2007: El año récord en población indocumentada
La oleada migratoria desde Centroamérica que comenzó en los años 90 se
intensificó a finales de esa década y principios de los 2000. La presidencia de
George Bush coincidió con récords anuales de población indocumentada del país
hasta crear tal presión que fue su Gobierno, en coordinación con el Senado y
con el gobierno de México, el que impulsó el último intento republicano por
reformar el sistema de inmigración. Aquella reforma fracasó en el Congreso y la
pregunta de cómo regularizar o expulsar a millones de inmigrantes que viven en
las sombras de la legalidad sigue sin respuesta. Hasta hoy.
Como muestran los datos del Censo analizados por Pew Research Center,
las cifras de indocumentados se han mantenido relativamente estables desde
entonces, con un ligero descenso provocado por la crisis económica en Estados
Unidos, las mejores condiciones en México, uno de los principales países de
origen de los migrantes, y el endurecimiento de las medidas de seguridad en la
frontera. Aún así, la presión de 11 millones de indocumentados ha hecho que
ningún sector de la población estadounidense se muestre indiferente ante la
pregunta de cómo responder a esta realidad.
Una solución para más de 11 millones de
indocumentados
La población estadounidense está profundamente dividida entre los que
quieren permitir que los indocumentados accedan a la ciudadanía, como ha
defendido Obama en sus dos campañas electorales y como propone ahora Hillary
Clinton, y los que apuestan por resolver el problema mediante deportaciones.
Las diferencias son aún más amplias si se considera a qué partido votan los
ciudadanos. Así, más de siete de cada diez demócratas asegura que los
indocumentados deberían tener la oportunidad de convertirse en ciudadanos si
cumplen unas condiciones concretas, pero menos de la mitad de los republicanos
comparte esa opinión. En el caso de los votantes de Trump, el 41% propone que
sean deportados y el 13% que puedan residir legalmente en el país pero no ser
ciudadanos.
El candidato republicano ha prometido crear “una fuerza de deportación”
y usa términos en sus discursos como “se tienen que ir”, en referencia a los
indocumentados o, como dijo recientemente, “Vamos a deshacernos de los criminales, y eso va a empezar a suceder
una hora después de que asuma la presidencia, ¿de acuerdo?”. Trump está
apelando a sus seguidores, a sabiendas de que son el grupo de votantes que más
defiende la deportación como método para solucionar el problema de la
inmigración ilegal.
Consulta las cifras de la población indocumentada en cada Estado. C. F. PEREDA DATOS: PEW RESEARCH CENTER
Los Estados con más población indocumentada
Arizona, el Estado que visitó Trump este miércoles, cuenta con 300.000
indocumentados en el Estado, un tercio de su población inmigrante y un 4,6% del
total de sus residentes. La región se encuentra por detrás de California, con
casi 2,5 millones de sin papeles; Texas, con 1,6 millones; Florida, con
925.000, y Nueva York, con 750.000, pero es una de las que más presión
migratoria ha sufrido en la última década, como también ha ocurrido en Nevada,
Colorado, Georgia o incluso Carolina del Norte y Virginia.
La realidad en la frontera
El retrato del republicano sobre la inmigración es una vinculada al
narcotráfico y la delincuencia, pero la realidad en la frontera entre Estados
Unidos con México desdice sus palabras. Según los datos del gobierno de EE UU,
entre los protagonistas de las detenciones realizadas en los tres últimos años
hay menores de edad que viajan solos y familias centroamericanas que huyen de
sus países hacia el norte.
Tras la oleada migratoria desde Guatemala, El Salvador y Honduras que
estalló en el verano de 2014, este año se ha producido un nuevo repunte,
especialmente en el caso de niños no acompañados. A falta de una futura
aclaración por parte de Trump, su única promesa hasta ahora ha sido la de
deportar a familias enteras, aunque algunos de sus miembros sean ciudadanos
estadounidenses.
La deportación como respuesta
Los republicanos argumentaron durante el debate de la reforma que
fracasó en 2007 que había que reforzar la seguridad en la frontera con México e
incrementar las deportaciones de indocumentados. Mientras intentaba cumplir su
promesa de reformar el sistema migratorio, Obama buscó el apoyo de la oposición
con esas dos concesiones. La respuesta le ganó el apodo entre los hispanos de
“deportador en jefe”, con cifras récord de expulsiones del país. El mandatario
demócrata, sin embargo, insistió en la necesidad de modificar la legislación
porque, a pesar de expulsar a más de 400.000 personas en años como 2012 y 2013,
el coste de este proceso y la situación de los indocumentados en el país
demuestra que no es la solución a este problema.
El debate sobre los niños ‘ancla’
Fue precisamente Arizona, el Estado elegido por Trump para explicar su
propuesta en materia de inmigración, el mismo que hace seis años revivió el
debate sobre los niños ‘ancla’, como se conoce a los hijos estadounidenses de
padres indocumentados. La Constitución de EE UU reconoce su derecho a la
ciudadanía, pero el candidato republicano ha retomado la polémica creada
entonces para prometer que lo eliminará si llega a la Casa Blanca. A pesar de
lo polémico de esta declaración, los datos más recientes muestran un descenso
importante de estos nacimientos en los últimos años y que apenas representan el
8% de todos los niños nacidos en EE UU cada año.
Pew Research
Center / C. F. PEREDA
Corresponsal
en Estados Unidos
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