Son más la cosas que nos unen, los valores de nuestras
propias vidas, un sentido de patriotismo y de orgullo, un amor profundo por la
familia; Una pasión por nuestros hijos y un compromiso con su educación. Ese es
el motivo por el que creo que nuestros nietos mirarán atrás, a este período,
como un retroceso; solo como un capítulo en una historia más larga sobre
Venezuela. Pero no podemos y no debemos pasar por alto las diferencias reales
que existen entre nosotros, sobre cómo pretendemos organizamos, cómo organizar
nuestro gobierno, nuestra economía y nuestra sociedad.
Afortunadamente
ya tan solo unos pocos pretenden un partido único, un pensamiento único; Ese
que vienen intentando imponer hace años. Otros preferimos tener una democracia
de múltiples partidos. Unos creen en un modelo económico socialista; otros
creemos en el libre mercado. Los socialistas creen en dar los derechos al
estado. Nosotros creemos en los derechos individuales, así lo afirmamos. El
gobierno saliente ha despilfarrado los grandes ingresos del país en una larga
quimera liberticida, socialista, militarista, corrupta y que ha destrozado
instituciones democráticas, ha puesto en estado de crisis la economía, la
salud, la seguridad personal y ha generado una crisis humanitaria. ¡Esta
injusticia debe cesar!. Estamos convencidos que cada persona es igual ante la
ley, así como cada niño merece ser tratado con dignidad, tener educación, salud
y una sana alimentación.
Todos merecemos
tener un hogar. Creemos en la propiedad como pilar del desarrollo, estamos
conscientes de que los ciudadanos deberían ser libres para expresar sus ideas
sin miedo, libres para organizarse y criticar a su gobierno, protestar
pacíficamente, y sin detenciones arbitrarias de parte del gobierno para las
personas que ejercen sus derechos, mucho menos castigos con prácticas que
desconocen los derechos naturales de la condición de ser humano. ¿Por qué
analizar esto ahora?, porque la urgencia del ahora se impone.
Sería desastroso
para la nación pasar por alto la urgencia del momento y subestimar la
determinación de las personas. El seis de diciembre del año dos mil quince se
inició una nueva etapa para el cambio, que no va a detenerse hasta lograr que
se generen las condiciones necesarias para la justicia, la paz y la prosperidad
en Venezuela. Quienes pensaron que en el mes de diciembre pasado hubo un espacio
para que la sociedad venezolana aliviara la presión, tienen otra realidad ante
sus ojos. No habrá paz ni tranquilidad hasta que tengamos garantizados nuestros
derechos, hasta que tengamos el brillo de una nueva democracia saludable con
instituciones que respeten el Estado de Derecho. Las circunstancias están dadas
para que Venezuela de un gran paso hacia adelante, ese gran paso será dado en
la medida en que tengamos conciencia de nosotros mismos como país y en la
medida en que acudamos a nuestra historia para saber de dónde venimos y
decidamos hacia donde nos proyectaremos. No digo que sea fácil, hay problemas
enormes en nuestra sociedad. Pero la democracia es la forma de cambiarlos y
somos nosotros quienes debemos decidir cómo hacerlo.
Al igual que todos los
países, necesitamos el espacio que la democracia nos da para cambiar. Ésta da a
los individuos la capacidad de ser catalizadores para que la sociedad piense en
nuevas maneras de reconstruir la sociedad y hacerla mejor para el desarrollo de
la vida sostenible. Somos venezolanos, no se trata solo de política, se trata
de la familia venezolana: el recuerdo de una casa que se ha perdido, el deseo
de reconstruir un lazo roto, la esperanza de un futuro mejor, la esperanza del
regreso y la reconciliación. Esta afirmación es fundamental para aceptar que no
podemos lograr un cambio si caminamos por las rutas del odio y de la violencia.
No debemos permitir que nuestra lucha caiga en la violencia física. Debemos
hacernos oír, sentir y atender sin violencia pero con determinación. Nuestra
vocación de lucha es clara, es noble y es civilizada. Los venezolanos ya
asumimos que estamos unidos en nuestro destino, ya todos nos reconocemos como
víctimas de la mala gestión del gobierno y que vamos a caminar la senda del bien
común. Todos somos responsables del cambio, ya todos sentimos la urgencia del
ahora.
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