jueves, 23 de marzo de 2017

Soledad Bravo en Nueva York - Antonio Sanchez Garcia



No era la primera vez que Soledad se encontraba en Nueva York, adonde siempre ha venido por razones de trabajo. Aquí grabó a comienzos de los 80,s con Willie Colon su memorable LP Caribe, con el que irrumpió en el universo de la salsa en toda el área caribeña, en Europa y en América Latina, ocupando un sitial que no abandonaría jamás. Aquí volvió a grabar su LP Mambembe y culminara todo un ciclo de su producción discográfica reuniendo a los más destacados exponentes del jazz  del momento, como Paquito D Rivera, Jorge Dalto, Eddie Gomez, Airto Moreira, Yomo Toro y Ray Barreto, entre otros. Y aquí realizaría la preproducción de su segundo álbum de boleros, con arreglos de Carlos Franzetti.


Pero Soledad no había venido a cantar a Nueva York, salvo en ocasión de un festival en respaldo de la salida de las tropas norteamericanas de Viequez, invitada especial de los independentistas portorriqueños. Esta vez fue el turno de cantar en solidaridad con su propia Patria, Venezuela, iniciando un periplo que la llevará por distintas ciudades estadounidenses en el curso del presente año. 

Todos conocen las dramáticas circunstancias en que debió dejar Caracas y cargar en su corazón con la pesadumbre de recibir un ejemplo en carne propia de la espantosa inseguridad reinante y la permanente amenaza de violencia y muerte que atenaza a los venezolanos, víctimas de la crisis humanitaria que asuela al país. Vivir en Venezuela no es un festival. Y la fama aquella de que los venezolanos éramos los seres más felices del mundo pasó a la historia hace un cuarto de siglo. Cantar, cuando se es una artista consciente de la responsabilidad política que conlleva llevar en la garganta y en el corazón el profundo sentimiento de todo un pueblo, no es una fiesta. Es un compromiso de emoción y/o de autenticidad.

De allí la inmensa expectativa despertada por el solo anuncio de la presencia en una sala de conciertos de Park Avenue, en Manhattan, acompañada por un selecto grupo de  músicos venezolanos avecindados en NYC, de quien es considerada mundialmente como la voz femenina privilegiada de Venezuela y una de las mas grandes exponentes de la nueva canción latina e hispanoamericana. Una mujer que ha cantado a Chico Buarque, a Caetano Veloso, a Gilberto Gil, a Alfredo Zitarrosa, a Violeta Parra, a Chabuca Granda, a Cuco Sanchez, a Serrat, a Milanes, a Silvio Rodriguez, a Piazzolla, a Atahualpa Yupanqui, a Homero Manzi, a Armando Manzanero, a Tite Curet Alonso, a Cesar Portillo de la Luz y a los clásicos compositores de la trova tradicional cubana. 

Ninguna sorpresa que prácticamente sin ninguna promoción, las entradas se hubieran agotado a una semana de la realización del concierto. Que su gran amigo Paquito D, Rivera y el afamado pianista uruguayo Pablo Zinger, uno de los acompañantes de Astor Piazzolla, se hubieran propuestos como acompañantes y que Perla Capriles y Andres Correa Guaratasma asumieran la organización del evento, haciendo posible el éxito de una jornada que no podía sino culminar con una sala desbordante.

Tal cual ocurrió. Pero sí fue sorprendente que el Secretario General de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, que resultó ser un gran admirador de su obra, en particular de sus grabaciones de la trova cubana y de su homenaje al gran compositor uruguayo Alfredo Zitarrosa, estuviese dispuesto a desplazarse con su familia desde Washington en calidad de invitado especial. Que grandes personalidades de la vida política y social venezolana como Allan Brewer Carias, Diego Arria, Carolina Herrera y Reinaldo Herrera estuviesen presentes en una sala atestada de un publico enfervorecido, que siguió las palabras y las canciones de la venezolana con una devocion y una entrega totales. Y que la actuación de Soledad, acompañada del cubanovenezolano Cesar Orozco, en el piano y los músicos venezolanos residenciados en Nueva York Alvaro Benavides, en el bajo, Marco Granados, en la flauta, Leonardo Granados, en la percusión, Jorge Glem en el cuatro y la mandolina provocara una conmocion y una euforia totales.

Es importante reseñar algunos puntos culminantes del concierto. En primer lugar, la ovacion que despertara la presencia de Luis Almagro, Secretario General de la OEA, saludado con gran emoción por Soledad Bravo, que le dedicara su concierto a Mitzi Capriles y a su querido amigo Antonio Ledezma y a todos los presos políticos de la dictadura. En segundo lugar, la sensación causada por las interpretaciones de dos de los temas emblemáticos de su repertorio, Alfonsina y el Mar y La Flor de la Canela. En tercer lugar la extraordinaria version jazzistica de Tu mi delirio, del compositor cubano Cesar Portillo de la Luz, acompañada al clarinete por el virtuoso Paquito D, Rivera, sin duda uno de los más grandes saxofonistas de jazz del mundo.

Ya en la segunda parte y luego de una vibrante interpretacion del Diablo Suelto – el ya emblemático joropo del zuliano Heraclio Fernandez, compuesto en 1888 – por sus músicos invitados, con el lucimiento especial del virtuoso Marco Granados, en la flauta y Jorge Glem, en el cuatro, Soledad, comenzó con una muy personal versión del tango de Gardel y Lepera, El dia que me quieras, también magistralmente acompañada por Paquito D, Rivera. Una versión llena de emoción, de humor y de creatividad jazzística absolutamente improvisada que seguramente pasará a la historia de ambos interpretes. Sólo superada por la dramática e impactante interpretación de la Balada Para un Loco, de Astor Piazzolla con letra de Horacio Ferrer, acompañada al piano por Pablo Zinger. Para dedicarle luego a Luis Almagro dos composiciones de su gran amigo ya fallecido, el uruguayo Alfredo Zitarrosa, La Desvelada y El Violin de Becho.

Luego de pasearse por los mas conocidos temas de su repertorio, tales como los sones Como quieres que te olvide, de Pablo Milanes y el emblemático Son Desangrado, su muy particular versión del tema de Silvio Rodriguez, Soledad cerraría su brillante incursión en su extenso, versatil y muy variado repertorio regalándole a su publico, ya totalmente entregado, sus hermosas versiones del Pajarillo Verde y el Polo Margariteño.

Conmovedoras las palabras con las que Soledad recordara a su amada Venezuela y reclamara la solidaridad internacional para facilitarle el regreso a su democracia. Un ejemplar concierto, una muestra sublime de arte venezolano sobre el contexto de la tragedia que nos afecta, sin olvidar jamas que la función del arte es la libertad del hombre y la emancipacion de los pueblos. Como se lo dijera el gran poeta español Rafael Alberti: 

CANTA SOLEDAD,
QUE CANTA,
LA LIBERTAD DE LOS PUEBLOS
SUBIENDO DE TU GARGANTA.
CANTA SIEMPRE
SOLEDAD
LA PRIMAVERA DEL MUNDO

LLEGA CON LA LIBERTAD.

Antonio Sanchez Garcia @sangarccs

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