En Venezuela hemos
vivido ya varios años de continuos conflictos políticos, en donde el ejecutivo
y su tren ministerial han reproducido y propiciado el clima de la intolerancia.
Su principal argumento se basa, en no escuchar el clamor popular por la grave y
lamentable situación social, jamás vista en el país y propiciada por el
desgobierno de Nicolás Maduro; ciego, sordo, de una realidad que le explota en
la cara. Es incomprensible escuchar las peroratas del señor presidente
totalmente díscolo de todo lo que acontece.
Esta intolerancia absurda, propicia la crisis de
gobernabilidad, ello aunado al gran descalabro económico que de ella se
desprende. Y parece al ejecutivo no importarle nada, e incluso con un TSJ que
viola la constitución sin el respeto a las decisiones de la Asamblea Nacional.
Pero la verdad es otra, la verdad es que el desgobierno
con su verbo demagógico, tórrido y conflictivo, originó un cúmulo de
situaciones que lo tienen en donde está... Al final del túnel que él mismo
creó.
Para hacer que la democracia funcione, y que las
instituciones del sistema político se activen, se debe pasar a un ambiente de
confianza en las instituciones, a un modo y vida del disenso, del consenso, del
pluralismo y de reconciliación política democrática entre partidos políticos, y
no entre liderazgos mesiánicos extra-partidos (outsiders de la política).
De hecho, para Nicolás y el PSUV estas letras no son de su agrado,
porque en la práctica política él ha demostrado, ya en varias ocasiones, su
rechazo a escuchar las demandas sociales de la mayoría (+80%) de los
ciudadanos. Con una inflación, la más alta del mundo, calculada para el cierre
del año, en un 326,5% según Credit Suisse. Con una canasta básica familiar para
la fecha, de nada más y nada menos que, de 176.975,4 bolívares fuertes. Una familia promedio en Venezuela requiere
16,3 salarios mínimos para cubrir la canasta básica, cuyos productos escasean
en un 41,4%. Con sueldos mínimos de 9.648,18 bolívares, a un valor que poco
puede hacer un venezolano para vivir dignamente, y que fue incrementado a
partir del 1 de marzo en 16,7%, indicó el Centro de Documentación y Análisis
Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas). Además De acuerdo con
Cendas, la diferencia entre los precios controlados y los del mercado ilegal es
de 1.405,25%. De los 58 productos que conforman la canasta básica, 24
presentaron problemas de escasez principalmente alimentos y medicinas. Todo un
coctel explosivo del desastre que ha significado el socialismo derrochador y
corrupto de siglo XXI.
Y si hablamos de los altos índices de inseguridad, para El Observatorio
Venezolano de la Violencia (OVV) publicó en su último informe de 2015, donde
revela que para final el año pasado hubo en el país de manera extraoficial un
total de 27.875 muertes violentas, para una tasa de 90 fallecidos por cada 100
mil habitantes.
Asimismo, el OVV
aseguraron que existen seis factores claves para explicar el incremento de la
violencia en Venezuela en el año 2015. “El primer factor es una mayor presencia
del delito organizado. En segundo lugar, se ha observado un mayor deterioro de
los cuerpos de seguridad del Estado. En tercer lugar, hemos visto un incremento
de las respuestas privadas a la seguridad y la justicia. En cuarto lugar,
observamos una militarización represiva de la seguridad, tanto en sus
posiciones de mando como en el tipo de acción emprendida. En quinto lugar,
observamos que el empobrecimiento de la sociedad, acompañado de la impunidad
generalizada, ha significado un estímulo a diversas formas de delito, no
necesariamente violentos, pero que abonan el terreno de los comportamientos
transgresores de la norma social y la ley que luego serán causa de violencia.
Finalmente, consideramos que la destrucción institucional que continúa
padeciendo el país es el factor explicativo más relevante del incremento
sostenido de la violencia y el delito”, indicaron.
De todo este cúmulo de problemas, al régimen
militar, corrupto y mentiroso le viene su intolerancia, de allí su poca (para
no decir nada) cultura democrática. Porque los pueblos se equivocan, (como se
equivoca todo ser humano). Pero para ello existen las instituciones, y en este
caso, lo prevé la Constitución de 1999 de la Quinta República de Venezuela, en
su Capítulo IV de los Derechos Políticos y del Referéndum Popular en el
artículo 72, las vías constitucionales y democráticas para superar el trago
amargo.
Si algunos venezolanos se equivocaron, estos tienen
todo el derecho (y por cierto constitucional) de rectificar. Porque rectificar
y mejorar es parte sustancial de la vida de los hombres, y más en sociedad. Y ése
derecho no es exclusivo del ejecutivo que se cree insustituible. Es un derecho
de todos y cada unos de los venezolanos. Ejercerlo es nuestra obligación
histórica que nos reclama la patria de Bolívar. Y de esa forma superar a los
intolerantes que hoy destruyen una nación en su totalidad.
E-mail. franciscogarcia_samaniego@hotmail.com.
Centro de Investigaciones de Política Comparada. ULA.
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