martes, 20 de diciembre de 2016

Saqueos acaban con 90 % de los comercios que venden alimentos en Ciudad Bolívar



Boquetes en paredes. Santamarías fragmentadas. Vidrios partidos y mucho caos. Eso fue lo que pudieron observar este domingo en la mañana los dirigentes empresariales de Ciudad Bolívar al recorrer las calles de la capital del estado para realizar un censo de los negocios violentados y saqueados, tras la violencia generada por la eliminación abrupta del billete de Bs. 100 que, horas después, fue revertida.


Al mediodía del sábado, estimaban 100 negocios afectados, pero la violencia continuó y luego del recorrido de este domingo. Al mediodía del sábado, estimaban 100 negocios afectados, pero la violencia continuó y luego del recorrido de este domingo, el presidente de Fedecámaras Bolívar, Fernando Cepeda, estimó que más de 350 establecimientos fueron saqueados parcial y totalmente. "Acabaron con el 90% de los comercios que venden comida en Ciudad Bolívar, están destruidos, no dejaron nada, ¿dónde vamos a comprar comida?", dijo, al detallar que solo los supermercados El Diamante y Central Madeirense "se salvaron".

“Fueron actos vandálicos hechos por una población fuera de sí y ayer (sábado) no contamos con las autoridades para resguardar los establecimientos”, dijo, pese a que desde las cinco de la tarde del sábado empezaron a regir “medidas especiales” que restringen hasta el lunes la circulación peatonal, vehicular y de motos. “En la madrugada se escuchaban detonaciones, sirenas y carros pese a las restricciones, ¿por qué nadie detenía a la gente?”, cuestionó Cepeda.

“Primera vez en la historia de Ciudad Bolívar que pasa esto, esta es una ciudad que vive del comercio. El 80% de la masa laboral que tiene la ciudad la genera el sector comercio, aquí no hay industrias y esto nos afecta mucho”, resaltó el presidente de la Cámara de Comercio del estado Bolívar, Austerio González, quien precisó que el 80% de los negocios que suministran víveres y alimentos fue saqueado.

Primera vez en la historia de Ciudad Bolívar que pasa esto, esta es una ciudad que vive del comercio". Austerio González, presidente de la Cámara de Comercio del estado Bolívar.



“En la parte de licorería, hay de 25 a 30 saqueadas, además de negocios de ferreterías, ventas de repuestos, celulares y hasta caucheras. Estamos exigiendo al Gobierno nacional la mayor seguridad y si es necesario militarizar la ciudad y decretar un toque de queda”, planteó.

González sostuvo que en la primera reunión que tuvieron este sábado con el gobernador del estado Bolívar, Francisco Rangel Gómez, le plantearon la necesidad de buscar un mecanismo para compensar a los propietarios de negocios afectados “y hay la posibilidad de canalizar préstamos blandos”.

La propuesta fue manejada este domingo por el mandatario regional, quien aseguró que ayudarán a los comerciantes.
El dirigente empresarial estimó que los saqueos afectan a 1.050 trabajadores directos y deja pérdidas millonarias, hasta ahora no cuantificadas. “Estamos haciendo un inventario y tratando de precisar las pérdidas”, agregó.

Está previsto que la dirigencia empresarial regional se reúna nuevamente con el gobernador Rangel Gómez a las 10 de la mañana de este lunes para evaluar las posibilidades concretas de ayuda a los comerciantes afectados no solo en la capital de Bolívar, sino en municipios del sur y oeste del estado.

Muchos locales, en especial, comercios chinos y grandes supermercados, se encontraban custodiados por la Guardia Nacional para así evitar ser saqueados./ Gladylis Flores

Comerciantes protegieron con palos sus locales




Entretanto, en Santa Elena de Uairén, localidad fronteriza con Brasil en el municipio Gran Sabana, los comerciantes junto a la comunidad y funcionarios policiales y de la Guardia Nacional protegieron sus negocios con palos en mano, luego del saqueo de seis establecimientos el sábado, de los cuales solo uno era de alimentos.

“Hicimos una vigilia en las calles, organizados en brigadas de seguridad con la Guardia Nacional, la policía y los milicianos”, dijo el presidente de la Cámara de Comercio de Santa Elena de Uairén, Gilmer Poma, al estimar que 150 personas participaron en el informal operativo de resguardo.
El dirigente sostuvo que esperan que este lunes se flexibilice el paso por la frontera con Brasil, tomando en cuenta el “corredor humanitario” que el presidente Nicolás Maduro anunció que habría durante el cierre fronterizo hasta el 2 de enero de 2017.

“Hay muchos turistas frenados de ambos lados y lo que más preocupa es el caso de los niños brasilero-venezolanos que estudian en Pacaraima y los buses no pueden venir a buscarlos, pero de eso está al tanto el alcalde de Gran Sabana y está gestionando una solución”, planteó.

Poma informó, además, que tras el apoyo de la población de Santa Elena de Uairén en el resguardo de los locales del casco central, los comerciantes bajaron los precios de los principales rubros de la canasta alimentaria. Precisó que el arroz fue ajustado de Bs. 4.500 a Bs. 2.500, mientras que el aceite descendió de Bs. 5.000 a Bs. 3.000.

Modificado por última vez en Lunes, 19 Diciembre 2016 01:13

A la dirigencia empresarial, le preocupa la destrucción de los puestos de empleo en una ciudad que depende económicamente del sector comercioWilliam Urdaneta




Tanta loquera para tanta nada
·           Rafael Marrón González 
·         Domingo, 18 Diciembre 2016 00:00 
William Urdaneta

Imagino que la especia de monje loco que Maduro tiene de asesor económico, importado del partido español Podemos, inspirado en la idea del departamento del tesoro estadounidense que planifica la eliminación del billete de 100 dólares, inútil por exagerado en la economía yanqui, para ocasionar un golpe mortal a las finanzas del narcotráfico, lo convenció de hacer lo propio con el triste, deslucido, desteñido y ultradevaluado billetucho de 100 be eses venezolano, para dar un golpe efectista que convenciera al pueblo de la existencia de mafias que sacaban toneladas de unidades de esa denominación para almacenarlas en la estratósfera a la espera de que Maduro cayera para repatriarlos con beneficios exorbitantes.

Delirio, francamente, de desmotados mentales. Nadie en su sano juicio puede creer que alguien pueda invertir tal inmensidad de recursos monetarios con el fin de acaparar una moneda cuya devaluación alcanza más de 600 por ciento en los últimos dos años. Novela para estúpidos. Lo cierto es que tal medida ha ocasionado un tiro a mansalva por la culata del pueblo no bancarizado.

El vendedor de perros calientes cuya dinámica comercial se expresa al contado y la utilidad es salario bajo el colchón. El pensionado (o la pensionada, disculpen) del Seguro social, que cobró hasta el mes adicional obsequiado por Maduro, en billetes de 100, porque esa fue la orden de Maduro, ¿sería para quitarles la pensión? 

En el sur del estado Bolívar, y en su capital, Ciudad Bolívar, la situación fue de extrema gravedad, porque en la desesperación, y apoyado por bandas armadas, el pueblo saqueó los comercios en general, pero con odio visceral a los expendios de alimentos de comerciantes chinos, llegando al extremo de invadir sus hogares y robar sus enseres familiares.

Pero Maduro, en su terca obcecación, subsumido por la fantasía de la conspiración de supuestos acaparadores de más de 300 mil millones de be ses, para derrocarlo, “que quedaron invalidados en manos de las mafias” -¿de cuánto era, entonces, la masa del circulante monetario?- culpa a la MUD por las protestas y saqueos y de la quema de las sedes de dos bancos públicos en la población de Guasdualito, en el estado Apure.

 Pero se produjo en todo el país, esa irregularidad provocada por la ilógica decisión de sacar de circulación casi 70% del actual cono monetario, sin contar con el suministro del sustituto, y en un plazo perentorio de 72 horas -“para que las mafias se metan sus billetes por el…”- lo que dejó sin efectivo a la población, lo que afecta con mayor crudeza a los de menores recursos, para adquirir alimentos, ni siquiera la insultante bolsa de los CLAP, y para colmo el BCV no cambia los billetes por denominaciones más bajas sino que entrega un recibo como depósito, según denunciaron varios ciudadanos a Provea. 
Estupefactos, todos los noticieros y analistas económicos del mundo comentaron lo irracional de tal medida, que lesionó los intereses del país, privilegiando, además, la legalización de capitales ilegales, lo que fue definido como una “macro lavadora”, al poder abrir cuentas bancarias con solo la cédula de identidad, obviando los requisitos imprescindibles para el control del origen de los fondos, según la opinión de observadores internacionales alarmados por la inmensa cantidad de billetes de esa denominación que empezaron a abarrotar las bóvedas de los bancos, llegada en sacos y maletas y cajas de cartón.

Situación facilitada por el ambiente de corrupción generalizada, demostrada por la abierta compra callejera de los billetes abolidos por la mitad de su valor, por los contactos corruptos en la banca pública. Pero también afectó al comercio fronterizo de Colombia y Brasil, abierto por Maduro, lo que legitimó el dólar paralelo y el contrabando, cuyos comerciantes aceptaban billetes de 100 be eses, dada la imposibilidad de los importadores para adquirir dólares del estado, para garantizar el suministro de alimentos que logró paliar la escasez en Venezuela. Seguramente ambos gobiernos intervendrán para que el de Venezuela honre los pactos internacionales en la materia, y estos comerciantes, y los que no lo son, recuperen su dinero en dólares al cambio oficial, lo que será un excelente negocio a fin de cuentas que dejará incólumes a las supuestas mafias.

Una insólita rectificación

Como si fuera poca su capacidad de generar estupefacción, luego de la prepotencia dictatorial de haber reducido a cinco los diez días anunciados para el canje en el BCV, de haber sometido a la población a la desesperación del temor a perder su dinero y al calvario de las interminables colas a las puertas de los bancos, de hacer llorar a lo más débiles que se habían quedado con sus ahorros domésticos invalidados, de hacer trabajar extenuantes horarios de emergencia a los funcionarios bancarios, de haber provocado la iracundia popular que sacó lo más salvaje y agresivo del pueblo venezolano, el día sábado, durante uno de sus ya desgastados actos proselitista, transmitido en cadena nacional, en una insólita rectificación, Maduro extiende el plazo de vigencia del billete de 100 be eses, hasta el 2 de enero.

Lo que demuestra que aquella medida desconcertante fue absolutamente improvisada, irresponsable y que no consideró las posibles consecuencias en una población agobiada por la incertidumbre. Y, después de que la falta de efectivo para comprar alimentos provocara los desmanes que llevaron a la ruina a cientos de comerciantes, pérdidas de vidas y bienes y terror en la población, Maduro rectifica como quien no ha roto un plato. ¡Ah, perdón, me equivoqué! Como que si nada hubiera pasado. Era un juego que falta de sentido común en un gobernante con ese inmenso poder. Cuánta irresponsabilidad con este país devastado por este perverso experimento social, que ha encumbrado y enriquecido lo peor, lo menos dotado y lo más codicioso de la negación de la inteligencia por no decir de la humanidad. 
  
Con esa desesperación llega Navidad

Durante el transcurso de estos 18 años de tropel chavista, hemos sido sometidos a las más disparatadas decisiones oficiales, la una más dislocada que la otra o viceversa, desde adelantar el reloj para estimular la inteligencia con el sol hasta esta exasperación económica a la espera del avión –“desviado y retrasado por la ultraderecha internacional”- que trae el nuevo cono monetario con el cual Maduro reconoce la hiperinflación producida por su ignorancia supina en materia económica.




Día tras día las locuras revolucionarias nos han llevado a esta nada insondable. Ya no asombra el cochambre nacional. Ni lo destartalado de la infraestructura pública y privada. Ni el envilecimiento de la red hospitalaria. Ni la miseria. Ni la atroz sevicia del hampa impune que cuenta con más de setenta mil delincuentes libres y sesenta mil presos, pero activos, dieciocho mil bandas, de las cuales cincuenta y dos están organizadas con cientos de militantes y armamento de guerra, que han llevado la tasa de homicidios a 70 por cada cien mil habitantes. Ni el enflaquecimiento de la población –“la dieta de Maduro/ te pone duro”-, dice procazmente el robusto presidente entre las carcajadas de la imbecilidad que lo rodea como una costra indecente, mientras los niños se desmayan de hambre en las escuelas y el poder adquisitivo del salario se disuelve. 

Y lo otro a lo que nos hemos acostumbrado es a convivir con el asco que produce la opulencia de los jerarcas del régimen, que destaca obscenamente ante la pátina gris que cubre al país. ¿Y qué es lo que ha dado a cambio de la destrucción de la dignidad nacional esta revolución por decreto? Nada. Un estítico puñado de promesas incumplidas por imposibles. La espera acoquinada del arranque de unos motores productivos que solo existen en el afiebrado hueco craneano del socialismo siglo 21. Y un pueblo famélico convertido en parásito social. Nada. Tanta loquera para tanta nada.  Esta es la Venezuela que recibe Navidad y Año nuevo en un ambiente de caos, incertidumbre y miedo.
Modificado por última vez en Domingo, 18 Diciembre 2016 19:24

No hay comentarios:

Publicar un comentario