los diarios. La prensa nacional difundió el evento con un reportaje de página completa en El Nacional, notas periodísticas en El Universal, avisos publicitarios y el especial del Suplemento Cultural de Últimas Noticias.
La feria se convirtió en noticia de consumo masivo, en motivo de conversación en los café y en plazas públicas, la radio y la televisión local se sumó a la difusión del evento y hasta las páginas rojas reseñaban alguno que otro “granujilla” que sustraía libros de los stands.
Resultó significativo la masiva concurrencia de los niños de las escuelas merideñas, quienes durante todas las semanas ocupaban los pasillos del Centro Cultural. Es grato recordar que una de las imágenes más perdurables en la memoria de muchos niños fueron los libros gigantes que encontraban en la entrada del espacio ferial.
El hecho noticioso del Salón derrotó el escepticismo que mostraban algunos burócratas de la Universidad. Al acto de inauguración de la primera edición no asistió el Rector de la ULA, el Secretario se presentó a regañadientes y la gobernación fue representaba por su Director de Cultura. En la segunda edición contamos con la presencia del Obispo de Mérida, el Equipo Rectoral, el Gobernador, el Alcalde de la ciudad, el Director de Educación y una amplia asistencia de profesores universitarios y de las escuelas básicas. El evento se había consolidado y el Salón del Libro Universitario se convirtió en la fiesta del libro, con un nuevo eslogan promocional “La Mérida del Libro”.
6. De feria nacional a evento internacional
El primer Salón del Libro Universitario tuvo como invitado especial a la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia, que agrupa a 30 editoriales. Los libros llegaron a Bucaramanga, luego fueron trasladados a Cúcuta y desde allí fueron transportados a Mérida en vehículo de la ULA. Los editores colombianos dictaron talleres de formación editorial y cómo escribir libros para ser publicados. Este evento nos sirvió para conocer la experiencia editorial de las universidades colombianas, iniciar acuerdos de coedición, negociar derechos de autor y explorar convenios de distribución, así como la participación en ferias del libro en ciudades cercanas como Bucaramanga, donde asistimos a dos ferias de libros y concretamos los primeros acuerdos de distribución.
Esta experiencia con editoriales de otro país latinoamericano nos impulsó a convertir el Salón en un evento con registro internacional, donde se reuniera y mostrara lo mejor de la edición universitaria de América Latina. Los primeros contactos se hicieron con México, Argentina y Brasil. Luego contactamos a las editoriales universitarias españolas agrupadas en UNE, quienes nos mostraron la mejor disposición para participar en el Salón con una amplia muestra de libros y con la disposición de dictar talleres de formación editorial.
7. La respuesta internacional para la segunda edición del Salón
Es importante destacar que un evento que se promociona como internacional debe cumplir con este compromiso sin apelar a los subterfugios de las distribuidoras de libros o de los libreros importadores. Una feria del libro debe tener como protagonista principal a los editores de libros y es de gran aprecio para los lectores y distribuidores tener en sus manos los títulos nuevos y las reediciones. Esto es lo deseable pero no es fácil lograrlo por los acuerdos de las casas editoriales con los distribuidores o por la dificultad de los primeros para sortear las trabas burocráticas y los costos respectivos generados por el traslado del material bibliográfico de un país a otro.
La convocatoria hecha a las casas editoriales de las principales universidades de algunos países de América Latina y España fue atendida con prontitud. Las universidades colombianas trajeron una representativa muestra de sus más recientes ediciones y de los títulos más exitosos. El profesor Jorge Pérez de la Universidad de Medellín y la directora de publicaciones de la Universidad Industrial de Santander, acompañados del profesor Jaime Jaramillo Uribe, ex director del Cerlalc, participaron en el Salón, dictando talleres, interviniendo en foros y ofreciendo charlas para conocer con detalles la experiencia colombiana en la edición del libro universitario.
La legendaria editorial de la Universidad de Buenos Aires (Eudeba) nos acompañó en la segunda edición del Salón, con una muestra de sus recientes ediciones y con asistencia de su directora la profesora Mabel Goldstein. Conocimos de fuente directa pormenores de la historia de una de las más antiguas casas editoriales universitarias de América Latina, cuyos libros se vendieron en todo el continente, con tiradas que nunca han podido superarse.
Nos interesó especialmente el modelo empresarial de la editorial con capitales mixtos, de origen público y privado.
El país con la mayor producción editorial de libros universitarios de América Latina es Brasil. La asociación de editoriales universitarias brasileñas, presidida por el profesor José Castillo Márques Neto de la Universidad Estatal de San Pablo participó con una muestra importante de libros y dictó un taller sobre la edición universitaria en Brasil.
La universidad que publica el mayor número de títulos universitarios en América Latina es la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Para la comisión organizadora de la feria era de especial importancia su asistencia. Insistimos en su asistencia ofreciendo la intermediación de la embajada y los resultados fueron negativos. Apenas se logró que tuviésemos una muestra de algunas de sus publicaciones a través de la distribuidora del Fondo de Cultura Económica en Caracas. A pesar del tamaño de la universidad con más 300.000 estudiantes, la edición universitaria se hace en cada facultad, instituto o centro de investigaciones. La distribución se hace a través de una empresa privada que contrata el servicio con los distintos entes editores. Atribuimos a este modelo organizativo las dificultades encontradas. Observamos con tristeza el desplome de la edición universitaria que en 2002 alcanzó la cifra de 640 títulos y en 2004 apenas alcanzaba una veintena (Ver Informe de Cerlalc, 2010).
Fue una verdadera sorpresa el entusiasmo de la participación de los representantes de las editoriales universitarias españolas. La Universidad de Salamanca y otras 15 universidades enviaron sus libros de recientes ediciones y una representación de siete personas, entre las cuales vino el presidente de la Asociación y director de publicaciones de esta universidad. Le acompañó el director de publicaciones de la Universidad de Oviedo y el presidente de la Editorial Antrophos.
La UNE es actualmente una influyente organización editorial con setenta asociados y cinco librería distribuidas en las principales ciudades. Publican un catálogo integrado y tienen como objetivo principal divulgar el conocimiento. Creada en 1987, ha sido el medio por excelencia para cumplir con la “tercera misión” de la universidad, como es la transferencia del conocimiento, para estrechar los vínculos con la sociedad, esto dice la profesora Ana Isabel González, actual presidenta de la Asociación de Editoriales Universitarias de España.
En fin, con esta participación de las principales editoriales universitarias de habla hispana, el evento del libro universitario en la ciudad de Mérida empieza a ser referencia y se enrumba hacia su consolidación. Se hacen tres Salones del Libro y en 1998 se convierte en la Feria Internacional del Libro Universitario (FELIU) que ya lleva 19 ediciones.
9. Una editorial universitaria como ejecutante del proyecto
El Consejo de Publicación había iniciado un proceso de transformación en 1992, para mejorar la presencia en el mercado editorial nacional y promover la edición universitaria venezolana. Partimos del reconocimiento de los esfuerzos anteriores por consolidar una política editorial orientada a la publicación de manuales universitarios en la ULA, así como la experiencia de otras universidades como la UCV, que había sido una referencia hispanoamericana en la publicación de títulos de vanguardia, traducidos del francés, inglés y alemán, especialmente en el campo de las ciencias sociales y humanidades.
Nuestro trabajo se orientó con claros propósitos: 1. Diversificar el catálogo de título en sincronía con el amplio campo disciplinario de los estudios universitarios, atraer autores de prestigio y fortalecer la edición del manual universitario; 2. Mejorar sustancialmente el diseño del libro universitario, con mejores tipo, formatos diversos y atractivas carátulas; 3. Ampliar el programa de coedición para obtener más recursos y elevar el número de títulos publicados anualmente; 4. Ofrecer a los autores compensaciones más atractivas en el pago de los derechos de autor; y 5. Mejorar el mercadeo del libro con mayor promoción y una mejor distribución.
El proyecto del Salón del Libro nace con el propósito de cumplir con este último objetivo. Tratamos de cumplir con los fines propuestos, los cambios fueron apreciables, sin embargo, los recursos asignados por la institución eran inelásticos y los fondos de inversión eran muy escasos. Hacer crecer una editorial con escasa inversión de capital es una tarea difícil, sin embargo, fuimos superando algunos obstáculos, buscamos alianzas estratégicas, administramos con rigurosidad los recursos disponibles y fuimos obteniendo algunos éxitos que nos impulsaban a seguir adelante. El Consejo de Publicaciones dejó de ser una dependencia periférica, de poca importancia, a convertirse en una referencia local y nacional en el campo universitario, lo que despertó una cierta codicia que husmea siempre en los predios universitarios.
10. Rupturas y continuidades
Todo balance de la vida de una persona, de una institución o de una empresa siempre se privilegia los hechos positivos, aquellos que dignificaron y consolidaron una actuación. Hay un depurador histórico como lo tiene nuestro cerebro para olvidar lo desagradable y exaltar lo positivo.
Cuando uno vuelve la mirada hacia lo que han sido las editoriales universitarias venezolanas y latinoamericanas, no puede olvidar sus momentos fulgurantes, como privilegiados vehículos para la difusión del saber local y mundial, como promotoras de la cultura del libro y como medios de acercamiento a la gran población juvenil ávida de nuevos conocimiento para enfrentar las precariedades sociales e institucionales, pero muy especialmente, para atender las necesidades subjetivas de seres humanos que viven para leer, que aprecian las bibliotecas, privadas y públicas, como la antesala del paraíso, como dijera Jorge Luis Borges, no me imagino el más allá sin libros.
Sin embargo, cuando se mira de cerca el devenir de las editoriales universitarias venezolanas y latinoamericanas, y las compara con editoriales como Oxford, Cambrigde o Harvard, no puedo menos que acordarme de Sísifo, ese personaje de la mitología griega que fue castigado por Zeus por su ingenio y astucia para detectar las trampas de los dioses. El castigo consistía rodar una piedra cuesta arriba de una montaña para evitar que resbalara y lo aplastara. El castigo cesaría al culminar el ascenso a la cima de la colina. Pero la enorme piedra le hacía una mala pasada, cuando se acercaban a la meta, la roca se deslizaba de sus manos rodando por la ladera de la montaña hasta su punto de inicio. Este destino se mantuvo hasta el fin de los tiempos.
Como decíamos en un artículo publicado en 2010, con motivo de un foro organizado por la Dirección de Cultura de la ULA, la edición universitaria en todos los países de América Latina ha vivido una historia de balbuceos, a veces tiene momentos o períodos de brillo, asume protagonismos y siembra impulsos que buscan estructurarse, otras veces caen en el desgano y la vida vegetativa burocrática, se convierte en una gris oficina de publicaciones que consume presupuestos y publica uno que otro libro para atender los compromisos del burócrata de turno.
El presente de los venezolanos está teñido de un tenebroso gris que amenaza tormentas de sangre. Rogamos a Dios que la estupidez, que abunda en el ser humano, no se imponga y las llamadas racionales y prudentes se traduzcan en salidas menos traumáticas a la crisis. Soñar con una normalidad y volver a insuflar con nuevos proyectos a los venezolanos es el reto mayor del ahora nacional. Ayer se celebró en Barcelona, España, el día de Sant Jordi, la fiesta donde se combina lo religioso, lo patriótico y la cultura del libro. En esta fiesta se regalan libros y flores, participan todos los pueblos y la ciudad capital se convierte en su epicentro. En un solo día se venden más libros que en varios meses, y toda la población se involucra en esta gigantesca fiesta del libro. Sin caer en simples imitaciones y aprovechando la tradición local con sentido antropológico, La Mérida del Libro como proyecto para las nuevas generaciones, pudiera encontrarse con el animus catalán
Nos despedimos, agradeciendo a la Academia de Mérida esta deferencia, la cual nos ha permitido recordar una experiencia vivida en la ciudad, que tuvo como protagonista al libro. Nuestras últimas palabras siempre serán de estímulo para que nuevos actores y nuevas ideas movilicen una voluntad general, preserven la tradición de respeto al libro como privilegiado vehículo de la cultura, rescaten la idea de “La Mérida del libro ” y hagan nuestro el ideal del romano Cicerón: “Si tienes biblioteca y jardín lo tienes todo”.
(Palabras leídas en la Academia de Mérida, el día 24 de abril de 2019 con motivo de celebrarse el Día Internacional del Libro)
Profesor Roberto Chacón fue Secretario Ejecutivo del Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes 1993-1997, iniciador del Salón Latinoamericano del Libro Universitario (1995-1996) y de la Feria de Libros Usados y de Ocasión (2009). Actual Director de Publicaciones de la Facultad de Humanidades y Educación.
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