miércoles, 28 de marzo de 2018

A la calma Santa, le sigue la tormenta. - Pastor Heydra




Estos días santos serán de aparente calma y reflexión por el porvenir. “Durante 2.000 años, según el S.J. Luis Ugalde, recordamos el vía crucis y revivimos el atropello, la prisión, la tortura, las falsas acusaciones, la infame crucifixión y la muerte de Jesús… que no es solo el ritual de un crimen antiguo, sino una dramática realidad de hoy”.


Culminada la conmemoración, será inevitable que prosigan las tormentas existentes, comenzando por Brasil. El día 4 de abril el Tribunal Superior dictaminará sobre la suerte de Lula da Silva, quien va encabezando las encuestas para elecciones presidenciales. Todo depende de un recurso de habeas corpus, el cual, si es negado, este irá a prisión a cumplir condena de 12 años por presuntos actos de corrupción, que lo inhabilitaría. Le sigue Perú donde la renuncia de Kuczynski colocó a Martín Vizcarra, quien da sus primeros pasos como presidente, y dirigirá la Cumbre de las Américas, prevista para el 13 y el de 14 de abril. Fue vetada la presencia de Nicolás Maduro, por Kuczynski y los 14 países que en 2017 conformaron el Grupo de Lima, debido a su comportamiento arbitrario y antidemocrático. ¿Qué dirá Vizcarra?... Veremos

Parte de la borrascosa situación que se viene dilucidando se debe a la notable participación como ejecutora de obras públicas de la empresa brasileña Odebrecht, factor corruptor de parte destacada de la élite política latinoamericana y africana. Nada nuevo bajo el sol, pues así ha sido, con nombres y siglas distintas, desde los inicios de la revolución industrial del siglo XVIII a esta parte. Solo que Odebrecht le abrió las fauces a la descomposición, mostrando el flagelo en todas sus direcciones, formas y tinturas inimaginables, en unos países de valores blandos donde no fue difícil su accionar. El trasfondo muy sencillo. Un principio perverso del capitalismo de maximizar la ganancia a como dé lugar, utilizando para ello el deformado concepto de Napoleón de una premisa Maquiavélica, de que el fin justifica los medios, sin importarles nada distinto a sus intereses crematísticos. Ante ellos se fueron rindiendo presidentes, ministros, congresistas, jueces, fiscales, contralores, policías, militares, en pocas palabras la estructura de poder público de algunas naciones del mundo en desarrollo que no poseen la exclusividad, pues fenómenos similares, con otros actores, pero con el mismo guion, los hemos tenido en Europa, Norteamérica, Asia o el medio oriente.

Los casos de Kuczynski y Lula, con sus variantes, al igual que otros mandatarios como Dilma Rouseff, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Jorge Glas, Martinelli, Chávez, Maduro, y hasta los Castro están en la línea de fuego de Odebrecht, cuyo presidente Marcelo Odebrecht fue condenado a 20 años de prisión, pero por sus “delaciones premiadas”, al igual que su tren de corruptores, están en libertad condicionada.

Muchos casos se investigan. Otros como Cuba y Venezuela no. Sin embargo, el Departamento del Tesoro de USA el 19 de marzo sancionó a 4 funcionarios venezolanos por “la mala gestión económica y la corrupción endémica” del gobierno Maduro. Uno de ellos fue Américo Mata García, señalado por Odebrecht de ser el intermediario de Maduro en la recepción de un aporte para su campaña electoral (2013) por 35 millones de dólares. Solicitó 50 millones $ USA. Queda la Fuerza Armada que tiene casi 500.000 integrantes en posiciones de poder, y a ninguno se le investiga gracias a una sentencia del Tribunal Supremo que prohíbe a la Contraloría General hacerlo, y reserva esta competencia a la Justicia militar. Pasada la calma Santa, queda viva la tormenta de Odebrecht.

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