Dra.
Cecilia Sosa
Expresidente
del extinto Tribunal Supremo de Justicia.
Señora
Sosa:
Desde hace mucho tiempo quería expresarle mi
apreciacion sobre la infame y desafortunada decisión tomada por usted y sus
compañeros magistrados que, salvo honradas excepciones, enjuiciaron al presidente
en ejercicio Carlos Andrés Pérez. Cuánto dolor y penurias nos hubiésemos
ahorrado la inmensa mayoría de los venezolanos de no haberse consumado tan
canalla conjura.
Cuánta desgracia hubiésemos evitado de no haber usted y sus
compañeros magistrados confabulados con los enemigos que, movidos por el odio,
el revanchismo, la envidia y la ambición, se montaron en el complot de
defenestrar al demócrata más progresista de la historia contemporánea.
Señora Sosa, quizás con ese garrafal error suyo, sus
hijos que desconozco si los tiene, no han padecido los rigores de tan infausto
devenir. A lo mejor ellos disfrutan del confort y bienestar del que casi 30
millones de venezolanos no disfrutamos a raíz de la tragedia en que se
convirtió el país luego de consumarse el malébolo adefecio jurídico consumado.
La dimensión del daño causado ha sido tal, que imagino usted y sus aliados, por
muchos ahorros acumulados hayan escapado de esta cruda y trágica realidad.
Es bueno recordar a las nuevas generaciones y a
algunos desmemoriados que cuando despojaron del poder a Carlos Andrés Pérez,
Venezuela gracias a sus políticas económicas crecía a una tasa del 10 por
ciento del PIB con ingresos petroleros de apenas 11 $ por barril, con una sólida
entrada de capitales que venían a invertir en El Gran país promesa de América
Latina, y sin aumentar impuestos. Éramos la economía de más alto crecimiento en
el Mundo en 1991 y se redujo el desempleo a menos del 6%. De 1989 a 1991
aumentamos la producción petrolera en casi 1 millón de barriles diarios
de petróleo y derivados. Estábamos, de no haberse interrumpido esa política
económica, avanzando aceleradamente a convertirnos en una economía
desarrollada. De lejos, la más pujante de América Latina; contaba con el mejor
equipo de técnicos que se haya conformado en toda la historia Republicana,
formado por la democracia, conduciendo la nave de manera exitosa. El país
contaba con reservas y flujo de caja suficiente; con una balanza comercial
favorable y estaban en marcha ambiciosos programas sociales que llegaban sin
discriminación a los sectores más humildes; se desarrollaban políticas de
estímulo al estudio y al trabajo productivo.
En fin, Sra. Sosa, íbamos por el camino correcto. Hoy
fuésemos la Noruega de América Latina con estándares de vida propios de un país
petrolero y desarrollado, produciendo por lo menos 8 millones de barriles
diarios de petróleo. Hubiéramos eliminado totalmente la pobreza en nuestro
país, no por las dádivas del Estado sino por la educación y la creación de
trabajos productivos.
La basura y la escoria que se instauró en el poder,
desde ese entoces, nos convirtió en un país de errantes menesteros del que el
mundo entero se compadece. El error cometido lo hemos pagado lamentablemente
todos, sin tener culpa de tan descabellado despropósito. Ahora le pregunto:
está usted consciente del daño que causó? Duermen tranquilos usted y sus
aliados de entonces, después de haber actuado no conforme a derecho sino
empujados por la venganza y las bajas pasiones. Sabe usted, el mal precedente
que crearon y el consabido daño ocasionado a la justicia venezolana, convertida
hoy en una vergüenza por decir lo menos.
Me temo que no. Y lo creo porque por allí la observo
dictando conferencias, clases magistrales de derecho y moralidad. Ustedes no
liquidaron ni confinaron al destierro solo a Carlos Andrés Pérez, ustedes
nos desgraciaron a todos los venezolanos pero sobre todo, a las nuevas
generaciones que han tenido que pagar bien caro la miseria de ustedes.
Solo pido al Señor que les dé vida para que del sufrimiento de nuestros compatriotas
tomen conciencia de haber lanzado al despeñadero a la Venezuela decente y
forjadora de Libertadores.
Con aflicción,
Raúl Yusef.
San Felíx, 19Junio2019.
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