jueves, 10 de noviembre de 2016

Cifras de deserción estudiantil, profesoral y laboral se incrementan en la ULA



Es preocupante la situación de deserción que actualmente está ocurriendo en la Universidad de Los Andes a nivel profesoral, estudiantil y más recientemente en el personal administrativo, técnico y obrero. Lo que fue un buen sitio de trabajo hasta hace aproximadamente unos 10 años, lugar por el que la mayoría de habitantes de Mérida y de otros estados pugnaban con ímpetu por ingresar a él como profesor o empleado, hoy la realidad es otra, debido a los bajos sueldos, la inseguridad que se vive dentro de las instalaciones universitarias, el ambiente político nacional, la incertidumbre de lo qué va a ocurrir en el país, ha llevado al personal y estudiantes a verse obligados a buscar en otros países lo que no consiguen en Venezuela.


Pero esta realidad no solo se da en Mérida sino también en universidades en las que, por encontrarse en grandes centros económicos, existía la posibilidad de obtener un ingreso extra pero hoy día ya no es así. Hasta hace poco tiempo la ULA y las diferentes universidades de provincia, tenían una mayor tasa de deserción tanto profesoral como estudiantil, con respecto a las universidades que están enclavadas en las grandes ciudades, explicó, José María Andérez, secretario de la ULA, pero la actual situación ha afectado también a la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad Simón Bolívar (USB), la Universidad de Carabobo (UC), la Universidad del Zulia (LUZ), entre otras, por lo que hoy se reportan tasas de deserción como jamás se habían visto en los últimos años. “Las oportunidades de tener un trabajo adicional o ‘matar un tigre’ -como se dice en el argot popular- en las grandes ciudades, era una ventaja que tenían por allá y que acá no la tiene nuestra gente, por ejemplo, alguien en la UC puede hacer una consultoría a nivel empresarial o industrial y eso le da un complemento salarial que en el caso de Mérida, al no contar con un parque industrial, se nos hace más difícil hacerlo”.

Con respecto a los estudiantes, afirmó que estos también están desertando de la universidad, por ejemplo aquellos que están inscritos e inclusive en semestres avanzados están desertando o abandonando sus estudios debido a la imposibilidad de poder mantenerse en la ciudad, ya que la actual situación económica se lo impide, porque para poder mantenerse necesitan entre 30 o 40 mil bolívares mensuales, incluso así estén usando el servicio de comedor, es por ello que prefieren dejar la universidad e irse a sus lugares de origen o, en algunos casos, fuera del país para ir a trabajar como mano de obra barata, resaltó el profesor Andérez.

“Nos hemos transformado en un país que a partir de la década de los años 50 y 60, luego de ser receptor de inmigración, pasamos a ser un país exportador o generador de emigrantes que van a otros países, pero con una diferencia sustancial muy importante, y es que la gran mayoría que llegó en esos años, venían con una calificación mediana, sí habían algunos profesionales, pero la gran mayoría era gente artesana, dedicada a la agricultura, a la mediana industria y hoy lo que nosotros exportamos del país está siendo la crema de lo que hay a nivel intelectual, personas con doctorados o maestrías, muy preparados en el área académica, con altos estudios gerenciales, los cuales les costaron al país una cantidad importante de recursos, se van con ese grado de formación alto y con una experiencia que va a ser beneficiosa en otros países”, destacó el profesor Andérez.

En el caso de la ULA, se puede hablar también de dos tipos de deserciones, en término estudiantil, una donde el estudiante se retira y se va, situación que hasta el año 2015, informó el profesor Andérez, estaba alrededor de unos 3 mil 800 estudiantes en promedio, en los últimos 10 años, por lo que la universidad perdió 38 mil estudiantes. Con respecto al 2016, y según los estudios que están por culminar, correspondientes al primer semestre de este año, tenemos cifras alarmantes, ya que prácticamente se puede estar duplicando la cantidad de retiros que están ocurriendo comparados con respecto al año pasado. Adicional a esto, también se está presenciando otro tipo de deserción que no se veía antes, en el caso de la Opsu siempre ha sido muy difícil llenar el 100 por ciento de los cupos que ellos asignan, esto por muchas razones, por ejemplo, gente de otras partes del país que se les dificultad venir a Mérida, adicional a esto la demora en arrancar los periodos lectivos, esto producto de los paros, suspensión de actividades, huelgas y eso hace que un estudiante no pueda estar esperando uno o dos años para iniciar sus estudios. Tradicionalmente el nivel de inscripción de la Opsu en los últimos 5 o 6 años, nunca pasaba del 50 por ciento en la mayoría de las carreras, con excepción de Medicina, Odontología e Ingeniería que estaban alrededor del 70 por ciento, mientras que el nivel de inscripción de los que venían por los mecanismos internos de la universidad, están alrededor del 90 al 100 por ciento de las carreras.

“Ahora estamos viendo una nueva figura de deserción que consiste en que de 100 inscritos provenientes de la asignación Opsu, un 20 o 30 por ciento no concurren al primer día de clases, en el agravante de que esos cupos, ya no se pueden reponer una vez comenzado el año o semestre. Frente a esta situación, la reacción del Gobierno Nacional, en lugar de sentarse con las universidades y ver qué mecanismos están funcionando para potenciarlos, lo que ha hecho es tomar todos los cupos de todas las carreras para sí y esto está generando una mayor deserción, en términos numéricos, y contribuyendo a que las aulas universitarias estén vacías”, señaló el profesor Andérez.

En el caso de los profesores y profesionales, la universidad está perdiendo más del 50 por ciento de los profesores de escalafón y un 50 por ciento del personal administrativo y técnico de excelente calificación. Los que se van están muy bien preparados, con títulos universitarios de tercer, cuarto y quinto nivel y que tienen gran experiencia en el área de investigación, desarrollo, conducción de empresas, generación y liderazgo de proyectos, brillan por su currículo fuera de Venezuela y es por eso que la ULA se ha transformado en la universidad que más talento exporta a otras universidades en diversos países de todos los continentes.

“El gobierno debería estudiar el problema y ver por qué esta situación está ocurriendo y generar políticas para contribuir para que esta deserción no tenga el impacto sobre el desarrollo nacional que hoy está teniendo. Una desgracia adicional, es que cada vez se van a ir formando profesionales de menor calidad, porque no solamente los buenos profesores no van a estar acá, sino que también, los buenos estudiantes tampoco tienen interés en hacer carrera académica en la universidad y eso va a generar que el nivel de los egresados disminuya y por supuesto su contribución al desarrollo del país va a ser más limitado. Nos estamos transformando en un país que ha retrocedido en unos 20 a 25 años en los últimos 5 años en términos industriales y eso se va a sentir sobre el desarrollo del país y más en un momento en que los precios del crudo indican que deberíamos tener otras fuentes de ingresos diferentes y no ser un país mono productor y mono exportador. Deberían haber incentivos a nivel de las universidades e institutos de educación superior para que la gente se mantenga en sus puestos, mejorarse las becas las preparadurías, las inversiones en los laboratorios para incorporar tecnología a los mismos y de esta forma, nosotros podamos seguir formando profesionales que tengan la capacidad suficiente para contribuir al desarrollo nacional”, dijo finalmente el profesor Andérez, Golfredo Lobo / Prensa ULA / CNP 14.293

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José María Andérez, secretario de la ULA (Foto Golfredo Lobo)

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