Los inmensos problemas que nos agobian, el
empobrecimiento de todos los sectores de la sociedad, la inseguridad, la falta de
empleo, escasez de productos de primera necesidad y medicinas, la inflación, la
corrupción, etc., son inmanejables. Y lo más grave de toda ésta situación, es
que el Gobierno, no tiene la capacidad de corregir nada, sólo seguirá en su
lucha por mantenerse en el poder, trata de ganar tiempo, se las jugará todas,
para no hacer el referéndum revocatorio presidencial este año; ni tampoco las
elecciones regionales de gobernadores de estado, que pretenden postergarlas
hasta diciembre del 2017.
Los venezolanos comenzamos a transitar el cambio
político, con las elecciones a la AN el 6D. Hoy somos la nueva mayoría, que el
Gobierno ha pretendido desconocer, utilizando el TSJ y a las Fanb. Mientras el
rechazo a Maduro está en su límite máximo y es indetenible, más del 88% de los
venezolanos estaría de acuerdo en revocarlo de la Presidencia, y más del 58%
están “muy dispuestos” de firmar la solicitud para que se inicie el proceso
refrendario (Venebarómetro).
Hemos estado revisando, algunos ejercicios de
proyecciones, hechos basándose en el comportamiento electoral en las elecciones
realizadas desde el año 1998 hasta el año 2015 (Chavismo versus Oposición), donde
la proyección hipotética en votos, si el Referéndum Revocatorio se diera este
año, la oposición obtendría alrededor de 8.473.665 votos, y el chavismo como
3.588.777 votos; es decir, que la diferencia entre ambas opciones estaría en el
orden de los 5 millones de votos (4.884.888 votos), favorable a la oposición
democrática (Varianzas). Y si a estos indicadores del comportamiento electoral,
agregamos otros sociales, como la movilización de los 130.000 venezolanos, que
cruzaron la frontera desde San Antonio del Táchira y Ureña hacia la ciudad de Cúcuta
Colombia el fin de semana pasado, desesperados por conseguir comida y medicamentos,
nos hace sospechar que el Gobierno militarista, fracasado y corrupto de Maduro
debe estar en pánico, saben que de contarse, perderían de arrase.
Pero estos indicadores, también nos hacen llegar a
una conclusión que se nos pone a la vista: La revolución “no se contará”. Por
eso, quienes tienen la responsabilidad de la conducción política institucional
y democrática de la oposición MUD-AN, deben entender el momento político y
desarrollar un trabajo de apertura e incorporación de todos los sectores de la
oposición democrática, sumarlos en un gran movimiento social por el rescate de
la democracia, y de una vez por todas, tratar de dirigir un discurso de
inclusión a los millones de venezolanos, que habían acompañado al chavismo, y
que hoy se encuentran decepcionados, frustrados y desorientados.
Solo con la fuerza de la movilización de la gente
en la calle, podremos obligar al Gobierno a contarse, darle una salida
pacífica, constitucional y democrática a la crisis política del país.
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