La fiesta del libro se acerca casi como
si fuera una temporada más de nuestras vidas. Es ya una cita, una marca en
nuestro calendario, una espera para ver colegas o lectores. Culturalmente
hablando, octubre es territorio de Filuc, la feria librera más importante de
Venezuela, que ha ido creciendo de manera admirable.
En años recientes supimos que ya era quinceañera, pero muy pronto tendrá mayoría de edad, lo que la debería llevar a una mayor fortaleza institucional, como por ejemplo convertirse en fundación de la Universidad de Carabobo, su institución de adscripción, o tener sede propia, que es una larga aspiración de las autoridades rectorales. Su vocación internacional estuvo muy clara desde sus orígenes, y se hizo evidente cuando uno repasa los nombres de los grandes escritores iberoamericanos que han pasado por sus espacios: Fernando Savater, Carlos Monsiváis, Antonio Skármeta, Sergio Ramírez, Antonio Gamoneda, Darío Jaramillo Agudelo, Julio Ortega, Carlos Germán Belli, Héctor Abad Faciolince, Nuria Amat, Oscar Collazos y tantos otros.
En años recientes supimos que ya era quinceañera, pero muy pronto tendrá mayoría de edad, lo que la debería llevar a una mayor fortaleza institucional, como por ejemplo convertirse en fundación de la Universidad de Carabobo, su institución de adscripción, o tener sede propia, que es una larga aspiración de las autoridades rectorales. Su vocación internacional estuvo muy clara desde sus orígenes, y se hizo evidente cuando uno repasa los nombres de los grandes escritores iberoamericanos que han pasado por sus espacios: Fernando Savater, Carlos Monsiváis, Antonio Skármeta, Sergio Ramírez, Antonio Gamoneda, Darío Jaramillo Agudelo, Julio Ortega, Carlos Germán Belli, Héctor Abad Faciolince, Nuria Amat, Oscar Collazos y tantos otros.
El lema de este año hace alusión a los
desafíos del libro. Y, en el caso de Venezuela, esos desafíos no son poca cosa.
Porque el primero de ellos es la imposibilidad de publicar. ¿Cómo hacer una
feria en medio de la crisis del libro? Pues precisamente para exponer el
diagnóstico de esa crisis: las razones, las consecuencias, las políticas
públicas. Sin diagnóstico, es imposible pensar en curas, remedios, consejos.
Más bien las ferias, el hecho librero, la afluencia masiva de lectores, da
cuenta de que ese instrumento providencial del conocimiento no se puede ni
disminuir, ni perjudicar, ni desaparecer. Goza más bien de una inmensa salud en
el espíritu nunca claudicante de los lectores, ávidos de que en ese campo la
libertad de elección sea siempre absoluta. En el terreno del libro, como en
otros pocos, se libra una batalla entre una sociedad decidida a mantener sus
fueros lectores y un gobierno indiferente a estímulos de ningún tipo. En
materia de políticas públicas alrededor del libro, hemos retrocedido hacia las
cavernas. Y si el libro sigue vivo entre nosotros, es gracias a la sociedad que
lo ha hecho suyo, ya sea editando o leyendo. Las ferias nacionales han sido
islas de resistencia contra el naufragio del libro.
La Filuc tiene un mandato tácito para
los próximos años: es nuestra mejor carta para entrar en el club de los grandes
jugadores: Guadalajara, Bogotá, Buenos Aires. La visión debe ser la de
internacionalización, la de la profesionalización, y no otra. Cuidado con las
voces agoreras que quieren disminuirla con recortes presupuestarios, afectarla
con objetivos provincianos o diluir su efecto en el tiempo con convocatorias
que ya no sería anuales. Sería un error craso tomar ese sendero, así los
argumentos sean de peso, pues nadie desconoce la presión que sobre las
universidades han ejercido las autoridades actuales. Pero si de ejercicios de
resistencia estamos hablando, repliquemos el tesón que ha caracterizado a la
Universidad de Carabobo en el propio gobierno de la Filuc, para que ella
también sea autónoma, sólida e infranqueable.
Tener voz propia, hablar con voz propia; reflejar la suma de todo lo que
ha hecho; exhibir el alto nivel de profesionalismo de su comisión organizadora;
destacar el sello “Hecho en Valencia” para una criatura que ha asimilado todos
sus aprendizajes; evidenciar la resonancia de lo que ha cosechado
internacionalmente; contar con aquellos testimonios del gremio de la industria
gráfica que puedan dar cuenta del tamaño de una operación de intercambio
comercial sin precedentes entre nosotros; y reconocer todo lo que se ha hecho
para afianzar y proyectar la literatura nacional, ya serían razones suficientes
para estar satisfechos.
http://www.el-nacional.com/antonio_lopez_ortega/Nuevamente-Filuc_0_715728562.html
ANTONIO LÓPEZ ORTEGA8 DE OCTUBRE 2015 - 12:01 AM
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