El enemigo del pueblo venezolano es el déspota quien
utiliza los servicios públicos como una forma de lucha contra el pueblo. Su
objetivo es transformar la vida ordinaria, la vida cotidiana, de todos los
venezolanos, en un ambiente donde la mayor inversión de tiempo psíquico, físico
es cómo sobrevivir. Simultáneamente, utilizan su estructura jurídica para
aplastar, aterrorizar e intimidar; articulados a sus grupos violentos que los
usan en los momentos claves, para reprimir, el clamor del pueblo. Aunado
a un aparato de propaganda nacional e internacional donde definen el conflicto
entre izquierdas y derechas. Ese ha sido el esquema de trabajo. Es
su disco rayado que ha sido efectivo durante tantos años. Es hora de quebrarle
el disco. El pueblo espontáneamente lo está haciendo.
Le han servido como aliento, como aliados, a la lógica
despótica, en estos meses, todos aquellos políticos e intelectuales diciéndose
demócratas que, en vez de sumarse a la lucha contra el despotismo, quien es el
enemigo principal, se han dedicado a una política sistemática de críticas a la
Asamblea Nacional. Minando y desgastando la fuerza política que se
necesita para enfrentar a un poder despótico con apoyo internacional en el
suelo venezolano; tanto del imperio ruso como de los cubanos, entre
otros. Ha sido corrosiva esa postura idiota criticando asuntos futuros,
mientras el despotismo en el presente, usa su fuerza para torcer la voluntad de
nuestras comunidades y esclavizarnos. Es hora que dejen el papel de tontos útiles
y se sumen a la lucha de nuestro pueblo que cada día está saliendo a protestar,
porque no soporta el holocausto.
En este momento nuestra Asamblea Nacional, jerarquizó
el sufrimiento del pueblo por encima de la forma de lucha con relación a la
ayuda humanitaria. ¿Cómo criticar esa decisión? Quién puede cuantificar el
dolor de una madre que en sus manos muere su hijo sin medicinas o alimentos; en
qué estadística se refleja la tristeza de unos ancianos que no tienen qué
comer, ni qué beber. Considerando tales asuntos, la ayuda se logrará,
aparentemente, sin poner en jaque al despotismo.
Desde la perspectiva estrictamente política, esa
acción le da un respiro al despotismo. Pero entendemos la decisión humanitaria
de la Asamblea Nacional. Ahora bien, es una necesidad perentoria que se generen
nuevas formas de luchas que se coloque en jaque al poder despótico, las
comunidades de nuestros barrios están saliendo, resistiendo. Pero se
necesita una dirección de la protesta con horizonte de desobediencia masiva.
Sabemos que tenemos fuerza, sabemos que el pueblo
responderá como ha respondido (para eso han sido las marchas y las asambleas) y
está respondiendo, enfrentando a los aparatos represivos del estado. Pero para
lograr el cese a la usurpación es necesario poner contra las cuerdas al
régimen. Hay que maximizar la presión. Hay que desobedecer masivamente.
La desobediencia masiva es una acción urgente, porque
el despotismo está utilizando todo su instrumental para atacar a la Asamblea
Nacional y, simultáneamente al pueblo. Articula restricciones de servicios
(agua, luz, gas) con represión de los colectivos, uso despótico de la ley y
propaganda masiva y sistemática, para ocultar la realidad y colocar todo en
clave de izquierda y derecha… Hay que quebrar su disco rayado. Es la hora de la
desobediencia civil.
El Presidente Guaidó ha mostrado una gran tranquilidad
al no ser reactivo frente a los golpes del despotismo y es valorable; su
serenidad es vital para la conducción de la desobediencia civil. Insisto
es vital, urgente, acciones de desobediencia masiva que coloque en jaque al
poder y se logre avanzar. Olfatear esto es sustancial… el tiempo se
transforma en un asunto clave para decidir, esta acción. No podemos dejar
que el déspota salga de la presión. Y no es suficiente presión manifestaciones
de calle; hay que desobedecer órdenes, leyes, normas, reglamentos, de forma
organizada, pacífica y todos unidos.
Hay que hacerle un llamado a todos esos dirigentes y
organizaciones demócratas que con sus posturas han trabajado para el
despotismo, por la razón que sea, para que se unan en esta etapa, que se una a
la jornada de desobediencia masiva contra el déspota.
Hay que hacer un llamado para que se trabaje al
interior de las Fuerzas Armadas quienes son el pilar del despotismo, para que
se unan, para que fracturen esa fuerza, que dejen el miedo y la sumisión. Con
la unidad de todos sin exclusión, sobre todo de la dirigencia (porque el pueblo
claramente está unido), es que podremos dar una jornada histórica de
desobediencia civil que libere a nuestro pueblo del despotismo.
Unidad, Desobediencia Civil y Libertad.
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