Los venezolanos exigen soluciones y saber la verdad, no que
le digan lo que ya saben.
1. El mundo entero ya se esta preparando para enfrentar la
mayor crisis económica que haya padecido la humanidad. Dentro de pocos meses
los venezolanos sabremos de qué se trata. Que nadie crea que será igual a lo
que tenemos. Será peor.
2. Y estos son los recursos con que contamos para enfrentar
esa crisis: una economía arruinada; cero acceso al sistema financiero mundial;
servicios públicos colapsados; una sociedad en franca decadencia y guiada por
emociones destructivas; y con un liderazgo político disfuncional que quedo a la
zaga de la crisis. Peor imposible.
3. Pensando en este escenario, USA, Europa, Grupo de Lima y
la mayoría absoluta de los venezolanos concluyen que la crisis debe resolverse
cuanto antes y con negociaciones entre el chavismo y la oposición. Quien diga
lo contrario está mintiendo.
4. Los desenlaces violentos no sirven de nada para resolver
la crisis. Y si ese fuese el caso, la oposición ya ha dilapidado todas sus
fortalezas en acciones fallidas y mal planificadas. Y eso genera consecuencias.
5. Las equivocaciones condujeron a este juego trancado. Los
lloriqueos, la quejadera, la catarsis, la denunciadera obsesiva, la cacería de
los culpables, los insultos por las redes sociales son acciones legítimas pero
inútiles, pues no ayudan en nada a salvar al país. Los venezolanos quieren
soluciones ahora mismo, quieren saber la verdad, no que les digan lo que ya
saben.
6. Todo indica ahora que debemos dialogar y llegar a
acuerdos con el gobierno de Maduro y los militares, y olvidarnos por un buen
rato de buscar culpables. Lo que viene no deja espacio para el desenfoque ni el
desvarío.
7. Ahora hay que tener coraje para asumir las
responsabilidades, coraje para admitir los errores, coraje para emprender los
cambios, coraje para diseñar las nuevas estrategias, y mucho coraje para remar
todos en la misma dirección olvidando los reconcomios pasados.
8. Asimismo es imprescindible reconstruir el tejido
emocional de los venezolanos. Hay que reencontrarse con la tolerancia, con el
“vamos a echarle bolas juntos hermano”, con el perdón cristiano. Y eso no es
nada difícil para un venezolano. Somos buenos para eso. Eso fue lo que nos hizo
especial en el planeta.
9. Si el desenlace forzoso obliga a buscar entendimientos
con los principales responsables de la crisis (el gobierno), con más razón debe
haber espacio para llegar a acuerdos entre los mismos opositores ¿O no?
10. La confrontación que observamos en estos días entre los
opositores es algo totalmente incongruente y torpe. Genera suspicacia, mucha
desconfianza, en todos aquellos adversarios que queremos seducir para conformar
un gobierno de transición y unidad nacional. “Si no son sinceros entre ellos
mismos, menos lo serán con nosotros”, dirán con razón.
11. Entrar en fase autodestructiva es el peor error que
pueden cometer los venezolanos que quieren un cambio. Comprendo la ira y el
deseo de encontrar responsables. Pero aquí nadie es libre de culpas. Las
responsabilidades de los fracasos son compartidas colectivamente por todos, por
acción o por omisión.
12. Lo que queda (dentro del campo de la sensatez y del
manejo de las realidades) es hacer un ejercicio colectivo de rectificación,
diseñar los próximos pasos y remar todos en la misma dirección. Eso sí, ya no
hay espacio para más errores.
13. A partir de ahora es vital la unidad nacional. Quien no
lo comprenda y siga propiciando acciones suicidas debiera hacerse a un lado
antes que lo aparten por las malas. Ya no estamos para travesuras mesiánicas,
ni para el “yo lo dije”, y mucho menos para el “yo no fui”.
14. En este momento nos toca insistir en el mayor
entendimiento posible en vez de alimentar desencuentros criminales. Sí,
criminales con una nación que está al borde de una gran tragedia.
15. A los venezolanos nos conviene una salida lo más
ordenada posible (y urgente), y no como resultado de un estallido social o
político-militar, donde nadie tendrá control de nada ni de nadie, pues
estaremos en manos de los demonios. La estabilidad social y política es la
clave para reconstruir al país.
16. Si (como producto de la mega crisis que se aproxima) Venezuela
queda envuelta en escenarios de violencia y caos, el resultado no será nada
parecido a lo que muchos están soñando en medio de sus trasnochados delirios
presidencialistas. Estarán cavando su propia fosa.
17. Que nadie se equivoque creyendo que será el rey de la
anarquía destructiva que se cierne sobre el país. Lo deplorable es que algunos
la están incubando irresponsablemente y con mucho esmero. Nadie, ni partidos ni
dirigentes políticos, tienen en este momento el suficiente liderazgo para
controlar nada en Venezuela. Lo saben.
18. A pisar tierra pues, y meter las emociones en el
congelador y actuar con sabiduría, aplomo, mucha racionalidad y grandeza. Así
operan los políticos de nación, no los de pacotilla. Que cada quien decida cuál
de los dos roles quiere ejercer a partir de ahora.
19. Nunca olvidemos que las crisis tienen la costumbre de
arrasar primero con los políticos de oficio y después con todo lo demás. Y
también propician cambios muy traumáticos y con lamentables saldos humanos y
materiales.
27 de Mayo de 2020
@JesusSeguias
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