Las sanciones internacionales son generalmente concebidas como medidas para intentar cambiar el comportamiento de un país o régimen, en los casos en los que se considera que este viola los derechos humanos o ejecutan acciones que pueden poner en peligro la paz y la seguridad internacionales. En algunos casos las sanciones también son ejercidas como mecanismo para disminuir las capacidades económicas de un pais en la lucha por su influencia politica y económica regional.
La comunidad internacional ha
impuesto a Venezuela al menos 542 sanciones en los últimos 5 años Estados
Unidos lidera desde el 2014 aplicando 300 restricciones, seguida por Canadá con
113, la Unión Europea con 93, Suiza con 36 El paquete incluye sanciones
comerciales, financieras y de movilidad personal Inicialmente fueron de forma
individual para personas vinculadas con el régimen, incorporando también a
figuras jurídicas, tanto públicas. como privadas. En la medida en que el modelo
autoritario ha avanzado, la comunidad considero viable la evolución de las
sanciones.
Las sanciones, sin embargo, han tenido severos
detractores. En la mayoría de los casos no producen los cambios deseados. Y por
otro lado son ineficientes debido a que los costos humanos son asumidos por las
poblaciones más vulnerables, a quienes supuestamente se intenta favorecer con
las medidas. Otras críticas han girado en torno al enlace entre las sanciones y
la propagación de la corrupción. Ya que, al castigar a la actividad normal del
mercado, las sanciones ofrecen a los actores involucrados, un fuerte incentivo
para tomar el camino criminal o mercado negro. Fomentando la creación de
carteles del crimen organizado y redes de contrabando que incursionan en
cualquier delito. En definitiva, las sanciones debilitan el estado de derecho
del país condenado. Situaciones que pueden mantenerse a pesar que las
restricciones sean levantadas.
Venezuela es un caso especifico en el cual las sanciones no han tenido el impacto deseado. El régimen obviamente debilitado financieramente, traslada la carga a la población quien es forzada a emigrar, asumiendo cualquier tipo de riesgo y peligro para huir de las condiciones internas de exterminio. El cerca de movilidad impuesto a los jerarcas del régimen, los obliga a atrincherarse internamente, dispuestos a cometer los peores delitos, para sobrevivir y no ceder el poder. Construyen burbujas de confort y lujo derivado de negocios, prósperos, diseñados y construidos alrededor del poder, con ventajas aduanales y de fiscalización, que eliminan la competencia. Asegurando retornos y riesgos minimos Este modelo de crecimiento profundiza las desigualdades. Los negocios a la sombra brotan como maleza en terrenos abandonados, el narcotráfico, el contrabando y la entrega de territorios florecen en este mecanismo de sobrevivencia de los sancionados.
En definitiva, las sanciones tomadas como medida aislada
no van producir cambios, independientemente de los costos de incumplimiento. Si
la comunidad internacional y las coaliciones opositoras internas no logran
acordar mecanismos adicionales, de presión diplomática y reclamos internos, las
sanciones serán totalmente inutiles, con el agravante que castigará duramente a
la población. Es cierto que las sanciones han dejado al régimen sin recursos
para financiarse puertas adentro, sin dinero para seguir brindando privilegios
a las Fuerzas Armadas a cambio de control y represión. Pero eso ha
desencadenado una ola de corrupción en la cual la élite militar es parte
fundamental. Ahora tampoco tiene dinero para apaciguar el descontento social
con bonos u obras públicas. Y el resultado es una profundización de la crisis
económica que se traduce en hambre, porque los venezolanos, como todos los
pueblos oprimidos, son dependientes de lo que el régimen les ofrece y este ya
no puede darles nada. Maduro no solo es un pobre dictador, sino, tanto peor, un
dictador pobre. Cuya miseria es reubicada en el pueblo.
Recientemente funcionarios estadounidenses iniciaron
reuniones cara a cara con funcionarios venezolanos en Caracas, con miras a
permitir que el crudo venezolano regrese al mercado internacional abierto. El
acercamiento también quiere aislar a Rusia de su aliado más importante en
América del Sur. Venezuela, un proveedor esencial de crudo para EE.UU, hasta
que la negligente y corrupta gestión económica provocaron el derrumbe del
sector petrolero de la nación, faderezada por las sanciones. Las propuestas que
se discuten en la capital venezolana aliviarian las sanciones por un periodo limitado
por motivos de seguridad nacional de Estados Unidos. Aunque no existe una
posición clara sobre el levantamiento de sanciones, lo concreto es que las
mismas no lograron los objetivos perseguidos con su aplicación.
En este marco la administración Biden intenta aliviar
algunas restricciones para que el país pueda comenzar a producir más petróleo y
venderlo en el mercado internacional, Estando claro que esto no será suficiente
para sustituir el petróleo ruso en el corto plazo. Obviamente más allá del componente
geopolitico de la medida, debe existir un compromiso de Maduro y su banda, para
flexibilizar su posición politica y económica. No será suficiente para los
venezolanos el levantamiento de sanciones, sin la obligación del régimen para
mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Hasta el momento las sanciones le
han servido para justificar la crisis humanitaria compleja que padece el país.
El levantamiento de las restricciones no garantiza que los conglomerados
criminales creados desaparezcan, por el contrario, existen dudas razonables que
apuntan a la profundización de los problemas. En conclusión, asi como, las
sanciones aisladas no logran cambios importantes, el levantamiento de las
mismas sin medidas adicionales, no servirán para nada.
05 de Abril del 2022
Comunicacion Continua
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@germanoveja
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