martes, 28 de enero de 2020

EL ¨SOCIALISMO DEL SIGLO XXI¨ NO MATRICULÓ- Por José E. Rodríguez Rojas




El régimen de Maduro, presionado por las sanciones, retrocedió en su propósito de instrumentar el ¨Socialismo del Siglo XXI¨ y ha procedido a desmantelar el régimen de controles que instrumentó Hugo Chávez. Ello ha provocado una mejora en el abastecimiento interno y en la capacidad de compra de parte de la población que ha reducido el descontento social, en particular en Caracas. El régimen ha  tratado de esconder su fracaso en la implementación del modelo heredado de Chávez recurriendo a una estratagema propagandística; en el marco de la cual ha relanzado el Petro como ancla de la economía. Sin embargo las operaciones con el Petro lo que han hecho es impulsar la dolarización y evidenciar la incapacidad del gobierno de controlar el valor del billete verde y la inflación.    
   

Para fortuna de los venezolanos el “Socialismo del Siglo XXI” no matriculó. Las sanciones instrumentadas por los Estados Unidos y sus aliados no pudieron deponer a Nicolás Maduro, como era su propósito. Sin embargo sí lograron forzar al régimen a deshacerse del engendro político creado por Hugo Chávez y que él bautizó como el “Socialismo del Siglo XXI”. Maduro ha suspendido casi todos los controles económicos impuestos por su antecesor. Las sanciones “han hecho al gobierno” más flexible dice Luis Oliveros un economista integrante de Ecoanalítica, una firma consultora. Esta es la tesis planteada por el magazine inglés The Economist en una de sus últimas ediciones.

Según dicho magazine el régimen ha cesado en sus intenciones de controlar los precios y la tasa de cambio entre el dólar y el bolívar. Las empresas importan lo que ellos desean y fijan los precios que consideran convenientes. Como consecuencia del desmantelamiento de los controles el abastecimiento ha mejorado con respecto a los años previos. Los supermercados que lucían vacíos durante la mayor parte de los años 2017 y 2018 ahora están repletos de comida. Si bien los precios de las mercancías se han incrementado, no solo los ricos pueden acceder a ellas. Se estima que un tercio de los venezolanos tiene acceso directo a las remesas que sus familiares le envían desde el exterior. Desde el inicio del gobierno de Maduro 4 millones de personas han abandonado el país y envían remesas cuyo monto se estima que en la actualidad alcanzan los 4 millardos de dólares, equivalente a un 3% del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo a estimaciones de la empresa Ecoanalítica. Esto complementa el sistema de distribución de alimentos del gobierno y un discreto programa de asistencia implementado por algunas ONGs.

La mejora en el abastecimiento y el incremento de las remesas, se da paralelamente a un proceso de dolarización en el marco del cual taxistas y señoras de servicios fijan sus tarifas en dólares, aunque cobren en bolívares. Los comercios colocan sus tarifas en dólares y las colas en los mismos sugiere que sus clientes pueden acceder a ellos. El monto de dólares en circulación excede al de bolívares. El bolívar no se está depreciando a la tasa de inflación imperante en la economía. El gobierno ha instrumentado medidas para controlar la masa de dinero en circulación. Una de ellas ha sido la de elevar los requisitos  de reservas a los bancos lo cual redujo los niveles de inflación (durante el año 2019), aunque todavía es la más alta del mundo.

Algunos habitantes de la capital admiten que la situación económica ha mejorado en relación al año pasado, aunque fuera de Caracas muchos venezolanos no estarían de acuerdo con tal apreciación. La población continúa muriendo en los hospitales por la carencia sistemática de equipos e insumos. La ONU estima que 7 millones de venezolanos necesitan en forma urgente de ayuda humanitaria. La mejoría de la situación en la capital ha estimulado una migración interna hacia Caracas, donde el régimen trata de evitar se reproduzca la crisis de servicios públicos que ocurren en zonas de la provincia, como en el Estado Zulia. Disturbios en Caracas es lo que menos necesita el gobierno. 

Continuando con la argumentación desarrollada por The Economist  el régimen de Maduro ha desistido de sus pretensiones de imponer el “Socialismo del Siglo XXI”, sin embargo ello no implica que ha renunciado a sus propósitos de prolongarse en el poder. En este sentido ve con simpatía la dolarización y las mejoras en el abastecimiento, pues ello ha provocado una mejoría en la situación económica que ha bajado la presión interna. Venezolanos con acceso a dólares es menos probable que protesten señala Oliveros de Ecoanalítica.
Hay que añadir a lo planteado por el magazine inglés, que ante el estrepitoso fracaso en la implementación del modelo heredado de Chávez el régimen ha tratado de esconder el mismo recurriendo a una estratagema propagandística. 

Según ésta el Estado no ha colapsado sino que continuará desempeñando un rol clave en las transacciones económicas. A tal fin están planteando que de ahora en adelante la moneda virtual creada por el régimen, el Petro, será el ancla de la economía. Con tal propósito obligaron a los bancos a expresar todas las transacciones en Petros. Obligaron o convencieron a varios comercios a vender sus mercancías en Petros que luego serían intercambiados por bolívares. Ello dio lugar a largas colas en los comercios involucrados que reeditó la pesadilla de las colas que los venezolanos vivimos en años previos. Algunos beneficiarios permanecieron en dichas colas hasta un día sin, al final, poder adquirir la mercancía deseada.

Al final el tiro les salió por la culata, pues los comerciantes utilizaron los bolívares derivados de la venta de los petros para adquirir dólares, lo cual contribuyó a impulsar el valor del dólar hasta rebasar los 80.000 Bs a mediados del mes de enero del presente año. Como lo señaló José Guerra recientemente en un artículo publicado en Tal Cual: “el pago de los bonos con Petros,…al final terminan convirtiéndose en bolívares circulantes y de allí pasan a perseguir a los escasos dólares”. En lugar de convertir al Petro en un ancla de la economía, lo que hicieron fue acentuar la dolarización y poner en evidencia que el gobierno ya no controla el comportamiento de la tasa de cambio ni otros aspectos cruciales de la economía como la inflación; la cual se aceleró, durante los inicios del año 2020, aún más allá de los elevados niveles que ya tenía en diciembre del año pasado.               


28 de Enero del 2020

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