[CARACAS]
La crisis económica y política que atraviesa Venezuela está afectando a sus
centros científicos y aulas universitarias, que se debaten en la escasez, la
falta de acceso a divisas para la compra de insumos y reparación de equipos, y
la precariedad económica además de enfrentar una alta emigración de personal
calificado y en formación.
Desde
el 2003 han emigrado del país 1.954 investigadores y al menos 171 se han ido en
los últimos dos años, señala Jaime Requena, miembro de la Academia de Ciencias
Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman), quien cruzó informaciones de
diversas bases de datos con el registro electoral venezolano.
Son
sobre todo las nuevas generaciones las que están dejado los laboratorios para
irse, advierte Gioconda San Blas, presidenta de Acfiman. Ella se jubiló del
Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), donde dirigía el
laboratorio de micología, hace unos ocho años. Señala que en ese momento confiaba
en que el trabajo de investigación continuaría porque dejaba un equipo de tres
científicos.
La
Universidad Central de Venezuela, la más importante del país, registra un
importante número de deserciones: 27,5% de los estudiantes abandonaron la
Facultad de Ciencias en 2017 (Crédito: Marielba Núñez).
Ahora,
la perspectiva es el cierre."Dos de ellos emigraron y el tercero en
cualquier momento también lo hará", señala a SciDev.Net.
Entre
las razones del éxodo están las bajas remuneraciones. Por ejemplo, el sueldo de
un profesor universitario titular a dedicación exclusiva es de 3,3 millones de
bolívares, equivalente a US$47 a tasa oficial y a US$5 en la tasa paralela, que
es la que rige el mercado.
"La
fuga de talentos es dramática porque la gente más joven se está yendo",
coincide Yajaira Freites, presidenta de la Asociación Venezolana para el Avance
de la Ciencia (Asovac). "Son frecuentes los casos de jóvenes que presentan
tesis de maestría y se van, pero ahora también los estudiantes de pregrado se
marchan, una fuga inédita para nosotros", añade.
La
emigración masiva comenzó con la salida del personal más calificado, entre
ellos los científicos, recuerda Tomás Páez, investigador del Centro de Estudios
del Desarrollo de la UCV y coordinador del Observatorio de la Voz de la
Diáspora Venezolana.
En
2015, cuando se calculaba que había 1.600 millones de venezolanos en el
exterior, las encuestas señalaban que 46 por ciento tenía maestría, 12 por
ciento doctorado y más de 90 por ciento, formación universitaria. El número de
emigrantes venezolanos se estima ahora en más de 4 millones.
Tulio
Ramírez, director del doctorado en Educación de la Universidad Católica Andrés
Bello, señala que en los últimos tres años se han ido al menos 3.000 profesores
de las universidades de Los Andes, del Zulia y Central de Venezuela, "el
equivalente a la nómina de una universidad completa", compara.
Según
el Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, hasta 2015 había
10.824 investigadores activos en todo el país.
Recursos
para investigación en caída libre
Un
análisis realizado por Requena coincide en señalar que en los últimos 20 años,
la edad promedio de un investigador activo en Venezuela se elevó desde los 40
años hace tres décadas a más de 50 años en 2015, lo que califica como
"envejecimiento a una tasa alarmante".
Esto
ocurre en medio de un declive de recursos para la investigación. Buena parte
del financiamiento proviene de la recaudación obtenida gracias a la Ley
Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, que registró una abrupta caída de
ingresos: entre 2014 y 2015, últimas cifras publicadas, la recaudación cayó 44
por ciento.
PIBCienciaVenezuela
Fuente:
Indicadores Venezolanos de Ciencia, Tecnología e Innovación. Boletín Año 2016,
del Oncti.
La caída en la productividad científica es una de las
consecuencias: la cantidad de proyectos financiados por el Fondo Nacional de
Ciencia y Tecnología bajó de 974 en 2012, a sólo 62 en 2015.
El ranking de Scimago muestra la misma tendencia: en 2009
Venezuela producía el 2,72 por ciento de los artículos científicos
latinoamericanos publicados en revistas indexadas, en 2014 bajó a 1,76 por
ciento y la perspectiva es que haya seguido descendiendo, agrega Ramírez.
La última convención de Asovac, realizada en noviembre de
2017, recibió sólo 160 trabajos científicos. En 2006, el número de trabajos
rondaba los 2.000.
No existe información oficial actualizada sobre el
porcentaje del PBI destinado a investigación científica, desarrollo tecnológico
e innovaciones. El último dato es de 2013, según el cual se invertía 2,5 por
ciento en promedio.
Sin embargo, según el último boletín publicado por el
Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología (en 2016), a partir de la Red de
Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana, la cifra fue de 0,66% en
2013 y 0,76% en 2014. Asimismo, basándose en cifras preliminares del Banco
Central de Venezuela, el Observatorio estima que la inversión habría caído a
0,40% del PIB en 2015.
BoletinOncti, venezuela2
Fuente: Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología
Iberomericana e Interamericana (RICYT).
Sin insumos y sin divisas
En Venezuela rige un control de cambios que impide el
acceso a divisas, una de las razones por la que los centros científicos se ven
imposibilitados de adquirir reactivos y equipos, e incluso reparar los aparatos
más modestos.
"Ya llevamos más de dos años sin comprar insumos y
se han ido agotando las reservas", dice Flor Pujol, presidenta de la
Asociación de Investigadores del IVIC. Allí, 80 por ciento de los laboratorios
están paralizados por falta de insumos, afirma.
IVIC es un complejo científico que realiza investigación
en biofísica y bioquímica, biología estructural, ciencias atmosféricas,
ecología, ingeniería de materiales y nanotecnología, entre otros.
La biblioteca Marcel Roche, declarada de referencia
regional por la Unesco por ser la mayor fuente bibliográfica de ciencia y
tecnología en Venezuela, ha quedado desactualizada ante la imposibilidad de
renovar suscripciones y adquirir nuevas publicaciones. "Es muy doloroso lo
que pasa porque se está perdiendo la continuidad de un trabajo que tomó décadas",
señala San Blas.
La versión oficial: sincerar esfuerzos
Geovanni Peña, presidente del observatorio gubernamental
de CTI (Oncti), admitió a SciDev.Net que la ciencia venezolana sufre los
efectos de la crisis, que atribuyó a una “guerra económica”. Añadió que la
emigración de científicos es producto de “políticas del capitalismo que hacen
ver a los hacedores de ciencia como fábricas de mercancía”.
Aseguró que el gobierno venezolano está tomando medidas
para esclarecer la real inversión que se está haciendo en CTI. Una de ellas
será flexibilizar el Programa de Estímulo a la Investigación y a la Innovación
para reconocer los productos científicos realizados por estudiantes de
pregrado, maestría y doctorado, lo que permitirá ampliar la cantidad de personas
que ingresan al sistema de CyT y, al mismo tiempo, aumentar la franja de
científicos entre 22 y 35 años de edad.
También harán modificaciones a la forma como se
contabiliza la inversión en ciencia, que incluirá no sólo la que corresponde al
ministerio de ciencia, sino también la de los ministerios de agricultura y
salud. “No es para convertir eso en una vitrina, sino para sincerar el esfuerzo
que está haciendo el Estado venezolano”, indicó.
En una situación “de derrumbe y colapso”, como la
califica Félix Tapia, coordinador del Consejo de Desarrollo Científico y
Humanístico de la UCV, los científicos venezolanos se las ingenian para
sobrevivir y seguir produciendo. Así, la UCV se alió con la Universidad de Los
Andes para crear el repositorio en línea Saber UCV y hacer más visible en
internet la producción científica.
En el IVIC, agrega Pujol, hacen esfuerzos hasta con sus
ahorros para que las instalaciones sigan operativas. “La gente sigue luchando
por mantener el instituto”, afirma.
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