Un
artículo reciente del autor comienza estableciendo lo siguiente:
Venezuela experimenta
hoy la crisis más importante de su historia contemporánea, que se observa en
una economía contraída y disfuncional, un esfuerzo estratégicamente
deliberado del gobierno para consolidar el autoritarismo y una sociedad
empobrecida, con oportunidades y condiciones de vida cada vez más precarias y
psicosocialmente afectada por 19 años de intensa polarización.
La
pregunta que se plantea a partir de esta situación es si Venezuela está a punto
de iniciar una transición hacia la democracia y una progresiva apertura de su
economía o si, por el contrario, está por enfrentar una profundización del
autoritarismo (o el arribo de un neototalitarismo) y una mayor estatización
económica.
Después
de profundizar sobre las condiciones por las que atraviesa el país y explicar
con ejemplos la forma como algunos países han avanzado hacia la transición,
Magdaleno postula
…..
para que la transición hacia la democracia se inicie en Venezuela, deberían
combinarse los elementos de varios patrones o caminos de redemocratización. No
solo porque es lo que luce teóricamente plausible, sino también porque,
conforme al análisis del contexto y las estrategias de los actores, tal combinación
es probablemente lo único que vuelva la transición empíricamente factible.
Quizás una mayor presión internacional –cuyas implicaciones no están acotadas
únicamente a una eventual intervención militar–, la creciente movilización de
diversos sectores sociales, una fractura de la coalición dominante estimulada
por algunos soft liners –cuyos intereses pueden estar siendo amenazados por el
mal desempeño económico y político del régimen político– y, eventualmente un
acuerdo entre partidos y líderes claves –que deberían estar en capacidad de
vencer el clima de desconfianza existente en la opinión pública, si desean
ejercer más eficazmente su función de representación– podrían volver teórica y
empíricamente factible la transición hacia la democracia en Venezuela.
Las
presiones por una reforma económica son visibles incluso en el interior de la
coalición dominante. El principal interrogante sobre este particular apunta
hacia su naturaleza, orientación y alcance. Lo curioso es que ambos procesos
–la transición hacia la democracia y la reforma económica–, que no
necesariamente están causalmente relacionados, podrían resultar más inter-
dependientes de lo que se piensa. Veremos.
Nueva
sociedad No 274, marzo-abril de 2018. ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>.
Ver la versión completa del artículo (Pdf) que se incluye como
anexo.
373.51 KB
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario