El régimen de Maduro, presionado por las sanciones,
retrocedió en su propósito de instrumentar el ¨Socialismo del Siglo XXI¨ y ha
procedido a desmantelar el régimen de controles que instrumentó Hugo Chávez.
Ello ha provocado una mejora en el abastecimiento interno y en la capacidad de
compra de parte de la población que ha reducido el descontento social, en particular
en Caracas. El régimen ha tratado de esconder su fracaso en la
implementación del modelo heredado de Chávez recurriendo a una estratagema
propagandística; en el marco de la cual ha relanzado el Petro como ancla de la
economía. Sin embargo las operaciones con el Petro lo que han hecho es impulsar
la dolarización y evidenciar la incapacidad del gobierno de controlar el valor
del billete verde y la inflación.
Para fortuna de los venezolanos el “Socialismo del Siglo
XXI” no matriculó. Las sanciones instrumentadas por los Estados Unidos y sus
aliados no pudieron deponer a Nicolás Maduro, como era su propósito. Sin
embargo sí lograron forzar al régimen a deshacerse del engendro político creado
por Hugo Chávez y que él bautizó como el “Socialismo del Siglo XXI”. Maduro ha
suspendido casi todos los controles económicos impuestos por su antecesor. Las
sanciones “han hecho al gobierno” más flexible dice Luis Oliveros un economista
integrante de Ecoanalítica, una firma consultora. Esta es la tesis planteada por
el magazine inglés The Economist en una de sus últimas ediciones.
Según dicho magazine el régimen ha cesado en sus
intenciones de controlar los precios y la tasa de cambio entre el dólar y el
bolívar. Las empresas importan lo que ellos desean y fijan los precios que
consideran convenientes. Como consecuencia del desmantelamiento de los
controles el abastecimiento ha mejorado con respecto a los años previos. Los
supermercados que lucían vacíos durante la mayor parte de los años 2017 y 2018
ahora están repletos de comida. Si bien los precios de las mercancías se han
incrementado, no solo los ricos pueden acceder a ellas. Se estima que un tercio
de los venezolanos tiene acceso directo a las remesas que sus familiares le
envían desde el exterior. Desde el inicio del gobierno de Maduro 4 millones de
personas han abandonado el país y envían remesas cuyo monto se estima que en la
actualidad alcanzan los 4 millardos de dólares, equivalente a un 3% del
Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo a estimaciones de la empresa
Ecoanalítica. Esto complementa el sistema de distribución de alimentos del
gobierno y un discreto programa de asistencia implementado por algunas ONGs.
La mejora en el abastecimiento y el incremento de las
remesas, se da paralelamente a un proceso de dolarización en el marco del cual
taxistas y señoras de servicios fijan sus tarifas en dólares, aunque cobren en
bolívares. Los comercios colocan sus tarifas en dólares y las colas en los
mismos sugiere que sus clientes pueden acceder a ellos. El monto de dólares en
circulación excede al de bolívares. El bolívar no se está depreciando a la tasa
de inflación imperante en la economía. El gobierno ha instrumentado medidas
para controlar la masa de dinero en circulación. Una de ellas ha sido la de
elevar los requisitos de reservas a los bancos lo cual redujo los niveles
de inflación (durante el año 2019), aunque todavía es la más alta del mundo.
Algunos habitantes de la capital admiten que la situación
económica ha mejorado en relación al año pasado, aunque fuera de Caracas muchos
venezolanos no estarían de acuerdo con tal apreciación. La población continúa
muriendo en los hospitales por la carencia sistemática de equipos e insumos. La
ONU estima que 7 millones de venezolanos necesitan en forma urgente de ayuda
humanitaria. La mejoría de la situación en la capital ha estimulado una
migración interna hacia Caracas, donde el régimen trata de evitar se reproduzca
la crisis de servicios públicos que ocurren en zonas de la provincia, como en
el Estado Zulia. Disturbios en Caracas es lo que menos necesita el
gobierno.
Continuando con la argumentación desarrollada por The
Economist el régimen de Maduro ha desistido de sus pretensiones de
imponer el “Socialismo del Siglo XXI”, sin embargo ello no implica que ha renunciado
a sus propósitos de prolongarse en el poder. En este sentido ve con simpatía la
dolarización y las mejoras en el abastecimiento, pues ello ha provocado una
mejoría en la situación económica que ha bajado la presión interna. Venezolanos
con acceso a dólares es menos probable que protesten señala Oliveros de
Ecoanalítica.
Hay que añadir a lo planteado por el magazine inglés, que
ante el estrepitoso fracaso en la implementación del modelo heredado de Chávez
el régimen ha tratado de esconder el mismo recurriendo a una estratagema
propagandística.
Según ésta el Estado no ha colapsado sino que continuará
desempeñando un rol clave en las transacciones económicas. A tal fin están
planteando que de ahora en adelante la moneda virtual creada por el régimen, el
Petro, será el ancla de la economía. Con tal propósito obligaron a los bancos a
expresar todas las transacciones en Petros. Obligaron o convencieron a varios
comercios a vender sus mercancías en Petros que luego serían intercambiados por
bolívares. Ello dio lugar a largas colas en los comercios involucrados que
reeditó la pesadilla de las colas que los venezolanos vivimos en años previos.
Algunos beneficiarios permanecieron en dichas colas hasta un día sin, al final,
poder adquirir la mercancía deseada.
Al final el tiro les salió por la culata, pues los
comerciantes utilizaron los bolívares derivados de la venta de los petros para
adquirir dólares, lo cual contribuyó a impulsar el valor del dólar hasta
rebasar los 80.000 Bs a mediados del mes de enero del presente año. Como lo
señaló José Guerra recientemente en un artículo publicado en Tal Cual: “el pago
de los bonos con Petros,…al final terminan convirtiéndose en bolívares
circulantes y de allí pasan a perseguir a los escasos dólares”. En lugar de
convertir al Petro en un ancla de la economía, lo que hicieron fue acentuar la
dolarización y poner en evidencia que el gobierno ya no controla el
comportamiento de la tasa de cambio ni otros aspectos cruciales de la economía
como la inflación; la cual se aceleró, durante los inicios del año 2020, aún
más allá de los elevados niveles que ya tenía en diciembre del año pasado.
28 de Enero del 2020
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