Pocos días después de haber sido electa la nueva Asamblea Nacional, la razón de Estado, la razón legislativa y la razón democrática se extraviaron en el país.
En el caso de la primera, lamentablemente nunca ha estado presente en estos años de gobierno bolivariano. En cuanto a la segunda, el discreto encanto que provoco el advenimiento de una nueva fuerza política en el parlamento nacional, poco a poco se ha ido desvaneciendo por caer en el juego que le conviene al gobierno.
Son dos sin razones las que se confrontan mientras emerge la razón democrática.
El gobierno ha preferido cerrar la frontera con Colombia para escurrir el bulto, antes que enfrentar el contrabando del cual se ha favorecido una de sus facciones.
La otra facción es la que controla PDVSA. Esa administra los
dólares que ingresan al país, manteniendo a raya al gobierno, pues es la que garantiza los lujos de la elite bolivariana.
Pero no solo es el affaire de los dólares. Por si fuera poco, se trata también del control del contrabando de la gasolina. Ahora, es también la facción que dirige la empresa (no sabemos si la misma) la que se encarga de este gran negocio. Con el reciente aumento (sin criterio) de la gasolina, ahora habrá más dinero para amasar.
La gran hazaña de la revolución bolivariana fue haber descubierto en poco tiempo como hacerse rico al menor costo posible.
Lo anterior ha sido el gran invento de un grupo de facciones, que ya no luchan por el control del Estado sino por los recursos de la Nación.
Venezuela sigue a la espera de que emerja la razón democrática, que le dé un poco de sindéresis a la crisis nacional de país que padecemos.
Vladimir Aguilar Castro
Universidad de Los Andes
(Artículo enviado por el autor)
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