viernes, 13 de septiembre de 2019

La Amazonia y Venezuela en llamas- Por Eddie A. Ramirez S.











Los grandes incendios en la Amazonia brasileña han acaparado la atención mundial, lo cual es positivo, pero hay una tendencia repudiable a politizar el hecho. Frecuentemente ocurren grandes incendios forestales, los más reciente en la provincia de Alberta, en Canadá, en California, Estados Unidos, y en las Islas Canarias, España, pero a nadie se le ha ocurrido culpar al Premier Trudeau, a Trump o a Pedro Sánchez.
También se han producido en Bolivia y Paraguay. Por otra parte, en Venezuela el daño ecológico debido al llamado Arco Minero, que abarca 11.200.000 hectáreas y que incluye a los Estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro, no ha recibido la atención debida.
Ni la Amazonia, ni los otros bosques tropicales son “el pulmón del mundo”. No pueden serlo porque sus árboles producen oxígeno durante el día, por el proceso de fotosíntesis que les permite crecer, dar frutos y reproducirse, pero tanto en el día como durante la noche tienen que respirar, proceso en el cual producen dióxido de carbono. El balance puede a veces ser positivo a favor del oxígeno y otras veces negativo, pero en todo caso la diferencia no es significativa.
Desde luego que los bosques tropicales son muy importantes y no debe tolerarse su destrucción ya que, entre otros aspectos positivos, alojan muchas poblaciones aborígenes que subsisten gracias a los mismos, contribuyen a la regulación del clima, principalmente el ciclo del agua, permiten la existencia de numerosas plantas, muchas de ellas actualmente útiles a la humanidad y otras con un gran potencial cuando sean mejor estudiadas, así como de una gran diversidad de animales, todos ellos imprescindibles para la salud del ecosistema. Es fundamental su función de almacenar cantidades importantes de carbono, el cual es liberado a la atmósfera como dióxido de carbono cuando se queman o cuando son talados por el hombre y quemados para utilizar el suelo para la agricultura. Además, por la naturaleza de esos suelos, al desaparecer los árboles el paisaje se transforma en sabanas de menor diversidad biológica.
El dióxido de carbono es uno de los llamados gases que producen el efecto invernadero , responsable del calentamiento de la tierra para permitir que sea habitable. Como se sabe, los rayos del sol llegan hasta nosotros en una determinada longitud de onda, parte son devueltos a la atmósfera con una onda más larga y son atrapados por el dióxido de carbono y otros gases. En concentraciones normales de estos gases, el efecto es imprescindible para la vida, pero cuando su concentración se eleva por encima de un límite, el efecto es perjudicial ya que aumenta la temperatura a niveles indeseables, produciéndose el efecto invernadero.
Es importante recordar que el mayor número de incendios forestales es causado por la actividad, consciente o inconsciente del hombre. En el caso brasileño los incendios se han producido en muchos sitios diferentes, por lo cual habrá que esperar los resultados de las investigaciones.
El presidente Bolsonaro debe ser más cuidadoso con sus declaraciones y preocuparse más por el medio ambiente, pero realiza esfuerzos para controlar los incendios. En Venezuela sí se conoce que el régimen de Maduro es el causante de la deforestación de miles de hectáreas y solo contados ecologistas locales y del mundo lo han condenado. Al respecto hay que reconocer las valientes denuncias de nuestro diputado Américo De Grazia, entre otros. La explotación del Arco Minero la realizan 24 empresas, de venezolanos, inclusive de la Fuerza Armada, de Canadá, Italia, Estados Unidos, Suiza, Angola. Palestina, Turquía, Italia y Emiratos Árabes. No se realizaron estudios de impacto ambiental, ni la consulta a los aborígenes de la zona, tal como contempla la ley.
Nuestro país arde por los cuatro costados. Las llamas destruyeron Pdvsa, las empresas de hierro, de aluminio, de generación de electricidad y las empresas agropecuarias e industriales que fueron robadas al sector privado. Las cárceles arden por el clamor de los presos políticos torturados y hacinados. Los millones de venezolanos que tuvieron que buscar refugio en otros países arden de deseos de regresar. El Arco Minero arde por el crimen ecológico que se comete, por la contaminación, corrupción y por las bandas armadas protegidas por la Fuerza Armada. Nuestro país, como productor de energía fósil debe compensar en parte las emisiones de carbono que produce, lo cual le daría ventajas en la comercialización de su petróleo cuando aumentemos la producción. Al respecto existe al menos una propuesta a ser evaluada.
El régimen siente que las llamas lo alcanzaron debido a sus violaciones a los derechos humanos, corrupción e ineptitud. Lo positivo es que de esas cenizas brotará no el mismo Ave Fénix, sino un venezolano diferente, más consciente de sus derechos y, especialmente, de sus deberes.  
Como (había) en botica:
Solidaridad con Emilio Lovera. La acusación de Héctor Rodríguez a Primero Justicia por la explosión de gas en Ocumare del Tuy es risible.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Digalo Ahi Digital
 13 de Septiembre del 2019

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