Es preocupante
la situación de deserción que actualmente está ocurriendo en la Universidad de
Los Andes a nivel profesoral, estudiantil y más recientemente en el personal
administrativo, técnico y obrero. Lo que fue un buen sitio de trabajo hasta
hace aproximadamente unos 10 años, lugar por el que la mayoría de habitantes de
Mérida y de otros estados pugnaban con ímpetu por ingresar a él como profesor o
empleado, hoy la realidad es otra, debido a los bajos sueldos, la inseguridad
que se vive dentro de las instalaciones universitarias, el ambiente político
nacional, la incertidumbre de lo qué va a ocurrir en el país, ha llevado al
personal y estudiantes a verse obligados a buscar en otros países lo que no
consiguen en Venezuela.
Pero esta realidad
no solo se da en Mérida sino también en universidades en las que, por
encontrarse en grandes centros económicos, existía la posibilidad de obtener un
ingreso extra pero hoy día ya no es así. Hasta hace poco tiempo la ULA y las
diferentes universidades de provincia, tenían una mayor tasa de deserción tanto
profesoral como estudiantil, con respecto a las universidades que están
enclavadas en las grandes ciudades, explicó, José María Andérez, secretario de
la ULA, pero la actual situación ha afectado también a la Universidad Central
de Venezuela (UCV), la Universidad Simón Bolívar (USB), la Universidad de
Carabobo (UC), la Universidad del Zulia (LUZ), entre otras, por lo que hoy se
reportan tasas de deserción como jamás se habían visto en los últimos años.
“Las oportunidades de tener un trabajo adicional o ‘matar un tigre’ -como se
dice en el argot popular- en las grandes ciudades, era una ventaja que tenían
por allá y que acá no la tiene nuestra gente, por ejemplo, alguien en la UC
puede hacer una consultoría a nivel empresarial o industrial y eso le da un
complemento salarial que en el caso de Mérida, al no contar con un parque
industrial, se nos hace más difícil hacerlo”.
Con respecto a
los estudiantes, afirmó que estos también están desertando de la universidad,
por ejemplo aquellos que están inscritos e inclusive en semestres avanzados
están desertando o abandonando sus estudios debido a la imposibilidad de poder
mantenerse en la ciudad, ya que la actual situación económica se lo impide,
porque para poder mantenerse necesitan entre 30 o 40 mil bolívares mensuales,
incluso así estén usando el servicio de comedor, es por ello que prefieren
dejar la universidad e irse a sus lugares de origen o, en algunos casos, fuera
del país para ir a trabajar como mano de obra barata, resaltó el profesor
Andérez.
“Nos hemos
transformado en un país que a partir de la década de los años 50 y 60, luego de
ser receptor de inmigración, pasamos a ser un país exportador o generador de
emigrantes que van a otros países, pero con una diferencia sustancial muy
importante, y es que la gran mayoría que llegó en esos años, venían con una
calificación mediana, sí habían algunos profesionales, pero la gran mayoría era
gente artesana, dedicada a la agricultura, a la mediana industria y hoy lo que
nosotros exportamos del país está siendo la crema de lo que hay a nivel
intelectual, personas con doctorados o maestrías, muy preparados en el área
académica, con altos estudios gerenciales, los cuales les costaron al país una
cantidad importante de recursos, se van con ese grado de formación alto y con
una experiencia que va a ser beneficiosa en otros países”, destacó el profesor
Andérez.
En el caso de
la ULA, se puede hablar también de dos tipos de deserciones, en término
estudiantil, una donde el estudiante se retira y se va, situación que hasta el
año 2015, informó el profesor Andérez, estaba alrededor de unos 3 mil 800
estudiantes en promedio, en los últimos 10 años, por lo que la universidad
perdió 38 mil estudiantes. Con respecto al 2016, y según los estudios que están
por culminar, correspondientes al primer semestre de este año, tenemos cifras
alarmantes, ya que prácticamente se puede estar duplicando la cantidad de
retiros que están ocurriendo comparados con respecto al año pasado. Adicional a
esto, también se está presenciando otro tipo de deserción que no se veía antes,
en el caso de la Opsu siempre ha sido muy difícil llenar el 100 por ciento de
los cupos que ellos asignan, esto por muchas razones, por ejemplo, gente de
otras partes del país que se les dificultad venir a Mérida, adicional a esto la
demora en arrancar los periodos lectivos, esto producto de los paros,
suspensión de actividades, huelgas y eso hace que un estudiante no pueda estar
esperando uno o dos años para iniciar sus estudios. Tradicionalmente el nivel
de inscripción de la Opsu en los últimos 5 o 6 años, nunca pasaba del 50 por
ciento en la mayoría de las carreras, con excepción de Medicina, Odontología e
Ingeniería que estaban alrededor del 70 por ciento, mientras que el nivel de
inscripción de los que venían por los mecanismos internos de la universidad,
están alrededor del 90 al 100 por ciento de las carreras.
“Ahora estamos
viendo una nueva figura de deserción que consiste en que de 100 inscritos
provenientes de la asignación Opsu, un 20 o 30 por ciento no concurren al
primer día de clases, en el agravante de que esos cupos, ya no se pueden
reponer una vez comenzado el año o semestre. Frente a esta situación, la
reacción del Gobierno Nacional, en lugar de sentarse con las universidades y
ver qué mecanismos están funcionando para potenciarlos, lo que ha hecho es
tomar todos los cupos de todas las carreras para sí y esto está generando una
mayor deserción, en términos numéricos, y contribuyendo a que las aulas universitarias
estén vacías”, señaló el profesor Andérez.
En el caso de
los profesores y profesionales, la universidad está perdiendo más del 50 por
ciento de los profesores de escalafón y un 50 por ciento del personal
administrativo y técnico de excelente calificación. Los que se van están muy
bien preparados, con títulos universitarios de tercer, cuarto y quinto nivel y
que tienen gran experiencia en el área de investigación, desarrollo, conducción
de empresas, generación y liderazgo de proyectos, brillan por su currículo
fuera de Venezuela y es por eso que la ULA se ha transformado en la universidad
que más talento exporta a otras universidades en diversos países de todos los
continentes.
“El gobierno
debería estudiar el problema y ver por qué esta situación está ocurriendo y
generar políticas para contribuir para que esta deserción no tenga el impacto
sobre el desarrollo nacional que hoy está teniendo. Una desgracia adicional, es
que cada vez se van a ir formando profesionales de menor calidad, porque no solamente
los buenos profesores no van a estar acá, sino que también, los buenos
estudiantes tampoco tienen interés en hacer carrera académica en la universidad
y eso va a generar que el nivel de los egresados disminuya y por supuesto su
contribución al desarrollo del país va a ser más limitado. Nos estamos
transformando en un país que ha retrocedido en unos 20 a 25 años en los últimos
5 años en términos industriales y eso se va a sentir sobre el desarrollo del
país y más en un momento en que los precios del crudo indican que deberíamos
tener otras fuentes de ingresos diferentes y no ser un país mono productor y
mono exportador. Deberían haber incentivos a nivel de las universidades e
institutos de educación superior para que la gente se mantenga en sus puestos,
mejorarse las becas las preparadurías, las inversiones en los laboratorios para
incorporar tecnología a los mismos y de esta forma, nosotros podamos seguir
formando profesionales que tengan la capacidad suficiente para contribuir al
desarrollo nacional”, dijo finalmente el profesor Andérez, Golfredo Lobo /
Prensa ULA / CNP 14.293
Foto
José María
Andérez, secretario de la ULA (Foto Golfredo Lobo)
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