Argentina y Uruguay tuvieron elecciones presidenciales el
mismo día. El 27 de octubre de 2019 Alberto Fernández ganó en primera vuelta en
Argentina. Ese domingo Luis Lacalle Pou salió segundo en Uruguay y un mes
después ganó en segunda vuelta.
Detrás de ambas victorias hay excelentes ejemplos de
alianzas políticas.
Dos países iguales pero diferentes.
Las raíces históricas y culturales unen a Argentina y
Uruguay tanto como la geografía. Pero los procesos políticos de ambos países
son muy diferentes.
En Argentina gobernaba desde hace 4 años Mauricio Macri.
Su triunfo hizo que muchos analistas políticos consideraran que era el final de
la carrera política de la ex Presidenta Cristina Kirchner.
En Uruguay el Frente Amplio gobernaba desde el año 2005.
Ya había ganado tres elecciones presidenciales consecutivas y llegaba a la
cuarta siendo el mayor partido político del país.
En ambos países había descontento. Más intenso quizás en
Argentina y más moderado en Uruguay. Pero descontento al fin.
Como es habitual, el descontento por sí solo no alcanzaba
para decidir los resultados electorales. Faltaban los caminos políticos para
hacerlo. Cuando el descontento es mucho y los caminos políticos no logran
encauzarlo se suele abrir la brecha para los estallidos sociales y la violencia.
Pero Argentina y Uruguay encontraron los caminos.
Mejor aún: Argentina y Uruguay construyeron los caminos.
Porque previamente no estaban allí, y para que estuvieran mediaron importantes
decisiones políticas.
¿En qué se parecen Alberto Fernández y Luis Lacalle Pou?
Son diferentes, claro que sí.
Tienen personalidades diferentes, trayectorias políticas
diferentes e ideas diferentes.
Pero también tienen algunos puntos de contacto nada
menores:
Ambos son producto de un espacio histórico-cultural como
el del Río de la Plata, con todos sus vasos comunicantes a lo largo del tiempo.
Los dos tienen una conexión personal: Alberto tiene desde
hace muchos años una relación de amistad con los padres de Luis.
También tienen una curiosa conexión académica que es la
Universidad Camilo José Cela. Tanto Alberto Fernández como el ex Presidente
uruguayo Luis Alberto Lacalle Herrera, padre de Lacalle Pou, han estado
vinculados a dicha institución educativa durante mucho tiempo como docentes y
conferenciantes.
Alberto y Luis tienen trayectorias dentro de partidos
políticos bien establecidos y con una larga historia: el Partido Justicialista
(peronista) de Argentina y el Partido Nacional de Uruguay.
Los dos confían en las herramientas políticas clásicas:
recorren el país, hablan con la gente y negocian con otros dirigentes
políticos. Pero al mismo tiempo los dos también confían en la
profesionalización de la política y de las campañas electorales.
Detrás de ambas candidaturas hubo alguien muy importante
que dio un paso al costado. En el caso de Fernández fue la ex Presidenta
Cristina Kirchner quien realizó una jugada estratégica excepcional
desplazándose a sí misma al segundo lugar de la fórmula presidencial. En el
caso de Lacalle Pou fue el ex Presidente Lacalle Herrera quien se mantuvo con
gran disciplina estratégica fuera de los escenarios políticos mientras su hijo
construía su liderazgo.
Tanto Alberto Fernández como Luis Lacalle Pou,
finalmente, tejieron pacientemente sus alianzas políticas. El primero superó
primero sus viejas diferencias con Cristina Kirchner y luego articuló detrás
suyo la inmensa diversidad peronista. El segundo creó una coalición con su
histórico rival el Partido Colorado, con la nueva formación de derecha Cabildo
Abierto que lidera el General Manini Ríos, con el Partido de la Gente y con el
centro-izquierdista Partido Independiente.
Alianzas políticas
La política de alianzas debe ser siempre una pieza
estratégica indispensable en todos los partidos políticos serios y con
aspiraciones.
Esto es así porque ninguna sociedad es, y seguramente no
lo será nunca, un todo homogéneo y compacto. Por el contrario, toda sociedad es
una multiplicidad diversa de ideas y experiencias. Y nunca una fuerza política
única logra expresar toda esa diversidad.
Por eso hay que buscar alianzas políticas. Alianzas con
los diferentes, por supuesto, ya que con los iguales se construye un partido o
un movimiento pero no una alianza.
También las alianzas son diversas. Algunas son alianzas
políticas de máxima que abarcan asuntos esenciales, principios y valores. Y
otras son alianzas políticas de mínima que son parciales y que buscan solo un
objetivo específico. Corresponde a cada cual definir con quién hacer cada clase
de alianza.
El caso de la izquierda uruguaya ha sido siempre muy claro.
A medida que ensanchó y profundizó sus alianzas se fue convirtiendo en
alternativa de gobierno. Pero durante sus 15 años de gobierno se parapetó en su
mayoría parlamentaria, se negó a tender puentes con otras formaciones e
inclusive no supo ver a tiempo las señales de descontento de la mitad de la
población.
Al llegar a la segunda vuelta presidencial de 2019 el
Frente Amplio de Uruguay ya no tenía ningún aliado posible. Y perdió. Perdió
por un margen estrecho, es cierto. No perdió solo por eso, también es cierto.
Pero es indiscutible que el fallo sistemático de su política de alianzas jugó
un papel decisivo en su camino hacia la derrota.
Muchas elecciones se ganan y se pierden en la mesa de
negociaciones. Porque las buenas alianzas políticas deciden los resultados
electorales. Así ocurrió tanto en Uruguay como en Argentina en 2019.
Maquiavelo&Freud
Digalo ahi digital
24 de Diciembre del 2019
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