Lo nuevo
Tras dos meses de espera, el Vicepresidente del Área Económica, Miguel
Pérez Abad, anunció el nuevo esquema cambiario a una Venezuela sedienta de
dólares, con inventarios en picada, plantas paralizadas por falta de materia
prima, anaqueles vacíos en los supermercados y desabastecimiento de medicinas.
Pérez Abad explicó que habrá un tipo de cambio protegido (Dipro) que
comienza con una cotización de 10 bolívares por dólar y “se ajustará de manera
progresiva, considerando los impactos sociales”. El Dipro será empleado
para las importaciones de los bienes que serán incluidos en el listado de
rubros esenciales, como alimentos, medicinas y materias primas para su
producción. Además se empleará para los pagos de pensiones, casos urgentes,
divisas para estudiantes y las operaciones de los sectores de deporte, cultura
e investigaciones científicas.
Al mismo tiempo, la economía contará con un tipo de cambio
complementario (Dicom) que regirá “para todas las transacciones no incluidas
bajo el tipo de cambio protegido y fluctuará según la dinámica económica del
país”.
Miguel Pérez Abad no dijo ni cuál es la tasa inicial de este tipo de
cambio complementario ni si habrá restricciones para acudir a este mercado.
No obstante, el pasado 17 de febrero, el Presidente de la República
anunció un “sistema complementario flotante” que comenzaría en el nivel del
Simadi, que actualmente es de 206 bolívares por dólar. Y, en algunas de sus
láminas, Pérez Abad mencionó un tipo de cambio flotante que, se infiere, debe
ser el mismo.
Miguel Pérez Abad indicó que a través de este sistema complementario se
atenderá a los viajeros, representaciones diplomáticas, solicitudes de
autorización para realizar pagos en divisas con tarjetas de crédito, avances de
efectivo y efectivo para menores con motivo de viajes al exterior.
Un aspecto importante es que PDVSA podrá vender parte de los dólares que
reciba por la exportación de petróleo a la tasa del tipo de cambio
complementario, lo que implica que la empresa obtendrá más bolívares por sus
divisas y disminuirán los problemas de caja. Textualmente, el Vicepresidente de
Economía señaló que “Las operaciones de venta de divisas generadas por
exportación y venta de hidrocarburos se podrán hacer al tipo de cambio
complementario”.
Además las empresas básicas y otros entes de naturaleza no
petrolera podrán vender sus divisas al tipo de cambio flotante o complementario.
La
oferta
Para que funcione el sistema cambiario es vital que haya suficiente
oferta de divisas. De lo contrario sólo habrá una larga cola de empresas y
personas solicitando dólares que no les venden y que tendrán que acudir al
mercado paralelo, donde los billetes verdes se cotizan a precios siderales.
Humberto García Larralde, presidente de la Academia
de Ciencias Económicas, afirma que con el precio actual del petróleo el país
recibirá unos 23 mil millones de dólares durante el año y para cubrir lo que
requiere en importaciones, pagos de deuda, servicios y demás necesidades, se
requiere financiamiento por el orden de 35 mil millones de dólares. Sostiene
que “el elemento fundamental es que no hay oferta de divisas. No me cabe la
menor duda de que es necesario el financiamiento de organismos multilaterales.
El gobierno cree que liquidando activos puede obtener los recursos que necesita
el país pero evidentemente no es suficiente. Tampoco es realista esperar que
China financie a Venezuela en la magnitud que se requiere”. También añade que
“siempre se puede estar en condiciones peores, podemos continuar recortado más
las importaciones, más desabastecimiento, más penuria, todo eso puede ocurrir.
Y esa es la vía que ha escogido el gobierno”.
La balanza de pagos del Banco Central de Venezuela
registra que, gracias a un fastuoso boompetrolero
que comenzó en 2004 y finalizó en 2014, las arcas de la República recibieron
746 mil millones de dólares. Pero de ese monto prácticamente no se ahorró nada.
El mismo Banco Central indica que el Fondo de Estabilización apenas posee tres
millones de dólares, una cantidad ínfima e irrisoria, que contrasta con lo
ahorrado por el resto de los países petroleros. Según datos delSovereign
Wealth Found Institute, al cierre de diciembre de 2015 el fondo de
estabilización de Noruega contaba con 824 mil millones de dólares, mientras que
el de Arabia Saudita contaba con 668 mil millones, el de Qatar con 256 mil
millones, el de Libia con 66 mil millones, el de Irán con 62 mil millones y el
de Trinidad y Tobago con 5 mil millones.
Menos importaciones
El presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, anticipó
las dificultades que enfrentará la población durante los próximos meses,
al admitir que las importaciones de este año sufrirán un recorte de 40%
con respecto a las de 2015. En declaraciones a AP, Merentes explicó que
para lograr el equilibrio en la balanza de pagos este año habrá una severa
reducción de las importaciones: “Van a seguir cayendo alrededor de eso: 40%, un
poco más”. Y el impacto de esa poda en las compras al exterior tendrá
consecuencias.
En 2015 las importaciones se situaron en niveles bastante bajos y la
población sufrió un agudo desabastecimiento, mientras las empresas trabajaron
con plantas a media máquina por la falta de materia prima. Por lo tanto, un
recorte adicional de 40% se traducirá en mayor escasez y profundización
de la recesión, porque las empresas no podrán recuperar la producción.
El informe difundido por el Banco Central de Venezuela indica que en
2015 las importaciones de bienes registraron un descenso de 22,3% con respecto
a 2014. El directorio del BCV oculta las cifras completas y no ha difundido los
montos en dólares correspondientes a todos los trimestres de 2015. No obstante,
el declive de 22,3% señala que el año pasado las importaciones de bienes se
ubicaron en torno a 36 mil 900 millones de dólares, el nivel más bajo de los
últimos nueve años.
Para tener una idea más precisa de cómo puede afectar al país un recorte
adicional en las importaciones basta con observar el comportamiento de la
economía en 2015 y tener en mente que las compras al exterior serán 40% menos
durante 2016.
De acuerdo con las estadísticas del Banco Central de Venezuela, el año
pasado la producción de la industria manufacturera, un sector clave para
generar empleo y diversificar las exportaciones, se contrajo 6,8%, descendiendo
hasta el nivel más bajo de los últimos diez años. Y entre las causas que
explican el desplome el BCV destacan las “dificultades en el acceso a las
divisas y menor disponibilidad de materias primas nacionales e importadas, así
como de equipos y repuestos”.
Los proveedores
Compañías venezolanas obtuvieron lo que se conoce como Autorización de
Adquisición de Divisas (AAD) y, con este aval, compraron materia prima u otro
tipo de requerimientos a proveedores en el exterior. Una vez la mercancía
ingresó al país, el Gobierno tenía que venderle los dólares a la empresa
venezolana para que esta cancelara al proveedor, pero en un número relevante de
casos no lo hizo.
El resultado de eso es que una cantidad muy importante de empresas están
morosas con sus proveedores y han dejado de recibir insumos y materia prima que
son indispensables para operar. Y Conindustria calcula que la deuda con esos
proveedores es de 10 mil millones de dólares. Ante la interrogante de cómo se
va a cubrir esta deuda Miguel Pérez Abad alertó:
“La República honrará sus compromisos siempre en la medida de las
posibilidades porque tenemos una caída de 95% (se infiere que en los dólares
provenientes del petróleo) y eso lo saben los empresarios privados nacionales
que están participando (en conversaciones) desde que declaramos la emergencia
económica”.
Alivio leve en PDVSA
Un aspecto esencial es analizar cuántos dólares le
venderá PDVSA al Banco Central de Venezuela este año y la porción que sería al
tipo de cambio flotante, a fin de que la empresa cuente con más bolívares y
disminuya el déficit de caja que actualmente cubre con billetes que fabrica el
BCV e impulsan la inflación.
Tamara
Herrera, directora de Síntesis Financiera, proyecta que “este año PDVSA le va a
vender al BCV alrededor de 12 mil millones de dólares. No creo que pueda vender
a la tasa flotante más de la mitad. No es lo que esperaba PDVSA: el alivio no
es muy grande”. Sobre el sistema anunciado, Herrera señala que el tipo de
cambio complementario se moverá en una “flotación administrada por el Banco
Central” y es necesario que el BCV no tienda, como ha hecho en el pasado, a
dejarlo estático, algo que al poco tiempo se convierte en una cotización
sobrevaluada que alienta las distorsiones.
Humberto
García Larralde considera que si en verdad el Banco Central de Venezuela deja
que el tipo de cambio complementario flote, la tasa aumentará hasta el nivel
que tiene actualmente el dólar paralelo.
Perspectivas
El
gobierno ha anunciado un sistema cambiario sin dar luces sobre cuántos dólares
serán ofertados.
Sin suficientes divisas, la economía venezolana continuará sumergida en
la recesión, porque las empresas no tendrán materia prima ni insumos para
producir, mientras que la población seguirá haciendo colas en medio de la
creciente escasez.
Tal vez las palabras de Nicolás Maduro el pasado 17 de febrero son un
indicio claro de hacia dónde marchará la economía en 2016:
“Todo el mundo depende de un dólar para todo, incluyendo al Estado
venezolano, donde todo el mundo cree ‘Le paso el punto de cuenta más tarde (al
Presidente)’. ¿Punto de cuenta? ¡Ponte a parir y a producir y a resolver lo que
tienes que resolver tú en tu espacio concreto! ¡Ponte a parir!”.
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