sábado, 6 de abril de 2019

Rusia usa a Venezuela para molestar a EEUU (y lo está consiguiendo) - Daniel Gómez



Daniel Gómez (ALN).- El presidente ruso, Vladimir Putin, quiere “mostrar poder” en Latinoamérica, dice a ALnavío Maryhen Jiménez, profesora de Ciencia Política e investigadora en la Universidad de Oxford. De ahí que sus militares pululen por Venezuela desde hace dos semanas. De ahí la carta que el Parlamento ruso envió a Colombia este martes. De ahí que todo esto se produzca a escasos días de la reunión de la OTAN en Washington. “A Rusia lo que le interesa es que se le vea. Hacerse notar”, agrega a este diario Alfredo Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Camilo José Cela.

“A Rusia no le interesa un conflicto en Venezuela. Económicamente está muy mal y el país ya quebró siendo la Unión Soviética por meterse en la carrera armamentista. Vladimir Putin no es tonto y aprendió esa lección. Lo que sí le interesa a Putin es molestar, incomodar, ser una avispa para Estados Unidos en la región. Y yo creo que lo está siendo”.

Se lo dice a ALnavío el especialista en política exterior de Europa, Estados Unidos y Oriente Medio Alfredo Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Camilo José Cela, piloto de helicópteros y teniente coronel del Ejército de Tierra de España.

La presencia de militares rusos en Venezuela es el tema del momento. De hecho, será discutido este jueves en Washington, donde se celebra el 70 aniversario de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Cabe recordar que a este organismo el propio Putin lo definió como enemigo de Rusia en su famoso discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich en 2007.

Lo cierto es que los militares rusos han tenido una importante actividad en Venezuela. Hace dos semanas, dos aviones llegaron al país desde Moscú. No fue un aterrizaje discreto, sino que se detuvieron en la pista principal del país, la del Aeropuerto Simón Bolívar en Maiquetía.

Todo el mundo se enteró, por lo que se especuló sobre una intervención rusa en Venezuela. Reinó la histeria, y el Kremlin, especialista en este tipo de situaciones por sus conflictos en Georgia en 2008 y en Ucrania en 2014, salió al quite diciendo que sus militares brindarían apoyo al régimen de Nicolás Maduro por los supuestos ciberataques que sufrió el sistema eléctrico por parte de EEUU.

A la versión oficial se sumaron otras derivadas. Una de ellas es que los militares rusos, también llamados “asesores”, fueron a Venezuela para poner en marcha un mecanismo antiaéreo en El Sombrero, zona hasta ahora inoperativa por la incapacidad de la Fuerza Armada venezolana.

Otra cosa que se dijo fue que los efectivos rusos arribaron al país para montar una base militar en la Isla de La Orchila. También se supo que los militares brindaron entrenamiento a pilotos de helicóptero y se comprometieron a construir una zona de mantenimiento de aeronaves.
Putin demuestra poder en Latinoamérica

“Estas pequeñas acciones, creo yo, son una demostración de poder en Latinoamérica por parte de Rusia”, apunta a ALnavío Maryhen Jiménez, profesora de Ciencia Política e investigadora en la Universidad de Oxford.

“La crisis en Venezuela es un tema geopolítico de Estados Unidos, Rusia y China y de esta forma se está manejando. Los rusos yo creo que están claros que en Venezuela el cambio va a venir y lo que están haciendo ahora es una estrategia política”, agrega.

En la estrategia de Moscú se incluye otro elemento. La carta que envió este martes la Asamblea Federal de la Federación de Rusia a la Cámara de Representantes de Colombia advirtiendo que las maniobras de Estados Unidos en territorio colombiano se considerarán como una amenaza a la soberanía de Venezuela.

“Será interpretado por el Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia solamente como un acto de agresión contra un Estado soberano y una amenaza a la paz y seguridad internacionales”, decía la misiva.

La carta de la Asamblea Federal, que es el Parlamento ruso, se interpretó como una advertencia del propio Putin al gobierno de Iván Duque en Colombia, lo cual provocó la repuesta del mandatario latinoamericano. “Colombia no está en plan de agredir a ningún Estado”, dijo.

A consecuencia de esta declaración, el embajador ruso en Colombia, Sergei Koshkin, aclaró que la carta no era para el gobierno de Duque, sino que se trató de una declaración parlamentaria “dirigida a los colegas del mundo”. O sea, a los parlamentarios.

Todos estos detalles serán tomados en cuenta este jueves, puesto que Estados Unidos incluyó la presencia rusa en Venezuela en la lista de temas que se tratarán en la reunión ministerial de la Alianza Atlántica.

La OTAN no intervendrá en Venezuela

“Es un factor de seguridad. Y en la Cumbre de la OTAN se ponen sobre el tapete todos los riesgos para la seguridad. No se hablará sólo de Venezuela. Se hablará de la inmigración incontrolada, del terrorismo global... Se evalúan todas las amenazas, y en función de lo que digan los 29 países miembros, se tomarán acciones preventivas”, dice Rodríguez.

Para este experto, de la reunión no resultará una intervención militar en Venezuela. Ni siquiera con los últimos movimientos que han protagonizado los militares rusos. “La mayoría numérica en la OTAN es Europa, y esta no quiere que haya acción militar en Venezuela. Además, el foco de la Alianza Atlántica no es Venezuela”.

Como recuerda Rodríguez, la solución militar no le interesa a nadie. Ni a Rusia, ni a EEUU, ni a Venezuela. Sin embargo, señala Jiménez que un ataque contra el régimen de Maduro es un recurso que el presidente encargado, Juan Guaidó, está empleando para generar presión.

“Guaidó advierte que todas las opciones están sobre la mesa. Este es un tema estratégico para hacerle sentir a Maduro que va a salir. El tema de la intervención no creo que vaya a salir en la OTAN. Lo que no descarto es que haya una discusión a nivel interno, pero eso es una información que no vamos a tener”, dice la profesora.

Los aliados rusos en Latinoamérica

Las cartas están echadas. El foco es Venezuela. Pero en el tablero aparecen más actores. Están las tres potencias: Estados Unidos, China y Rusia. Esta última, aliada a su vez de Cuba y Nicaragua, viejos socios de la época soviética, y países clave en la lucha que Moscú libró contra Washington hace ya medio siglo.

Hoy Cuba y Nicaragua apenas significan nada en Latinoamérica. Son dos economías muy pobres y sin apenas relevancia diplomática. Es cierto que el poder militar de La Habana todavía juega un papel determinante en Caracas, sobre todo controlando a la Fuerza Armada venezolana, para evitar las deserciones.

En lo que respecta a la relación La Habana-Moscú, estos se ven como socios ideológicos de la época soviética unidos por el sentimiento antiimperialista. Su cooperación, según explica Mira Milosevich, investigadora principal del Real Instituto Elcano, en el informe Rusia en América Latina: repercusiones para España, se da en áreas como el ejército y las investigaciones médicas.

Cabe recordar que Milosevich, en una entrevista con ALnavío, dijo que “el límite del poder de Rusia se verá en Venezuela”.

“Lo que pasa es que no se puede definir dónde está este límite porque no tenemos bola de cristal. En cualquier caso, el hecho de que Rusia haya pospuesto el pago de la deuda de 2017 a 2023 a cambio de controlar buena parte de Citgo [filial de PDVSA en EEUU] y a cambio de derechos de exploración de los lugares emblemáticos de los recursos de Venezuela es una clara señal de cómo un país puede aprovecharse de otros más débiles sólo porque el gobierno se quiere mantener en el poder a cualquier precio”.
El límite del poder de Rusia se verá en Venezuela

Volviendo a las relaciones en Latinoamérica, lo mismo que pasa con La Habana, pasa con Managua. La particularidad aquí es que, con las sanciones de la UE a Moscú, Nicaragua ha mirado hacia Rusia para vender semillas, café y carnes a cambio de coches y otros vehículos para el régimen de Daniel Ortega.

Otro aliado de Rusia en Latinoamérica es Bolivia. Y lo es, según Milosevich, “en términos políticos” a consecuencia de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) impulsada por los fallecidos Fidel Castro y Hugo Chávez.Y es que verdaderamente, donde Rusia tiene poder, tanto a nivel comercial y político como militar, es en Venezuela. Y es Venezuela, en cierto modo por su potencial económico (es el país cuyas con más reservas probadas de hidrocarburos), el país que más le interesa a Estados Unidos.
Qué está haciendo EEUU

EEUU fue el primer país en apoyar a Guaidó cuando juró como presidente. EEUU lidera la política de sanciones contra Maduro, las cuales han puesto al régimen en una situación económica ingobernable. Hasta el punto de que grupos financieros como Barclays le cuenten ya el final.

EEUU también ha sido muy activo en términos políticos. Sin ir más lejos, la última reunión del Grupo de Lima contó con la presencia del vicepresidente Mike Pence.

La crisis de Venezuela es prioridad para la Administración Trump. Tanto en temas de política interna, para mantener vivo el voto en Florida, como en término geopolíticos. Las cuentas que sacan en Washington es que si cae Venezuela, en fila caen Nicaragua y Cuba. Y, por ende, su histórico enemigo, Rusia, se quedaría sin socios en Latinoamérica.

Para este efecto dominó, EEUU cuenta con dos aliados. Uno de ellos es Colombia, socio global en la OTAN, lo que permite al ejército estadounidense realizar maniobras de entrenamiento en territorio colombiano. Y también está Brasil, pues con la llegada de Jair Bolsonaro, Washington y Brasilia parecen más alineados que nunca. 

Estas son las cartas. Las de EEUU, y las de Rusia. La intervención militar es un tema que nadie desea. Rusia, como hizo en la Guerra Fría, como hace desde que está Putin en el poder, mantiene muchos frentes abiertos contra la Casa Blanca. 

“A Rusia lo que que le interesa es que se le vea. Hacerse notar”, apunta el profesor de la Camilo José Cela. En América Latina lo está consiguiendo, sobre todo con su exposición en Venezuela.

Iván Duque maniobra entre la presión rusa 

y la tragedia de Venezuela

Por Zenaida Amador Miércoles 03 de abril de 2019

Sólo este martes se registraron dos hechos que pusieron nuevamente a Colombia en el radar mundial por la crisis en Venezuela. Por una parte, la postura crítica de Rusia por la participación colombiana en lo que catalogó como una estrategia injerencista sobre Venezuela que busca propiciar su intervención militar y, por la otra, la dramática situación de centenares de venezolanos que intentaban cruzar hacia territorio colombiano de cualquier manera, desafiando el cierre fronterizo y los riesgos generados por la propia naturaleza.

Si bien el mandatario colombiano, Iván Duque, se mantiene firme en su postura crítica contra el régimen de Nicolás Maduro y en su apoyo a Juan Guaidó, también ha intentado bajar su exposición para lidiar con los desafíos políticos de su nación sin el referente constante de la crisis venezolana. Esta ha sido la línea especialmente después de los hechos violentos que se suscitaron en febrero, a propósito de los intentos por ingresar por los pasos fronterizos ayuda humanitaria a

Venezuela, pero la crisis vecina siempre termina salpicando la agenda colombiana y obligando a Duque a encarar el impacto político que le genera Venezuela.

Sólo este martes se registraron dos hechos que pusieron nuevamente a Colombia en el radar mundial por esa causa. Por una parte, la postura crítica de Rusia por la participación colombiana en lo que catalogó como una estrategia injerencista sobre Venezuela que busca propiciar su intervención militar y, por la otra, la dramática situación de centenares de venezolanos que intentaban cruzar hacia territorio colombiano de cualquier manera, desafiando el cierre fronterizo y los riesgos generados por la propia naturaleza.

La presión rusa

En el primer caso los cuestionamientos fueron formulados por la Cámara alta del Parlamento ruso a través de una carta enviada al presidente de la Cámara de Representantes de Colombia, donde se indica que “el uso ilegítimo de la fuerza militar contra Venezuela por parte de otros Estados que respaldan a la oposición será interpretado por el Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia solamente como un acto de agresión contra un Estado soberano y una amenaza a la paz y seguridad internacionales”.

“Ante la pregunta de por qué no se envió la carta a la Cancillería de Colombia, la fuente explicó que se trató de un documento parlamentario cuyo destino eran sus pares en la región andina. ‘Se trata de un documento parlamentario y por eso la Embajada remitió la carta a los parlamentarios locales y no a la Cancillería, de manera tal que los parlamentarios locales conocieran mejor la posición de Rusia, pero como intercambio de opiniones y no como una advertencia o una afrenta', subrayó”, según Sputnik.

Para Rusia, según se puntualiza en la carta, el pasado 23 de febrero se intentó enviar “convoyes humanitarios” estadounidenses a Venezuela a través de varios Estados, que “tenían por objeto provocar una guerra civil a gran escala y llevar a cabo en lo sucesivo una intervención armada en ese Estado”.

A Iván Duque no le quedó más remedio que responder: “Colombia no está en la posición de agredir a ningún Estado, pero está en su deber de defender la Carta democrática Interamericana y de denunciar los atropellos de la dictadura en Venezuela”.

Igualmente tuvo que salir al paso el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo: “Colombia reitera que cualquier despliegue o incursión militar en apoyo al régimen de Nicolás Maduro pone en riesgo la transición democrática y la normalización constitucional en Venezuela, y constituye una amenaza a la paz, la seguridad y la estabilidad en la región”.

Rusia, que ha manifestado su total apoyo a Nicolás Maduro, pone así una dosis de presión sobre Colombia, que ha sido uno de los aliados estratégicos de Estados Unidos en sus acciones para cercar al deslegitimado gobierno venezolano. Esto ocurre en momentos cuando está por celebrarse la reunión ministerial de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), donde la presencia de tropas rusas en Venezuela será un tema que Estados Unidos pondrá en la agenda de discusión y no hay que perder de vista que Colombia es un socio global de la OTAN.

No puede creer Duque que la salida de Maduro solucione los problemas de Colombia

La migración constante

Desde febrero está limitado el paso fronterizo entre Colombia y Venezuela, precisamente a raíz de la decisión de la Administración de Duque de servir de punto de acopio de la ayuda humanitaria internacional para su envío al territorio venezolano, lo que fue impedido por Nicolás Maduro con una violenta represión.

Las exportaciones de Rusia a Colombia representan 283,95 millones de dólares y las importaciones 81,77 millones de dólares, según el último informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD)

Sin embargo, el flujo en la frontera no ha cesado. Muchos recurren a trochas, pagando cualquier precio a los irregulares que las controlan, con tal de transitar de uno a otro país. Se estima que a diario pasan por la frontera unos 9.000 venezolanos. Para muchos cruzar significa la diferencia entre conseguir o no alimentos y atención médica. Aunque muchos retornan a Venezuela, otros simplemente deciden no regresar.

Pero este martes la crecida del río Táchira hizo prácticamente imposible el tránsito por los pasos clandestinos. Aun así, centenares de venezolanos cruzaron, ya sea arriesgando la vida en las aguas del río o forzando el paso en el Puente Simón Bolívar, que une Cúcuta y San Antonio del Táchira, a pesar de los obstáculos colocados por los funcionarios de Maduro para bloquear el acceso.

“La decisión del usurpador Maduro de bloquear los puentes con contenedores y restringir el paso de personas por los mismos lo único que hace es incentivar la irregularidad. No hay forma de detener a un pueblo que tiene hambre, que está muriendo por falta de medicinas, a un pueblo que agoniza porque el Estado no le proporciona los servicios públicos básicos”, afirmó el director de Migración Colombia, Christian Krüger, quien responsabilizó a Maduro y a los miembros de la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela por lo que pueda ocurrirle a quienes intentan cruzar la frontera. 

 “Responsabilizo al usurpador Maduro de lo que le pueda suceder a la población que transita entre Colombia y Venezuela en Norte de Santander” Director @MigracionCol 

Las alarmas se encienden en Colombia ante este flujo migratorio que de seguro aumentará en lo inmediato dada la agudización de la crisis en Venezuela con el colapso de los servicios públicos. Ya el gobierno de Duque tuvo que modificar sus proyecciones fiscales, con un añadido de 0,5% en el déficit estimado para 2019 por esta causa, a fin de no afectar otras partidas presupuestarias por atender a los venezolanos que llegan a su país. Los gastos de protección social, vivienda y educación, entre otros, asociados a la recepción de venezolanos que huyen hacia ese país se calculan en más de 1.500 millones de dólares anuales, por lo que para Duque urge encontrar una solución a la crisis venezolana para que no termine convirtiéndose en el germen de una crisis colombiana.

Por Daniel Gómez

Miércoles 03 de abril de 2019,







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