Se puede aseverar que Venezuela fue un país rural hasta el descubrimiento
de grandes yacimientos de petróleo e inicio de su explotación. Esto trajo como
consecuencia inmediata la movilización de muchas personas hacia las zonas donde
había petróleo, se fueron desarrollando esos poblados y se fue descuidando el
campo en las regiones agrícolas.
Por supuesto, las mejores condiciones salariales, y en general, de
beneficios socio económicos, se convirtieron en un imán para atraer
trabajadores, para atraer mano de obra hacia las zonas petroleras. Desde la
época colonial, Venezuela se caracterizó por exportar café y cacao como base de
su economía. Los “Grandes Cacao” eran familias que se enriquecieron con la
producción y exportación de cacao hacia Europa, con lo cual lograron excelentes
condiciones de vida, y en esa época, todo aquel que acumulaba riquezas y
adquiría un elevado nivel de vida era llamado “Gran Cacao”. Aún en la Venezuela
del siglo XXI, algunos viejos ciudadanos utilizan esta expresión para
identificar a las familias ricas.
Con el incremento de las exportaciones petroleras, cuando Venezuela
llegó a ser el primer país exportador de petróleo del mundo, poco a poco la
“Enfermedad Holandesa” fue carcomiendo la economía del país. Esta enfermedad,
que es un término utilizado en economía, también es conocido como “Mal Holandés”
o “Síndrome Holandés”, y se refiere a los efectos negativos que provoca en la
economía de un país un repentino y desmedido incremento del ingreso de divisas,
ocasionado por la exportación de algún recurso natural como minerales
preciosos, hidrocarburos, café, etc, o por algún crecimiento importante de la
inversión extranjera directa.
El nombre deriva de lo ocurrido en los Países Bajos en los años sesenta
del siglo XX, cuando se incrementó violentamente el ingreso de divisas luego
del descubrimiento y explotación de grandes yacimientos de gas natural hacia el
Mar del Norte. Consecuentemente, el florín, que es la moneda holandesa, se
apreció y aumentó su cotización en el mercado de divisas afectando
negativamente la competitividad de las exportaciones de otros bienes o recursos
del país.
Aun cuando el nombre de esta distorsión en la economía de un país se
relaciona con Holanda y es de reciente cuño (1960), este modelo se ha utilizado
para explicar los efectos que tuvo en la España del siglo XVI el ingreso de los
tesoros enviados desde América, o los efectos perniciosos que tuvo sobre la
economía australiana el descubrimiento de oro por allá por el año 1850, y más
recientemente, las distorsiones de la economía venezolana derivadas de los
altos precios del petróleo.
El “Síndrome Holandés” ha originado en Venezuela, por muchos años, la
apreciación del bolívar que es la moneda nacional; además, reducción
significativa de la producción interna en sectores tradicionales de la economía
como es el caso de la agricultura y las industrias manufactureras. Estos
productos para el consumo interno han tenido que enfrentar una desproporcionada
competencia con productos importados de menor precio; y los productos para
exportación, se ubican en desventaja por la elevada apreciación de la moneda
local.
La situación de bonanza petrolera ha promovido la inyección interna de
elevados recursos, elevando el circulante, que sin una adecuada contrapartida
en la oferta de bienes y servicios provoca continuos incrementos en los índices
de inflación. Actualmente, Venezuela ha alcanzado la mayor distorsión económica
de su historia, y a pesar de sus riquezas, se encuentra en una situación
crítica de pobreza, además de haber contraído altísimos niveles de
endeudamiento externo.
La “Enfermedad Holandesa” agobia a la población venezolana y ha afectado
profundamente la agricultura. Para 2018 se estimó que apenas se produjo 20% de
los requerimientos alimenticios de los treinta millones de venezolanos, y las
expectativas para el 2019, son aún peores. Con la renta petrolera se sigue
importando alimentos en lugar de promover y apoyar la producción interna. Las
divisa parece que se están agotando complicando estas importaciones, por lo que
el futuro que se le presenta a la población es de mayor escasez de alimentos
cada día. Tenemos que “sembrar el petróleo” y superar el “Síndrome Holandés”,
tal como lo han logrado otros países como Finlandia, Australia, Holanda,
Noruega, Chile y otros.
Junio de 2019
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