Las crisis políticas, los escándalos y la disfunción
siguen dominando la agenda noticiosa global. No sorprende, por lo tanto, que
mucha gente haya pasado por alto el anuncio del Reino Unido el mes pasado de
que invertirá 600 millones de libras (779 millones de dólares) para brindar
acceso a otros 20 millones de mujeres y niñas en el mundo en desarrollo a la
planificación familiar.
Sin embargo, la decisión del gobierno del Reino Unido
–basada en una investigación del Centro de Consenso de Copenhague que muestra
que la planificación familiar es una de las inversiones en desarrollo más
inteligentes- es de vital importancia. En la actualidad, cientos de millones de
mujeres no pueden elegir la cantidad de hijos, el momento de tenerlos y los
intervalos entre ellos –a veces con consecuencias fatales, porque los embarazos
no deseados pueden cobrase la vida de madres jóvenes y de niños-. Es más, como
el acceso universal a la contracepción fomenta el crecimiento, existen
poderosos argumentos económicos para hacer de esto una alta prioridad.
En los países en desarrollo, 214 millones de mujeres en
edad reproductiva que quieren evitar un embarazo no utilizan un método
anticonceptivo moderno. Casi una cuarta parte de las mujeres en África, y una
de cada diez en Asia, América Latina y el Caribe, tiene una necesidad no
satisfecha de planificación familiar.
Hace cuatro años, los líderes mundiales prometieron
lograr un acceso universal a los servicios de planificación familiar en 2030.
Sin embargo, en 2017, el último año sobre el cual hay disponibilidad de datos,
el financiamiento de donantes globales para este tipo de servicios fue de
alrededor de 1.270 millones de dólares –muy por debajo del pico de 1.430
millones de dólares en 2014-. Claramente, más gobiernos necesitan seguir el
ejemplo del Reino Unido.
Algunos programas de planificación familiar cuentan con
un financiamiento crónicamente insuficiente. La administración del presidente
norteamericano, Donald Trump, al igual que sus recientes antecesores
republicanos, ha abandonado muchas de estas iniciativas porque no quiere
utilizar el dinero de los contribuyentes norteamericanos para financiar
abortos. (En general, el gasto en desarrollo de Estados Unidos se ha mantenido,
de todas maneras, estable).
Pero la política de la administración Trump tal vez
no alcance su objetivo buscado: según un estudio de la Universidad de Stanford,
una ley estadounidense similar en el gobierno del entonces presidente George W.
Bush resultó en más abortos porque recortó el financiamiento a ONGs que ofrecen
anticonceptivos.
La investigación del Centro de Consenso de Copenhague
utilizada por el gobierno del Reino Unido demuestra por qué deberíamos luchar
por un acceso universal a la contracepción moderna. En el estudio, Hans-Peter
Kohler y Jere Behrman de la Universidad de Pensilvania estiman que constaría
unos 3.600 millones de dólares por año ofrecer servicios de planificación
familiar a los 214 millones de mujeres que carecen de acceso.
Los embarazos y nacimientos muy poco espaciados y que
llegan en un momento inoportuno contribuyen a altas tasas de mortalidad
infantil, mientras que la evidencia sugiere que las mujeres que tienen más de
cuatro hijos enfrentan un riesgo de mortalidad mayor. Kohler y Behrman estiman
que alcanzar un acceso universal a la contracepción resultaría cada año en
640.000 muertes menos de recién nacidos, 150.000 muertes maternas menos y
600.000 niños menos que pierden a sus madres. Al cuantificar estos beneficios
para la salud en términos económicos, Kohler y Behrman encuentran que cada
dólar invertido en mejorar el acceso a la contracepción genera un beneficio de
40 dólares para la sociedad.
Es un dato bastante impresionante. Pero los países pobres
con un mayor acceso a la contracepción también se benefician con un “dividendo
demográfico” –específicamente, el crecimiento económico acelerado que puede
resultar de un incremento en la relación entre gente en edad laboral y
dependientes.
En los países menos desarrollados, más del 40% de la
población normalmente tiene menos de 15 años, y depende de los adultos en edad
laboral para un sustento financiero. Pero cuando las mujeres pueden elegir
cuándo y con qué frecuencia quedarse embarazadas, es más probable que tengan
menos hijos, a la vez que están en mejores condiciones de lograr su tamaño
familiar deseado. Cuando las tasas de nacimiento caen, la cantidad de
dependientes se achica en relación a la población en edad laboral. Cuando hay
menos gente que sustentar y, llegado el caso, más gente en edad laboral, un
país tiene una ventana de oportunidad para un crecimiento económico rápido.
Es más, tener familias más pequeñas les permite a los
padres invertir más en cada hijo. Los hijos con menos hermanos tienden a
quedarse más tiempo en la escuela, por ejemplo. Y con menos hijos en cada grupo
etario, cada hijo también podrá usar más capital de la sociedad, lo que los
torna más productivos.
En total, estos beneficios demográficos suman hasta
288.000 millones de dólares por año, según Kohler y Behrman. Cuando sumamos
este dividendo demográfico a los beneficios de salud, cada dólar invertido en
mejorar el acceso a la planificación familiar redunda en un bien social por un
valor de 120 dólares.
Esto representa una inversión absolutamente fenomenal. De
hecho, un panel de expertos economistas reunido por el Centro de Consenso de
Copenhague, incluidos dos premios Nobel, concluyó que el acceso universal a la
planificación familiar –junto con un comercio más libre, una mejor nutrición,
inmunización e inversión en educación preescolar- es uno de los objetivos de
desarrollo más poderosos que puede perseguir el mundo.
Ahora es el turno de que otros gobiernos y donantes
equiparen el compromiso financiero del Reino Unido para que la planificación
familiar esté más disponible. Lograr un acceso universal a la contracepción
salvaría y mejoraría millones de vidas, y colocaría a las sociedades en una vía
más rápida hacia la prosperidad compartida. Con tanto en juego, el mundo
debería dedicar mucha más atención y recursos a este objetivo.
Project Syndicate
01 de Noviembre del 2019
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