En el último año unos 18 chavistas
enriquecidos a la sombra de la revolución iniciada por Chávez han sido
procesados judicialmente en EEUU y Europa por estar incursos en delitos de
corrupción. Frente al cúmulo de evidencias la mayoría se ha declarado
culpable y aceptado el embargo de activos a fin de aminorar las penas.
Algunos han sido detenidos en otros
países y extraditados a EEUU, otros arrestados en aeropuertos de EEUU o
pendientes de procesos de extradición. Docenas más están siendo
investigados. La casi totalidad de los detenidos están vinculados a PDVSA.
Ante el colosal escándalo de corrupción internacional que ha elevado a
Venezuela a la cúspide de los países más corruptos del mundo, el fiscal
Tarek William Saab, en nombre de Maduro y su grupo, emprendió también una
selectiva cacería contra Rafael Ramírez y sus compinches.
La súbita ofensiva judicial que EEUU
inició en Houston con la detención de Roberto Rincón y su socio Abraham
Shiera-Bastidas, pronto se extendió a Europa e incluyó a prominentes
funcionarios y testaferros chavistas que han manejado exorbitantes cantidades
de dinero. La mayoría de este grupo han sido identificados o sancionados por
el Tesoro de EEUU. Sus nombres ya resultan familiares para los más
desaprensivos venezolanos.
Que arresten a chavistas por docenas
en el exterior sospechosos de corrupción es en sí mismo una novedad, pues
esto no había ocurrido en la historia del continente. ¿Alguien recuerda
redadas como estas durante las dictaduras de Chapita Trujillo? ¿Somoza? ¿Pérez
Jiménez? ¿Cuba? ¿Pinochet?
¿Qué pasa con Venezuela?
¿Tienen efecto extraterritorial las
leyes de EEUU? ¿Son legales las extradiciones solicitadas por EEUU? ¿Se
discrimina entre chavistas corruptos del gobierno y corruptos de la oposición?
¿Cuál es el futuro de los chavistas millonarios cuando caiga Maduro?
¿Volverán a visitar Disney World? ¿Podrán Maduro y Cilia repetir la gran comilona
de Estambul? ¿Se adaptará Diosdado a los inclementes inviernos de
Bielorrusia? ¿Se acostumbrará El
Aissami a los incesantes rugidos de la artillería en Siria? ¿Se deslizarán en
la era post-chavista colaboracionistas de sobrevivencia como Ramos Allup y
Eduardo Fernández con la idea de cambiar para que todo siga igual? ¿Podrán
esconderse la dirigencia cívico-militar chavista de los millones de refugiados
venezolanos esparcidos por el mundo entero? Nunca antes, en la historia de la
gente adinerada, el futuro se ha tornado tan ominoso como a estos venezolanos
marcados con el estigma de chavistas revolucionarios.
¿Por qué ésta persecución de
chavistas como si fueran animales de caza libre? La explicación que veremos
tiene sentido. Una serie de hechos concurrentes y “revolucionarios” han
convertido a Venezuela en un laboratorio de corrupción sin precedentes
internacionales. Ni siquiera el marxismo infantil que les inocularon en Cuba
explica lo que ha ocurrido en Venezuela. Tampoco es creíble el lugar común de
comparar este gobierno con el “crimen organizado” pues no es consistente
incluso con la “organización” de grupos criminales. Para explicar cómo la
horda chavista aceleró la ruina del país con las más grandes reservas de
petróleo del planeta sus niveles de organización gubernamental no debían
estar muy lejos a la de los primates.
El caso es que la ostentación de
esta riqueza mal habida y la adocenada conducta chavista para exhibirla ha sido
tan extensa y notoria que ha creado un prototipo de venezolano chavista
inconfundible que reconocen en las grandes ciudades del mundo. El asalto a los
dineros públicos no hubiese tenido la reacción de asquerosidad que hoy tiene
si no es porque los chavistas hicieron de esta súbita opulencia una feria
internacional de inmoralidad. El derroche, sin precedentes en la historia de la
corrupción, llamó la atención incluso de los más insensibles políticos,
agencias de inteligencia y de ciudadanos ordinarios de otros países. Antes de
la era chavista la corrupción de altos funcionarios siempre había estado
asociada a un elaborado y complejo complot de transacciones disimuladas y
alambicados flujos de dinero. Todavía es así en casi todos los países del
mundo, no en la Venezuela chavista representada por un atajo de boli-burgueses
comprando a manos llenas, libando y hartándose de exóticas y costosas
exquisiteces con el mismo y vulgar desenfado que Maduro y Cilia exhibieron en
un restaurant de lujo en Estambul.
Chavistas y crisis financiera
Los inicios de esta fastuosidad
chavista internacional, coincidió con la crisis financiera mundial que se
disparó en EEUU con el desplome fraudulento de la gigante petrolera ENRO, la
burbuja inmobiliaria y la bancarrota del banco americano Lehman Brothers. El despilfarro
de dinero mal habido, hasta entonces, una señal de éxito en “los negocios”,
comenzó a provocar envidias, recelos, desconfianza y señalamientos de culpa
colectiva en todos los estratos sociales de EEUU y otros países.
Para responder a esta oleada de
delincuentes de cuello blanco y convencidos de que el gobierno solo no podía
contener los guisadores de gigantescas corporaciones, el gobierno de Obama en
2012, junto con congresistas de ambos partidos promulgaron la ley que se conoce
como Dodd-Frank Act, que revoluciona con nuevas regulaciones a Wall Street.
Esta ley faculta a la agencia federal del mercado de capitales (SEC) y al
Departamento de Justicia para recompensar a todos aquellos (empleados o no de
corporaciones) que denuncien y prueben cualquier transacción irregular,
especialmente sobornos vinculados a cualquier corporación americana en
cualquier parte del mundo. La recompensa que ofrece la ley está entre 10% y
30% de las penas impuestas como resultado de las violaciones incurridas.
Ayer viernes, 28 de septiembre, el
gobierno de EEUU anunció penas pecuniarias a Petrobras de Brasil que alcanzan
a $1.780 millones por estar incursa en supuestos de hechos relacionados con
sobornos. Para ilustrar el punto con dos ejemplos podríamos decir que
cualquier venezolano que hipotéticamente posea o tenga acceso a documentos u
otra forma de evidencia de una corrupta transacción entre PDVSA y, digamos,
Petrobras u Odebrecht, ambas registradas en el mercado de capitales de EEUU,
tendría el prospecto real de recibir decenas de millones del gobierno de EEUU
como compensación y la garantía de su anonimato.
Desde 2013 centenares de “soplones”
(whistleblowers) como se les conoce han sido recompensados con centenares de
millones de dólares. El pasado mes de marzo 83 millones de dólares fueron
divididos entre tres “soplones”. El 6 de este mes dos “soplones” se
repartieron $54 millones. El año pasado un “soplón” fuera de EEUU
(¿venezolano?) recibió $30 millones de recompensa. Las agencias, por
ley, conservan los nombres de los “soplones” en el más absoluto secreto.
El único conocido de los “soplones”,
revelado por su propia voluntad, ha sido Bradley. Si, tal como indican algunas
evidencias, la explicación detrás de esta súbita persecución de chavistas
son las recompensas que ofrece la legislación americana, para muchos
venezolanos, especialmente chavistas o colaboracionistas de la oposición, se
les ha abierto una extraordinaria ventana de oportunidades para hacerse
millonarios sin robar, sin coimas, sin influencias y sin sobornar a nadie. Una
anomalía histórica en Venezuela.
De modo que cualquier venezolano,
chavista o no, que pruebe que cualquier transacción entre una corporación
registrada en EEUU y una venezolana ¿PDVSA? hayan violado la ley, basta que
esta información se procese formal y adecuadamente, para que se materialice el
lucrativo negocio de cazar chavistas corruptos.
Birkenfeld quien
recibió $104 millones de recompensa por haber probado que el banco UBS
Suizo en EEUU había ayudado a evadir impuestos a más de mil clientes
americanos. Pese a que Birkenfeld
formó parte del complot bancario en la operación, después de haber cumplido
una pena menor de cárcel (es ciudadano americano), recibió
los $104 millones de recompensa.
Nota: Para aquellos militares
chavistas que quieran prepararse con anticipación para una agitada vida de
fugitivos les recomendamos un libro:
“Hunting
Evil: The Nazi War Criminals Who Escaped and the Quest to Bring Them to
Justice” de Guy Walters. Los países más corruptos del mundo.
Fuente: Transparencia Internacional
Orlando Ochoa-Terán - o.ochoa@att.net
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