De todas
las profesiones universitarias, la medicina es sin equívocos la que lidia más
con el sufrimiento humano. De esto con más propiedad nos puede hablar el colega
doctor Alirio Pérez Lopresti, profesor de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Los Andes.
El sufrimiento del venezolano ha alcanzado niveles
insospechados años atrás. La crisis, factor determinante de sufrimiento en el
presente, no es sólo determinada por la carestía de alimentos, también está
asociada al incremento de la violencia ante la incertidumbre de inaccesibilidad
de los alimentos básicos y medicamentos para los hijos y la familia. La
incertidumbre generada que aumenta ante la impotencia de regresar del mercado
al hogar, sin los productos de sustento alimenticio diario básico, es generador
de más incertidumbre y de mayor carga de emotividad. Estas circunstancias
de mayor hambre, mayor desnutrición y mayor desasosiego son generadores de
sufrimiento. El sufrimiento se define como la mayor o menor capacidad para
soportar el dolor. Es un factor generador de enfermedad.
La
seguridad alimentaria, además del acceso a los alimentos es
disponer de ellos oportunamente. Es también lograr su preparación para alcanzar
la satisfacción de una necesidad esencial, alimentarse. Todo configura el grado
de vulnerabilidad del hombre y la mujer, del niño y el adolescente, del adulto
mayor, a enfermar.
El otro
aspecto sensible en la crisis es el acceso a los medicamentos oportuna y
eficientemente. El país que alcanzó estándar muy aceptable en el campo
de la salud en la década de los noventa, en los tiempos presentes ha
retrocedido en muchas áreas hasta 30 años. No es osado afirmar que el
tratamiento ofrecido por los hospitales públicos para el manejo moderno del
infarto de miocardio, dista mucho del ideal y aceptado en las guías y consensos
internacionales. Si hay un medicamento no hay el material, si hay el material
no está disponible el médico que realiza el procedimiento, si está disponible
el médico no está operativo el equipo o aparato diagnóstico, si está operativo
el equipo o aparato diagnóstico la caída de la luz impide la realización del
mismo. Esta es la realidad que vivimos y sufrimos.
El artículo
intenta un brevísimo análisis del sufrimiento no como patología mórbida
primaria, sino más bien como producto de una realidad inconmensurable en
término de daño a la salud. Una deficiente alimentación, un inapropiado aporte
calórico diario especialmente en niños y adolescentes, una deficiencia de
vitaminas y proteínas en cantidades equilibradas, tiene fuerte repercusión en
el estado de salud mental y física.
Los textos
budistas señalan que “el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. No
todo dolor conlleva sufrimiento. El dolor de parto no necesariamente conduce a
sufrimiento; cuando ocurre, el dolor es producto de complicaciones.
El hombre,
con un estómago para comer y un cerebro para pensar, también tiene un corazón
para sentir. ¡Esta es la complejidad del ser humano!.
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