jueves, 21 de julio de 2022

Las muertes macabras del extractivismo. por Vladimir Aguilar Castro



 Vladimir Aguilar Castro

Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI)

“La muerte se anuncia impalpable,
de ruidos silenciosos…” (Oriana Falacci)

La Amazonía está bajo acecho. A la muerte del bosque se suma la de sus defensores. Un fantasma la recorre en cada uno de los países de la componen. Los muertos los ponen los que luchan por proteger la selva y salvaguardarla.
Al espantoso asesinato en Brasil del defensor de pueblos indígenas no contactados, Bruno Pereira, se suma la de Virgilio Trujillo en la Amazonía venezolana. 

Virgilio era uno de los principales protectores de la selva amazónica en nuestro país. Fue de los fundadores de la organización guardianes territoriales indígenas AYOSE YAHUINAMU. 
Como buen indígena del pueblo Uwottuja, con valentía estaba protegiendo el bosque de sus depredadores. Esa es la estirpe de nuestros pueblos indígenas amazónicos.

Fue embestido por los destructores de la naturaleza de manera vil el último día del mes de junio de este año, justo cuando en Ecuador el paro nacional convocado por la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE), llegaba a su fin.

Había que cobrarle a Virgilio su incansable empeño en cuidar la selva. El, junto a su grupo, venían enfrentado a los asesinos del bosque. Y la venganza se hizo presente. El extractivismo tiene sus agentes y estos fueron por Virgilio.

De solicitar medidas cautelares están cansados los indígenas. Se han pedido desde hace más de un año (MC-809-20) ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en favor de los pueblos indígenas de la Amazonía venezolana, sin respuesta alguna.

Urgen medidas de protección en favor de los defensores de la selva y de las organizaciones indígenas de base de la Amazonía. El Estado venezolano debe asumir lo que le corresponde.

La danza macabra de la muerte extractivista no tiene compasión. Devora todo lo que tiene a su paso. Se lo lleva por delante. No debe quedar ni un solo árbol. Ni un solo defensor. Que se mueran todos es la consigna.

La Amazonía y el sur del Orinoco están bajo acecho. Sigue siendo res nullius (tierra de nadie), tierra arrasada.

O es la vida o es la muerte. O son ellos o somos nosotros…descansa en mejores 
confines Hermano Virgilio…Adiwa…

21 de Julio del 2021

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