miércoles, 13 de mayo de 2020

La mirada de la migración venezolana a través de los niños- Por Todos Ahora

Migración venezolana. Foto: Save The Children

l 5 de diciembre del 2019, UNICEF estimó que en el 2020 1.9 millones de niños, niñas y adolescentes migrantes venezolanos, necesitarían asistencia humanitaria. También requerían protección en los países de acogida o de tránsito. Mucho se habla de los adultos migrantes, pero de las consecuencias psicológicas y emocionales que viven los niños que deben emigrar, no hay mucha información.

Precisamente por esto, Michelle Quintero, venezolana y politóloga egresada de la UCV, basó su trabajo final del Master en Políticas de Infancia, en la migración de los niños venezolanos. Esto lo decidió luego de pasar por un proceso de trabajo interno que comenzó a analizar después de participar en el voluntariado con la ONG Save The Children, en Madrid, España.
En Save The Children hay muchas actividades para los niños que se encuentran en situación de vulnerabilidad, quienes en su mayoría son de origen extranjero. “Yo estaba en la parte de refuerzo escolar en donde las monitoras, no solo hacían un refuerzo académico, sino también un refuerzo emocional para saber cómo se sentían los niños en su proceso migratorio. Las vivencias que ellos contaban me llamaban la atención, aún más, por la migración que yo también tuve que vivir”, comentó Michelle al narrar cómo fue su experiencia como voluntaria en Madrid, en una organización que atiende anualmente a más de 8.000 niños en riesgo de exclusión social.

La importancia de comunicarse con los niños, antes y durante la migración venezolana

Lo que más ha valorado Quintero en su proceso migratorio, es poder notar que la voz de los niños es igual de importante que la de los adultos. “Muy pocos son los padres que le preguntan a sus hijos qué opinan o cómo se sienten ante la decisión de emigrar y no perciben que al ser tomados en cuenta podrían ocasionar una mejor adaptación del niño en el proceso migratorio”, asegura. 
Después de estar ocho meses como voluntaria, la politóloga logró entrar a la organización como pasante. Su incorporación fue en el área de Sensibilización e Incidencia Política para la Comunidad de Madrid. Entre varias de sus labores, está revisar que se cumpla el programa para niños de 0 a 3 años. Este consiste en reforzar la educación entre esas edades, debido a que, según Michelle, en ese lapso se comienza a generar la desigualdad educativa, que luego puede conllevar a la exclusión social. “Uno de los datos más relevantes de ese informe es que hacen falta cinco generaciones para que un niño pueda tener movilidad social, es decir, que si tú no tuviste estudios, es posible que tus siguientes cinco generaciones tampoco los tengan”, agregó Michelle. 

¿Qué pasa con los pequeños y la migración venezolana?

Muchos de los niños que emigran de Venezuela se llevan también sus miedos y frustraciones debido a que algunos son hijos de padres que han sido presos políticos o de padres que sufrieron secuestros o robos. “No sólo es llevarte esos traumas, sino que también pasas de tener tu casa, tu cuarto, tu carro a vivir en una misma habitación junto a tus padres, es normal que muchos se sientan que son pobres ahora mismo”, agregó Quintero.
“Yo veía a los niños emigrantes aquí en Madrid y pensaba que estaban bien porque están comiendo y yendo a un colegio todos los días. Sin embargo, muchos de esos mismos niños pueden estarse arrancando las uñas en las noches porque tienen miedo de que pase algo, quizás tienen una madre que no sabe cómo comunicarse con ellos o simplemente son víctimas de maltratos físicos. Por esto, es importante que existan políticas públicas que se encarguen de atenderlos y saber si están bien o mal en su proceso migratorio”.

Más de 17.000 venezolanos en situación irregular entraron a España en el 2019

En enero, el diario El Mundo publicó un artículo en el cual hablaban sobre la alta tasa de emigrantes que ha llegado a España en el último año. La población venezolana lideraba la lista con un aumento en un 18% con 24.238 personas. Sin embargo, de esas 24.238 personas que ingresaron al país, sólo 6.487 tenían la ciudadanía española, lo cual les permite tener ciertos beneficios económicos y sociales a diferencia del resto de venezolanos que solicitan asilo. 
Una de las desventajas de estar en situación irregular, es que los niños nacidos en el país no obtienen la nacionalidad española. Pero tampoco la venezolana cuando sus padres están en proceso de asilo. Es decir, pasan a ser niños apátridas hasta que cumplen tres años de edad. “Esta es una de las desventajas de que los venezolanos aún no sean reconocidos como refugiados sino como asilados, así como el no poder salir de España», resaltó.
En Madrid se ven muchas familias venezolanas de tres y cuatro personas que están viviendo en una misma habitación. La mayoría comparte apartamento con otras dos familias más, en la misma situación. Esto sin contar las familias que llegan a un refugio porque no tienen dónde quedarse, con el riesgo de que la seguridad social les quite a sus hijos por no poderles ofrecer una mejor calidad de vida.

Un fin: ayudar a la migración venezolana

Por estas situaciones, Michelle decidió realizar su trabajo final del master, el cual comenzó a finales del 2019, en base a una investigación que refleje la experiencia migratoria de los niños venezolanos que están siendo afectados a raíz de la migración forzada de la que han tenido que ser parte.
Luego de trabajar con dos partidos políticos en Madrid e inscribirse en un master en Políticas Públicas, Michelle decidió cambiar su rumbo tras hacer el voluntariado y las pasantías en Save The Children. Esto le aportó una visión clara de lo que quiere comunicar al mundo.
“Lo importante de emigrar, es tratar de encontrar la forma de seguir ayudando a los venezolanos y estoy feliz de que por medio de mi investigación podré darle voz y un espacio para que se exprese, a esa generación que se vio obligada a emigrar”, agregó. 

“Involucrarnos con la comunidad es importante para avanzar en nuestro nuevo hogar”

Tras ser parte por más de cinco años del activismo político, recorrer comunidades y dirigir la juventud nacional del partido Primero Justicia en Venezuela, la politóloga explicó por qué decidió emigrar de su país natal. “Sufres mucho, vives cosas muy fuertes, tuve muchos amigos presos, mucho miedo constantemente. Cuando ya no podía más emocionalmente, decido dejar esa relación tóxica que seguía amando pero que ya me estaba haciendo mucho daño”, enfatizó. 
Al hablar de su proceso migratorio Michelle acentuó la importancia de que “como venezolanos y ciudadanos del mundo debemos involucrarnos social y políticamente en cualquiera que sea nuestro país de residencia actual. Nuestro mayor logro y venganza hacia el chavismo, será tener la facultad para poder escuchar y entender diferentes puntos de vista, sin permitir que la dictadura de la que huimos, nos determine y ciegue para siempre”. 
También le recomendó a la diáspora venezolana incorporarse en la comunidad en donde está ahora. “Preocuparse por lo que pasa en el país de residencia, saber cuáles son los movimientos políticos, cuál es la postura que tienen con Venezuela, cuáles son sus valores. Aprovechar la democracia para opinar, rechazar o exigir lo que nos corresponde”.
Michelle recalcó además, que “muchos venezolanos emigran y están preocupados por sobrevivir, lo cual es válido. Sin embargo, también es un deber tener en cuenta que no solo es huir de Venezuela, sino lograr encontrar estabilidad social con el nuevo entorno al que ahora llamamos hogar”. 
Todos Ahora

13 de Mayo del 2020


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