lunes, 21 de diciembre de 2020

Opinion de Manuel Isidro Molina- De la irreverencia a la sumisión - Por La Razon

 



Su brillo fue opacándose con el correr de los años, al incursionar en negocios familiares estimulados por el tráfico de influencias.

No se trata de irrespetar la memoria de alguien, y menos de un personaje tan importante en la vida política venezolana como José Vicente Rangel Vale, durante seis décadas: 1960/2020. Pero el silencio no ayuda.

JVR fue un parlamentario brillante, defensor de los derechos humanos frente a los aparatos represivos que torturaban y asesinaban a mansalva. Ese impecable rol histórico nadie se lo puede negar: sería no solo injusto sino miserable.

También fue un político avezado y periodista de gran talla en la denuncia y la polémica. Como candidato presidencial fue apoyado por el MAS  en dos oportunidades junto a otras organizaciones políticas y movimientos sociales; en la de 1973, lo acompañé por diversas regiones del país, en función reporteril siendo estudiante de comunicación social en la UCV y activista juvenil de la Comisión Nacional de Propaganda del MAS, vigorosa escuela de formación política e intelectual.

Sin embargo, su brillo fue opacándose con el correr de los años y su incursión en negocios familiares que estimuló con tráfico de influencias durante varios gobiernos de los años 80 y 90 del siglo XX, diestra práctica que catapultó durante los gobiernos de los presidentes Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Derrapó a jefe de un clan de poco brillo y mucha plata. Así murió.

Sus prácticas extorsivas desde el periodismo, son famosas; y el aprovechamiento familiar de contrataciones públicas perversas, le sirvieron de guarida.

Su obsecuente posición política frente a los desastres administrativos y el abuso de poder de los gobiernos de Chávez y Maduro, es de antología y queda para los historiadores.

El gobierno de Maduro se ha distinguido por la elevación a sus altares de politiqueria y desmemoria, de unos cuántos personajes menores de muy escasa reputación ética. JVR no será la excepción. Lo venerarán a su estilo, como han hecho costumbre.

Con tranquilidad de espíritu, valoro sus virtudes políticas durante los años sesenta y setenta; y tacho su degradación moral y política que ensombreció sus últimas décadas de vida. De la irreverencia de sus mejores años, torció su vida hasta la sumisión.

¡Paz a su alma!

manuelisidro21@gmail.com

La Razon

https://larazon.net/2020/12/jvr-de-la-irreverencia-a-la-sumision-opinion-manuelisidromolina/

21 de Diciembre del 2020

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario