martes, 12 de enero de 2016

Un conflicto de poderes evitable - Pastor Heydra




Las medidas y los anuncios hechos por el gobierno de Maduro, días antes y horas después de la instalación de la nueva directiva de la AN; el discurso de asunción de su Presidente Henry Ramos, y los embrollos y jacobinismos orales de ambas partes, evidencian una lucha pugnaz entre poderes políticos, que parece apuntar a una radicalización de las posturas de los dos bloques que se disputan el control del país, Ésta, aunada a los enormes y agravados aprietos económicos, de agudizarse, podría generar una crisis de estado, donde el juego se tranque, dando paso a imponderables que aún no han tenido manifestación abierta en este singular concierto con el que se inició el año.

Gobernar en democracia es construir consensos.

Pareciera ser una verdad de Perogrullo que gobernar es construir consensos para buscar las soluciones a los problemas que aquejan a una nación. Más esta, cuando de esquemas antagónicos se trata, no resulta valedera, pues lo que prevalece es la sustitución radical de un esquema político-económico por otro. Tal parece ser el caso Venezuela, al menos en el mapa diseñado desde 1999 cuando Chávez asumió la Presidencia. Su discurso de toma de posesión fue elocuente, y pocos “líderes” de la oposición, obnubilados, atados a un esquema de negociaciones entre los factores políticos y económicos, se percataron de ello.

Con el gravante que la utopía chavista no funcionó, y en vez de un “socialismo del S. XXI”, terminamos con un populismo deslucido  regido por una cúpula que se ha hecho del poder y de sus beneficios, sin tener mayores bondades.

Luego de la muerte de Chávez el vacío que dejó en sus filas se tornó patético. Las expectativas creadas se cayeron y la ausencia  de liderazgo alternativo; la carencia de proyectos viables, la agudización de los apremios económicos y la ineficiencia administrativa se hicieron más notorias y presentes que en los 13 años anteriores. Esto, obliga a un golpe de timón (no concretado), ordenado por los contundentes resultados de las elecciones parlamentarias del 6D, que más que la consolidación de una fuerza orgánica aglutinada en la MUD, representó un “voto castigo”, donde el descontento generalizado se manifestó.

El país clama por paz, concordia, dialogo, entendimiento y sobre todo solución a sus problemas cotidianos concretos. La pugnacidad política a muy pocos interesa, y si ella llegase a dominar marcharía en paralelo y a contracorriente de un enorme sentimiento nacional, que está más allá de partidos y de infecundas pirotecnias verbales.
Dos ejemplos de acuerdos entre esquemas antagónicos.

¿Es posible un entendimiento en el país, a pesar de las aparentes disparidades? Si existe voluntad política e interpretación adecuada de la realidad, es obvio que sí.

Hay dos ejemplos recientes en Latinoamérica. Chile 1988-89, Nicaragua 1990. Una de la extrema derecha a la centro izquierda; la otra de la izquierda al centro.

La oposición chilena agrupada en una Concertación de Partidos logró colársele actuando con mucha madurez y tino al régimen que, basado en la Constitución de 1980 convocó un plebiscito sobre la permanencia o no de Pinochet en el poder, Esto facilitó una transición política que les permitió escoger por la vía de los votos al Presidente de la República. Cargo para el que fue electo Patricio Aylwin Democratacristiano, acusado por la UP de haber conspirado contra Allende. Una disputa que supieron superar ante un problema mayor Pinochet, a quien debieron hacerle concesiones como nombrarlo primer senador vitalicio del Congreso, y Comandante del ejército, al igual que los otros jefes de fuerza hasta 1998. De no haber sido tolerantes y realistas la suerte de la democracia hubiera estado en entredicho. El nuevo gobierno  mantuvo, porque así le convenía al país, el esquema económico de su antecesor, abrió el acceso a los medios y decretó una amnistía.

El FSLN perdió las elecciones en 1990 con un frente democrático presidido por Violeta Chamorro, tenían factores internacionales de presión como “los contra” y una crisis económica galopante. Plantearon que se les respetará el control del Ejército Popular Sandinista, al mando de Humberto Ortega, hermano del Presidente saliente, y de los mandos militares, así como la legalización de la propiedad de las viviendas expropiadas y entregadas a miembros del EPS y del FSLN . Así se hizo. Luego el FSLN volvió al poder por la vía democrática y hoy se encuentra al frente de los destinos de esa República Daniel Ortega.

El discurso de Ramos Allup, y el radicalismo de Maduro

El gobierno marcó la pauta antes del 5E con el arrebato de ANTV a la AN; la creación de un Parlamento Comunal; el irrito recurso de amparo aceptado por el TSJ, que amenaza con impedir transitoriamente el ejercicio de la mayoría absoluta de 2/3 que posee la oposición; así como toda la jerigonza que antecedió ese acto.

El 5E el escenario fue de Henry Ramos quien se estrenó como Presidente de la AN. Sin dudas que es el parlamentario mejor calificado y con mayor experiencia, aun cuando no necesariamente el hombre para esta etapa. Vehemente, perspicaz, contradictorio hizo su discurso sin que agregara nada nuevo a lo que ya la oposición ha dicho de la administración Maduro. Cumplió con el ritual de los llamados al dialogo, al entendimiento, pero al final no se contuvo. Hay cosas que se hacen pero no se dicen, y menos anteponiendo afán de protagonismo y colocándole fecha a su meta. En su arenga dijo: “En un lapso de seis meses, contados a partir de la instalación de esta AN, presentaremos un método para reemplazar constitucionalmente a Maduro”. Una curiosa manera de dialogar blandiendo un filoso cuchillo en su mano

Las reacciones no se hicieron esperar desde la misma bancada de la oposición que marcó un deslinde: “Henry no habló de mecanismos, sino de cesación del gobierno”  dijo Enrique Márquez, y el chavismo aprovecharía la ocasión para remarcar el remoquete de que la MUD es una “alianza adeco-burguesa”, buscando con ello despertar suspicacias y resquemores en Primero Justicia y Voluntad Popular.

Como reemplazar constitucionalmente a un Presidente

La Constitución de 1991 es clara. El reemplazo del Presidente puede hacerse por muerte, renuncia, destitución decretada por TSJ o referéndum revocatorio. Las tres primeras parecen estar descartadas. Queda el referéndum revocatorio o la enmienda o reforma constitucional.

El referéndum revocatorio requiere del 20% de las firmas de los inscritos en el REP, certificadas por el CNE; pero a su vez necesita obtener la mitad más uno de los votos que obtuvo el funcionario electo para ser revocado. Maduro en las presidenciales del 14 de abril de 2013 obtuvo 7,587.532 votos. La MUD en las parlamentarias de 2015 logró 7.702.422 sufragios. Una diferencia a favor de la MUD de 114.890 votos. Ciertamente el país el 6D evidenció que quiere salir, constitucionalmente del gobierno de Maduro, pero ¿tiene la MUD esa capacidad de movilización; aglutina a todos los sectores que le votaron; no hay un porcentaje de chavistas incluidos en esos guarismos? Son preguntas que afloran.

Pareciera más fácil la vía de la enmienda que solo requiere de la votación de la AN por mayoría simple, y la realización de un referéndum consultivo. Pero aún queda mucha agua jurídica pasando debajo de los puentes.

Las amenazas a los medios; el show de las imágenes de Bolívar, Chávez y Maduro.

Maduro y Cabello han asumido una postura agresiva, como las amenazas a Globovisión y a Televen por transmitir in extenso el acto de transmisión de poderes parlamentarios el 5E. Sin embargo el vocero de la MUD, Henry Ramos no se quedó atrás montando un show innecesario al ordenar, cámaras acompañándolo, el retiro de la iconografía de Simón Bolívar, -en su versión ideologizada-, de Chávez y Maduro.

Ramos Allup pudo haber logrado su cometido sin aspavientos, ni mojigaterías. Hay cosas que se hacen, pero no se dicen. Hubiese sido más sencillo ordenar que una cuadrilla de obreros retirará discretamente las imágenes en cuestión, sustituyendo al Bolívar de Chávez por cualquier versión como la tradicional de José Gil Castro, y enviando el resto a Miraflores.

Henry Ramos apuntó a galvanizar en torno suyo a la oposición. Muchos vieron su bravuconada como un signo de firmeza ante el alicaído gobierno, despertando la solidaridad de los grupos más radicales de ese universo.

Sin embargo su actuación y  sus expresiones chocarreras también tuvieron otras reacciones. En el caso de la de Chávez, tocó fibras de sentimiento, algunas con rasgos semi-religiosos y de culto a la personalidad en torno al líder desaparecido, que le han facilitado a la cúpula del PSUV comenzar a recoger una fuerza que estaba dispersa, dubitativa y desconcertada. Le dio pie al discurso de que venían por la destrucción de esa fuerza la cual, a pesar del 6D, no es nada deleznable.

En el caso de Bolívar, provocó una reacción innecesaria de la FANB, la cual desde el 6D venía dando un interesante giro institucionalista. Las palabras del General Padrino López en el acto de desagravio realizado en el “Cuartel de la Montaña” fueron lapidarias: “A ultrajado la patria toda” ¿Un retroceso con relación a la postura asumida el 6D?

Nuevo gabinete y Decreto de emergencia económica

El Presidente Maduro anunció un nuevo gabinete que poco dice de un afán de rectificación. Quizá la figura más importante es la de Aristóbulo Isturiz, por sus características personales de buen relacionista con el sector opositor.

Maduro ha anunciado que mañana presentará a la AN, junto a su Memoria y Cuenta, un “Decreto de emergencia económica”, cuando el petróleo se ha ubicado en 27,7 $ el barril. Una cifra que nos retrotrae a las de 2004, sin el crecimiento desmedido del gasto fiscal, ni de las importaciones que a duras penas cubren rubros como alimentación y medicinas, ni la generalización de la corrupción.
Los adelantos que han hecho apuntan a que será más de lo mismo, lo cual agravará la crisis y la confrontación con la que se inició este año, que como dijera Luis Herrera será para ponerse las alpargatas.

Habrá dialogo y búsqueda de solución a los problemas cotidianos de las gentes o mayor pugnacidad política. No es un decir, pero estamos montados sobre un barril de pólvora.

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