Todo indica que la manifestación convocada por la oposición
venezolana para el día 19 de Abril (19-A) marcará un hito. Será sin duda la más
grande demostración de masas ocurrida en toda la historia de Venezuela.
A fin de ayudar a entender el carácter
y sentido de esa manifestación, he redactado las siguiente siete tesis.
1. Importante es remarcar que, en contra
de lo que han supuesto algunos sectores no organizados de la oposición, dicha
manifestación no obedece a un llamado insurreccional. Hasta el momento en
ninguna convocatoria se lee, “a salir del gobierno”, o algo parecido. Que así
pueda suceder como consecuencia de este u otro acontecimiento, nadie lo puede
vaticinar. Venezuela atraviesa
por una situación en la cual cada suceso puede revertir sobre otro, generándose
así dinámicas imposibles de ser previstas.
2. Se puede afirmar, sin embargo, que nunca en toda la historia del
chavismo y del madurismo las condiciones han sido tan desfavorables para el
régimen. El aislamiento internacional de Maduro es casi total. En América
Latina solo lo apoyan las dictaduras cubana y nicaragüense y el autoritarismo
boliviano. El repudio de los gobiernos democráticos europeos es general. Ni
siquiera las dictaduras militares del siglo XX lograron concitar tanto rechazo.
En el plano interno es minoría absoluta. La situación económica es catastrófica
y no hay visos de recuperación. A Maduro solo lo sigue una clientela cada vez
más disminuida, una cúpula militar corrupta y grupos de ilegales
para-militares. Por otro lado,
la oposición nunca ha estado tan unida como en estos últimos días. Las
fisuras producidas entre la ciudadanía y sus parlamentarios ya están cerradas.
Las multitudes han perdido el miedo y enfrentan con manos y piedras a tropas
armadas hasta los dientes. En fin, para decirlo en términos directos, la dictadura agoniza. Si esa
agonía será breve o larga, es una pregunta que nadie puede responder.
3. La convocatoria
del 19-A ha sido redactada como protesta en contra del golpe de estado al
parlamento, golpe que culminó con la anulación de la AN por el TSJ. Pero como
ha señalado la mayoría de quienes se ocupan de estudiar el caso venezolano, no
fue ese un golpe repentino. La
anulación de la Asamblea fue un golpe más en una cadena de golpes asestados a
la Constitución, a la democracia y al pueblo. Tal vez, el más decisivo, el
más evidente, el más grosero. Golpes precedentes fueron dados al revocatorio
(constitucional y electoral) y a las elecciones regionales pautadas para el
2016 y 2017. La cadena golpista ha continuado en la reciente inhabilitación a
Henrique Capriles. Esa es la razón por la cual la protesta en contra del golpe
será, inevitablemente, una protesta en contra de toda la dictadura de Maduro.
Pues la naturaleza de la dictadura es golpista. Detener el golpe –como reza la
convocatoria al 19-A- significa detener a la dictadura. El golpismo es la
dictadura. La dictadura es el golpismo.
4. El 19-A se
encuadra dentro de la más estricta continuidad con la historia de la lucha
antidictatorial. Esa lucha ha sido definida por sus cuatro puntos cardinales: pacífica, democrática,
constitucional y electoral.
5. La
convocación a elecciones fue, antes del golpe a la AN, la principal exigencia
de la oposición. Pero después
del golpe a la AN las exigencias pasaron a ser dos: elecciones y devolución de su soberanía a la AN.
Lo último pasa por la inmediata destitución de los magistrados golpistas. A
esas dos exigencias, y surgidas de la propia lucha, han sido agregadas otras
dos: anulación de la
inhabilitaciones y disolución inmediata de los grupos para-militares.
6. Las elecciones
(regionales o generales), la reivindicación constitucional de la AN, el fin de
las inhabilitaciones y la disolución de los para-militares, no son puntos
separados entre sí. Constituyen un todo. Cada uno depende del otro. Cualquier intento del régimen por
sacar del contexto a una o a algunas de esas cuatro exigencias, debería ser
considerado como una simple coartada destinada a engañar y a dividir a la
oposición.
7. El llamado a
elecciones, a las cuales el régimen podría aceptar como una posibilidad de
sobrevivencia, debe ser entendido como un llamado a la celebración de
elecciones libres. Pero no
puede haber elecciones libres con un parlamento secuestrado, con políticos
ilegalmente inhabilitados, y con grupos armados disparando en contra de la
ciudadanía.
Por muy repetida que sea, la frase no
deja de ser cierta. El 19-A el pueblo venezolano tiene una cita con la
historia.
Fernando Mires
Henrique Capriles
PUEBLO SIN MIEDO
En los últimos años Venezuela ha dado
pasos agigantados hacia la pobreza, gracias a la incapacidad de Nicolás Maduro
para tomar decisiones acordes a la realidad del país. Pero a la ineptitud de
este señor se le suman otros factores.
Hace tiempo que el régimen de Nicolás
Maduro no es capaz de sostener la estabilidad social y política dentro del
marco de respeto al orden jurídico establecido, es decir, perdió su capacidad
de gobernar.
Intenta aferrarse al poder sólo por la
vía de la represión desmedida, pero a medida que despliega su arsenal de armas,
incluso algunas vencidas y otras con efectos no conocidos, se deslegitima cada
día más y acelera su salida del poder.
La protesta es uno de los derechos
humanos fundamentales y el gobierno sigue quebrantando esa garantía. Que las
protestas sean reprimidas y hayan sido atacadas por grupos armados civiles, son
demostraciones inequívocas de las graves violaciones cometidas contra quienes
nos manifestamos contra el quebrantamiento del orden constitucional.
Mientras en el país cada vez son más
contados los alimentos y las medicinas brillan por su ausencia, el narco
gobierno pretende intimidar a un pueblo que sale a la calle a exigir sus
derechos, con una represión sin precedentes, pero que no ha hecho mella en las
ganas de los manifestantes de seguir exigiendo la restitución del hilo
constitucional.
Ya existe el cálculo. En unas horas de
movilización, las fuerzas de seguridad del Estado pueden llegar a lanzar hasta
300 artefactos lacrimógenos. Lo que podría representar un gasto entre 2.700 y
14.000 dólares, que equivaldría entre 1,9 millones y 10 millones de bolívares
calculado a dólar Simadi (Bs. 717). Esto, tomando en cuenta que cada artefacto
puede costar en el mercado estadounidense entre 8,99 hasta 46 dólares.
Imagínense cuántos alimentos y cuántas
medicinas podrían traerse con 10 millones de bolívares que el gobierno gasta en
una sola tarde para no permitir que los venezolanos se expresen. Multipliquen
esos 10 millones de bolívares por cada tarde en la que los venezolanos han
salido a tomar las calles con el único fin de las que las instituciones del
Estado nos escuchen y se respeten nuestros derechos.
Las prioridades del gobierno siempre
han estado al revés, pero en la situación en la que vivimos, en la que las
mismas personas que dieron su confianza a quienes hoy están en el poder también
padecen y pasan por el trago amargo de acostarse sin comer, la actitud de la
cúpula corrupta sobrepasa lo irracional.
Es por eso que hoy hay un pueblo
movilizado, con peticiones genuinas en la calle. En Venezuela se dio un Golpe
de Estado y eso no cambia borrando unas líneas a una sentencia, el autogolpe
continúa, no fueron devueltas las competencias al Parlamento, ya que las
aclaratorias fueron sobre medidas cautelares y tienen carácter temporal,
por eso decimos que el autogolpe sigue y estamos llamados a derrotarlo.
No existe norma jurídica que establezca
que el TSJ pueda suspender el funcionamiento de un poder público por el
incumplimiento de una decisión y la figura de desacato se fija a personas
naturales que se rebelan, previa realización de procedimientos penales a
solicitud del Ministerio Público.
También por órdenes de Maduro, uno de
sus títeres nos impuso una inhabilitación para intentar sacarnos de la
contienda política. Las supuestas faltas por las que se dicta la inhabilitación
no afectaron el patrimonio público, pero además todas las acciones señaladas
están apegadas a la Ley, y durante la apertura y transcurso del procedimiento,
las pruebas de la defensa fueron negadas. Es evidente que es una medida montada
por retaliación, que, además de ser desproporcional, ya que por una multa de 10
dólares se me impone una inhabilitación de 15 años (la máxima de la Ley
Orgánica de la Contraloría de la República); también es inconstitucional porque
el Contralor se otorga la función de decidir quién puede o no optar a cargos
públicos sin pasar por tener una sentencia firme.
Todo forma parte del mismo paquete del
autogolpe de un régimen que sabe que por los votos no se mantendrá en el poder.
La mayoría de este tipo de regímenes terminan divorciados de la democracia,
porque entienden a ésta, no como un proceso negociado con el fin de incluir y
servir a todos, sino como una batalla absoluta entre la voluntad del pueblo y
quien se oponga a ella.
Sabemos que el gobierno juega sucio y
se le metió en la cabeza escoger la oposición que a ellos les convenga para
realizar una contienda electoral, por eso, hoy más que nunca, todos los
venezolanos, estemos o no investidos de autoridad, estamos llamados a ejercer
nuestra ciudadanía para restablecer el hilo constitucional, tal como lo
contempla nuestra Constitución Nacional en el artículo 333, porque esta no es
una lucha de un solo hombre, sino de todos los venezolanos.
Los venezolanos estamos en la calle
porque queremos recuperar el hilo constitucional, queremos que se respeten las
competencias de la Asamblea Nacional, electa por 14 millones de venezolanos;
queremos que se convoque a elecciones libres y se establezca un cronograma
electoral, nuestra Constitución es muy clara en cuanto a los tiempos; queremos
que se libere a los presos políticos y no haya inhabilitaciones, porque en
ambos casos violenta los derechos políticos que tenemos como venezolanos; y por
último, pero no menos importante, queremos que se abra el canal humanitario
para que lleguen a nuestro país los alimentos y medicinas que tanto necesita
nuestro pueblo.
Nuestra arma es la Constitución, es
nuestro camino a un destino distinto, a un horizonte de oportunidades, a una
nueva Venezuela.
Sigamos adelante en la calle, exigiendo
lo que por derecho nos corresponde. Nos han quitado tanto, que hasta nos
quitaron el miedo. Sigamos adelante, que el sol viene alumbrando con fuerza.
Nos vemos en las calles de toda Venezuela el próximo 19 de abril, es hora de
parir una nueva independencia para nuestra patria, la independencia frente a la
corrupción y la dictadura que hoy impera.
¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!
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