domingo, 29 de noviembre de 2020

Una Nación en remate- Por Germán Rodríguez Bustamante- Comunicacion Continua

 


El término “remate” se asocia a un proceso mediante el cual se somete un bien o producto a una subasta organizada, basado en la competencia directa y generalmente pública. Las negociaciones desesperadas realizadas por el régimen, producto de las sanciones impuestas, apunta más a una venta de un botín de guerra, que a un proceso financiero ordenado para obtener divisas requeridas con urgencia. 

Desde la llegada del comandante y derivado del manejo improvisado de la gestión económica, las fluctuaciones del mercado petrolero dejaron al país en una situación delicada, sin ahorros para hacerle frente a la coyuntura. Como consecuencia de esa ineptitud, se realizaron operaciones financieras para levantar fondos, que terminaron de resquebrajar la frágil estructura patrimonial de soporte.

PDVSA perdió su sitial de empresa petrolera de primera, hoy es una corporación maula que no honra sus compromisos, y en total insolvencia operativa y financiera. La considerable deuda interna es reducida por “devaluaciones inducidas”, con ayuda y auxilio del BCV, que produce la hiperinflación experimentada en el país y permite que pueda maquillar toscamente sus estados financieros. El BCV mantiene deudas en dólares de PDVSA, en consecuencia no sería raro que surjan nuevas negociaciones tenebrosas, que deriven en sustánciales ganancias para los operadores.      

Las ventas realizadas de las refinerías en  Lyondell, Paulsboro y Savannah en Estados Unidos; Ruhr Oel, en Alemania, se hicieron en procesos oscuros, beneficiando a los gestores de las operaciones, en perjuicio de la empresa. Los recursos generados fueron molidos por la estructura corrupta de gestión pública. Las ventas de petróleo a futuro realizadas con el gobierno chino, ruso y las nuevas con Irán y Turquía, se concretaron con acuerdos comerciales y no como operaciones de crédito público, para esquivar la autorización de la Asamblea Nacional, se desconoce los términos financieros y comerciales alcanzados. Los bloques de la Faja Petrolífera del Orinoco fueron entregados a dedo, generando privilegios bastardos para unos pocos.  

Todas las acciones realizadas se ejecutaron con la ausencia de mecanismos de transparencia, de procesos licitatorios nacionales e internacionales, sin la participación de representantes del poder legislativo y ciudadano y lo peor, sin la rendición de cuentas por los recursos recibidos y su destino. Agotada la capacidad de garantías de PDVSA y sus filiales, el “ejército de ocupación”, recurre a las riquezas mineras del macizo guayanés, creando el llamado Arco Minero.  Ante la estreches de las finanzas públicas actuales la Dictadura clavo una lanza en todo el territorio nacional y procede a la adjudicación directa de todas la riquezas de la Nación como pillaje de guerra, obviando todos los procedimientos establecidos en el marco constitucional.

El bodrio jurídico de la ley antibloqueo, emanado de la ilegitima ANC es un herramienta para terminar de repartir las pocas iniciativas, riquezas y el exiguo patrimonio que sobrevive a la destrucción revolucionaria. Desde las leyes habilitantes, pasando por estados de emergencia económica, estados de excepción producto de la pandemia y la ley antibloqueo, la Tiranía ha instrumentado un marco legal despótico para echarle mano a todo refugio económico, sin restricciones de ningún tipo. El componente militar asume el control sobre el territorio, con poder de decisión sin la voluntad del soberano real. Venezuela fue abordada por un grupo de piratas y corsarios, quienes realizan un robo programado de la nación, agregando en su pillaje la destrucción total del país. La población se siente indefensa ante la actuación de este conjunto de filibusteros, quienes con licencia para saquear y robar ejecutan todo tipo de fechorías consentidas por el régimen, la actuación de las FAES es la prueba fehaciente de la mimada.

Las riquezas gruesas que quedan las reparten a los colaboradores internacionales, y las migajas a la casta gobernante sobre todo a la uniformada.  Personajes como pata de palo, mano de garfio, loro en el hombro, ojo tapado y algunos más refinados como Barbanegra y Capitán Morgan, deambulan por la geografía nacional, realizando todo tipo de travesuras. Todos ellos tienen algo en común: su inmensa codicia y su total ignorancia. El remate interno de la Nación se evidencia en la distribución desproporcionada de los recursos, los cuales se asignan con criterios divorciados de la eficiencia, solvencia, transparencia, responsabilidad y equilibrio fiscal. El sector militar es beneficiado en la asignación en comparación con otros sectores que contribuyen en la reducción de la pobreza, como la salud y la educación.  

En tiempos de revolución en Venezuela la acumulación de capital se concentra, en manos de privados conectados con el régimen que mantiene el poder, lo que produce el fenómeno de la desigualdad, por otra parte lo que si es cierto es que la concentración de la riqueza inevitablemente se encuentra cada vez más en menos manos. La desigualdad social es la condición por la cual las personas tienen un acceso disímil a recursos de todo tipo, a los servicios y a las posiciones que valora la sociedad. En definitiva las burbujas de confort y lujo de la elite contrastan con la miseria colectiva de la población.

Hasta el momento el pueblo venezolano ha soportado un catastrófico colapso económicoque sin duda empeorará en los próximos meses, con o sin una nueva asamblea nacional, o el resultado de una consulta nacional. Si alguien se hubiese propuesto destruir al país, no podría haberlo hecho de manera más eficiente, como lo hizo Chávez y el heredero de su elección, quien ha seguido las mismas políticas desastrosas, llevando al país al abismo, sin salvación aparente.

gguillermorb@yahoo.com

@germanrodri

@germanoveja

Comunicacion Continua

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29 de Noviembre del 2020

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