El
nuevo texto solo menciona el "socialismo" y suprime el objetivo del
"avance hacia la sociedad comunista" que figura en la actual
Constitución de 1976
Miguel
Díaz-Canel y Raúl Castro, presidente y expresidente de Cuba, el pasado
miércoles en La Habana.STRINGER REUTERS
Cuba
ha eliminado la palabra "comunismo" en su anteproyecto de reforma
constitucional, según los medios oficialistas de la isla. El nuevo texto está
siendo debatido en la Asamblea Nacional –parlamento unicameral– y los diputados
votarán en la sesión que se extiende hasta el lunes que sea sometido a una
consulta popular. No quedaría en las leyes fundamentales ni rastro nominal del
comunismo, un término del que por lo general los mandos del régimen habían
desalojado hace tiempo de sus discursos. La Constitución vigente, de 1976 y
redactada a imagen y semejanza de las del bloque socialista, incluye en su
artículo 5 el objetivo del "avance hacia la sociedad comunista". En
el nuevo texto sí se mantendría la referencia al socialismo como ideología de Estado.
El viernes
durante las reuniones preliminares el presidente de la Asamblea, Esteban Lazo,
se refirió con prudencia a la planeada desaparición del término
"comunismo". "Esto no quiere decir que renunciemos a nuestras
ideas, sino que en nuestra visión pensamos en un país socialista, soberano,
independiente, próspero y sostenible", dijo Lazo.
La
Asamblea ha aprobado hoy el nuevo gabinete, que conserva a 20 de los 34
ministros del general. Castro permanecerá hasta 2021 como secretario general
del Partido Comunista de Cuba, máxima autoridad de la isla por encima del
Ejecutivo.
El
parlamento abrió este sábado una sesión ordinaria que terminará el lunes y en
la que los diputados votarán para que se apruebe la convocatoria de un referéndum sobre la reforma de la constitución de 1976, elaborada
según modelos del bloque comunista y retocada en 1992 y 2002. El anteproyecto
de reforma, del que la prensa oficial ha avanzado un resumen, incluye el
reconocimiento de la propiedad privada y abre la puerta al matrimonio
homosexual. Según Granma, el periódico del Partido Comunista, en su artículo 68
el proyecto define el matrimonio como "la unión voluntaria consensuada
entre dos personas, sin especificar sexo".
La
novedad más sustancial en el gabinete ha sido el nombramiento de otro ministro
de Economía, Alejandro Gil, hasta ahora viceministro. Desde que Raúl Castro
tomó el timón en 2008 inició una morosa adaptación del sistema socialista al
mercado y a la inversión extranjera que Díaz-Canel tendrá que acelerar para
tratar de sacar al país de su perpetua situación de carestía y de sus casi
nulos índices de crecimiento. Gil será el encargado de batir el complicado
cóctel de estatalismo y liberalización. Miembro de la nueva generación de la
alta burocracia cubana, hasta ahora viceministro, el nuevo titular de Economía
sustituye a un funcionario de la vieja guardia, Ricardo Cabrisas, de 81 años y
que será uno de los cuatro vicepresidentes del consejo de Ministros –donde
continua Ramiro Valdés, 86 años, del núcleo duro histórico–.
Cuando
asumió la presidencia en abril, Díaz-Canel, un tecnócrata con reputación
aperturista que desde hace dos años ha ido adoptando un discurso cada vez más
rígido y conservador, dejó claro que su norte no era otro que la
"continuidad", hoy concepto talismán del statu quo cubano.
En su equipo seguirán a su lado pesos pesados del aparato como el canciller y
cerebro de las relaciones con EE UU Bruno Rodríguez, de 60 años, Leopoldo
Cintra, de 77 años y militar del círculo más estrecho de Raúl Castro, como
ministro de las Fuerzas Armadas, y el vicealmirante Julio César Gandarilla, 75
años, a cargo del poderoso Ministerio del Interior. Comercio e Inversión
Extranjera y Turismo, dos carteras de especial importancia por la necesidad
perentoria de Cuba de captar capital, seguirán en manos de Rodrigo Malmierca y
Manuel Marrero. El gabinete tiene una media de edad de 60 años. Lo componen 26
hombres y ocho mujeres.
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