No era la primera vez que Soledad se encontraba en
Nueva York, adonde siempre ha venido por razones de trabajo. Aquí grabó a
comienzos de los 80,s con Willie Colon su memorable LP Caribe, con el que
irrumpió en el universo de la salsa en toda el área caribeña, en Europa y en
América Latina, ocupando un sitial que no abandonaría jamás. Aquí volvió a
grabar su LP Mambembe y culminara todo un ciclo de su producción discográfica
reuniendo a los más destacados exponentes del jazz del momento, como
Paquito D Rivera, Jorge Dalto, Eddie Gomez, Airto Moreira, Yomo Toro y Ray
Barreto, entre otros. Y aquí realizaría la preproducción de su segundo álbum de
boleros, con arreglos de Carlos Franzetti.
Pero Soledad no había venido a cantar a Nueva York,
salvo en ocasión de un festival en respaldo de la salida de las tropas
norteamericanas de Viequez, invitada especial de los independentistas
portorriqueños. Esta vez fue el turno de cantar en solidaridad con su propia
Patria, Venezuela, iniciando un periplo que la llevará por distintas ciudades
estadounidenses en el curso del presente año.
Todos conocen las dramáticas circunstancias en que
debió dejar Caracas y cargar en su corazón con la pesadumbre de recibir un
ejemplo en carne propia de la espantosa inseguridad reinante y la permanente
amenaza de violencia y muerte que atenaza a los venezolanos, víctimas de la
crisis humanitaria que asuela al país. Vivir en Venezuela no es un festival. Y
la fama aquella de que los venezolanos éramos los seres más felices del mundo
pasó a la historia hace un cuarto de siglo. Cantar, cuando se es una artista
consciente de la responsabilidad política que conlleva llevar en la garganta y
en el corazón el profundo sentimiento de todo un pueblo, no es una fiesta. Es
un compromiso de emoción y/o de autenticidad.
De allí la inmensa expectativa despertada por el solo
anuncio de la presencia en una sala de conciertos de Park Avenue, en Manhattan,
acompañada por un selecto grupo de músicos venezolanos avecindados en
NYC, de quien es considerada mundialmente como la voz femenina privilegiada de
Venezuela y una de las mas grandes exponentes de la nueva canción latina e
hispanoamericana. Una mujer que ha cantado a Chico Buarque, a Caetano Veloso, a
Gilberto Gil, a Alfredo Zitarrosa, a Violeta Parra, a Chabuca Granda, a Cuco
Sanchez, a Serrat, a Milanes, a Silvio Rodriguez, a Piazzolla, a Atahualpa
Yupanqui, a Homero Manzi, a Armando Manzanero, a Tite Curet Alonso, a Cesar
Portillo de la Luz y a los clásicos compositores de la trova tradicional
cubana.
Ninguna sorpresa que prácticamente sin ninguna
promoción, las entradas se hubieran agotado a una semana de la realización del
concierto. Que su gran amigo Paquito D, Rivera y el afamado pianista uruguayo
Pablo Zinger, uno de los acompañantes de Astor Piazzolla, se hubieran
propuestos como acompañantes y que Perla Capriles y Andres Correa Guaratasma
asumieran la organización del evento, haciendo posible el éxito de una jornada
que no podía sino culminar con una sala desbordante.
Tal cual ocurrió. Pero sí fue sorprendente que el
Secretario General de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, que resultó ser un gran
admirador de su obra, en particular de sus grabaciones de la trova cubana y de
su homenaje al gran compositor uruguayo Alfredo Zitarrosa, estuviese dispuesto a
desplazarse con su familia desde Washington en calidad de invitado especial.
Que grandes personalidades de la vida política y social venezolana como Allan
Brewer Carias, Diego Arria, Carolina Herrera y Reinaldo Herrera estuviesen
presentes en una sala atestada de un publico enfervorecido, que siguió las
palabras y las canciones de la venezolana con una devocion y una entrega
totales. Y que la actuación de Soledad, acompañada del cubanovenezolano Cesar
Orozco, en el piano y los músicos venezolanos residenciados en Nueva York
Alvaro Benavides, en el bajo, Marco Granados, en la flauta, Leonardo Granados,
en la percusión, Jorge Glem en el cuatro y la mandolina provocara una conmocion
y una euforia totales.
Es importante reseñar algunos puntos culminantes del concierto.
En primer lugar, la ovacion que despertara la presencia de Luis Almagro,
Secretario General de la OEA, saludado con gran emoción por Soledad Bravo, que
le dedicara su concierto a Mitzi Capriles y a su querido amigo Antonio Ledezma
y a todos los presos políticos de la dictadura. En segundo lugar, la sensación
causada por las interpretaciones de dos de los temas emblemáticos de su
repertorio, Alfonsina y el Mar y La Flor de la Canela. En tercer lugar la
extraordinaria version jazzistica de Tu mi delirio, del compositor cubano Cesar
Portillo de la Luz, acompañada al clarinete por el virtuoso Paquito D, Rivera,
sin duda uno de los más grandes saxofonistas de jazz del mundo.
Ya en la segunda parte y luego de una vibrante
interpretacion del Diablo Suelto – el ya emblemático joropo del zuliano
Heraclio Fernandez, compuesto en 1888 – por sus músicos invitados, con el
lucimiento especial del virtuoso Marco Granados, en la flauta y Jorge Glem, en
el cuatro, Soledad, comenzó con una muy personal versión del tango de Gardel y
Lepera, El dia que me quieras, también magistralmente acompañada por Paquito D,
Rivera. Una versión llena de emoción, de humor y de creatividad jazzística
absolutamente improvisada que seguramente pasará a la historia de ambos
interpretes. Sólo superada por la dramática e impactante interpretación de la
Balada Para un Loco, de Astor Piazzolla con letra de Horacio Ferrer, acompañada
al piano por Pablo Zinger. Para dedicarle luego a Luis Almagro dos
composiciones de su gran amigo ya fallecido, el uruguayo Alfredo Zitarrosa, La
Desvelada y El Violin de Becho.
Luego de pasearse por los mas conocidos temas de su
repertorio, tales como los sones Como quieres que te olvide, de Pablo Milanes y
el emblemático Son Desangrado, su muy particular versión del tema de Silvio
Rodriguez, Soledad cerraría su brillante incursión en su extenso, versatil y
muy variado repertorio regalándole a su publico, ya totalmente entregado, sus
hermosas versiones del Pajarillo Verde y el Polo Margariteño.
Conmovedoras las palabras con las que Soledad recordara
a su amada Venezuela y reclamara la solidaridad internacional para facilitarle
el regreso a su democracia. Un ejemplar concierto, una muestra sublime de arte
venezolano sobre el contexto de la tragedia que nos afecta, sin olvidar jamas
que la función del arte es la libertad del hombre y la emancipacion de los
pueblos. Como se lo dijera el gran poeta español Rafael Alberti:
CANTA
SOLEDAD,
QUE
CANTA,
LA
LIBERTAD DE LOS PUEBLOS
SUBIENDO
DE TU GARGANTA.
CANTA
SIEMPRE
SOLEDAD
LA
PRIMAVERA DEL MUNDO
LLEGA
CON LA LIBERTAD.
Antonio Sanchez Garcia @sangarccs
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