lunes, 3 de octubre de 2022

Ronda Dominical Opciones - Por Jose Angel Borrego



Cuando aceptamos participar en un juego, homologamos sus reglas. A partir de las elecciones del 2018 muchas versiones han corrido con relación al futuro político del país y contradictorias posiciones se han asumido. Pero con el paso de los dos primeros años de Maduro, las impugnaciones fueron cerrando la brecha y coincidiendo en la necesidad de esperar el 2024 para intentar salir de Maduro. Eso, en dos palabras, traduce que se acepta el juego.


Se trata, entonces, de alargar la arruga hasta diciembre del 2024. Algunos aseguran que Maduro adelantará los comicios para diciembre del 2023, pero igual que en el 2018, esa decisión lo deteriora mar allende. A menos que sepa algo que nosotros ignoramos. Porque hasta María Corina, la siempre bella candidata de “Vente”, está preparada para disputar, primero el banderín candidatural si las primarias se realizan sin intermediación del CNE, y segundo, competir por Miraflores. De tal forma, que en apariencia, salvo contadas excepciones (siempre las habrá) que perciben golpes de Estado en una sopa Continental, el país pareciera dispuesto a esperar el 2024 para dilucidar el conflicto. Sobre ese aspecto no vamos a hablar en esta ocasión. Nos trae algo más relevante: el país.


Opción 1.

Esperar sentados. Permitir, inactivos, que se consuman los próximos 28 meses. Sembrar expectativas en que la oposición galvanice a un candidato que sea capaz de lograr el éxito en la elección presidencial, pero en el interín, solo esperar. Alguien escribió en respuesta a una sugerencia nuestra que si ya se consumieron 3 años y medio, es preferible quedarnos tranquilos, apoyando a nuestro candidato a candidato y que sea lo que Dios quiere. No es así. Dios no recomienda la flojera, ni siquiera política. “Ayúdate que Yo te ayudaré”. En consecuencia esta Opción 1 para nada, nos conviene como país.


Opción 2.

No es nuestra decisión como lo preceptúa la Carta Magna, pero sí podemos influir de alguna manera para que no perdamos 28 meses más. El país, queramos o no aceptarlo, ha comenzado a mover una extraña economía, distinta a la oficial. Los vaivenes del dólar afectan a un consumidor que sigue consumiendo. De una forma u otra el gobierno está capitalizando ese flujo de dinero que se observa en el país. Según la Agencia de Energía de Estados Unidos, Venezuela ingresó $5 mil millones por venta de petróleo el 2021, pero de acuerdo a los indicadores del Escritorio Oliveros, en ese mismo lapso la economía registró movimientos por 10 mil millones de dólares extras, 4.900 de ellos provenientes de la droga. El resto de remesas, contrabando de gasolina y otros factores. Y aun cuando esa sea la plataforma monetaria del gobierno, para nada impide que la reemplacemos por Desarrollo Productivo, existiendo esa posibilidad.


Esguince del dólar.

Se supone que mañana lunes, el BCV, entregará a la Mesa de Divisas 200 millones de dólares. Eso representa más del 10% de las reservas líquidas de la Nación, de manera que es una contingencia de alto calibre exponer al BCV a presentar un boquete tan pronunciado. Debe pensarse que el gobierno juega una carta a sabiendas de que tiene asegurada otra. Porque el gobierno sabe que ese dinero contendrá la arremetida de los compradores de divisas por un lapso muy corto. Sea cual fuere la situación, existe una ostensible debilidad en el aparato productivo del país, que no se sazona con tapones-UCI. Hay que administrar Productividad al paciente. Quienes acompañan al presidente, debe imaginarse que entienden el diagnóstico, aunque pocos le hablan el lenguaje que exuda el país. O ninguno.


Organizarse.

La sociedad tiene que amalgamarse, buscando cierta coherencia. No sugerimos unirse a partidos políticos. Nos referimos a otro tipo de organización. La que puede gestarse en la Sociedad Civil, entre personas que aporten sus inteligencias en favor de sí mismos. Es posible que se piense que ese es trabajo de los partidos. Debería serlo, pero los partidos ahora son conchas de caracoles tirados a la vera de alguna ribera, sin más utilidad que adornar la arena. Y no somos detractores de los partidos, pero sí de quienes hoy los conducen en Venezuela. Coachs de franquicias, que manejan a su antojo y conveniencia. Es posible que la sociedad organizada desde otro ángulo, pueda subrogar con nuevas estructuras a carcamales que se resisten a ser borrados de la enciclopedia política. Pero mientras tanto, podemos trabajar con seriedad y gerencia. Baipaseando la extorsión partidista, es posible que logremos mejores y mayores objetivos que quienes dicen encarnar al pueblo con los partidos. A la postre tal vez votaremos por alguno de ellos, pero en el entreverado pongamos en juego la inteligencia para lograr objetivos que hasta ahora han sido esquivos porque nosotros no nos hemos organizado. Ni siquiera las cámaras, asociaciones y afines funcionan. En consecuencia hagamos de esa debilidad nuestra mayor fortaleza, porque es posible, y antes, se ha logrado.


Objetivos.

Cada comunidad conoce sus fortalezas y debilidades. Y en cada una hay gente con perfil de liderazgo. ¿Qué se necesita para que una colectividad avance? Indagamos y procedemos. Escudriñamos ideas, formas, alternativas y posibilidades. Y una vez desarrollada la descripción de lo que nos interesa y evaluados sus costos, démosle forma de negocio y busquemos a quién negociarlo.


Es posible que parezcamos poco sólidos en este cierre de Ronda, pero dentro de poco también es posible que se conozca, de por lo menos uno de estos propósitos, bien ensamblado, mejor presentado y brindando frutos.


Hemos dicho que el petróleo cumplió su ciclo, pero Venezuela ostenta muchas ventajas. Opciones intangenciables para levantar vuelo como el Ave Fénix.


Desiderátum.

Este gobierno saldrá de esta coyuntura. ¿Cómo? Se ignora, pero hasta ahora ha superado sus crisis. Esta es, una más. Supera el factor político. Supera el desequilibrio hasta el nivel mínimo posible. De nosotros depende que quedemos aporreados pero optimistas. De nuestra actitud frente al problema se subordina el futuro. Le sugeríamos al presidente no intentar resolver todos los problemas juntos. Uno por uno es más inteligente. Hagamos lo propio. Como decía el eslogan del (viejo) MAS: “Sí podemos”. Rendirse no es una opción. Pa´lante es pa´llá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario