La salida a la crisis venezolana no se antoja fácil ni corta, incluso si cayera de forma inmediata el régimen chavista o el gobierno de Nicolás Maduro aplastara a la oposición. De todas formas, en el corto plazo, se atisban tres posibles salidas: el establecimiento de un diálogo entre el gobierno y la oposición; el final controlado, o no, del régimen; y el establecimiento de una dictadura.
Se viven los momentos culminantes de una crisis larvada hace tiempo pero que ahora se ha desencadenado en sus más preocupantes facetas cuando el Poder Electoral de Venezuela paralizó la organización del referéndum para revocar a Nicolás Maduro luego de que se anunciara un supuesto fraude en la primera etapa del proceso, que consistió en la presentación del 1% de las firmas del padrón electoral ante el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Lo cierto es que esta decisión del 20 de octubre del Consejo Nacional Electoral no solo se ha llevado por delante el referéndum revocatorio sino que ha cambiado el panorama político del país.
La analista y académica Margarita López Maya apunta que, ante la pregunta sobre ¿cuáles son las implicaciones políticas de la suspensión del proceso revocatorio?, la respuesta es que “el juego político acaba de cambiar drásticamente. ¿Por qué? Porque el gobierno, arrastrado aparentemente por un ala dura –¿y desesperada?– del chavismo pateó el tablero y ahora el juego es otro. Sin duda, el chavismo liderado por Maduro avanzaba sin pausa hacia una creciente autarquía y militarización, pero la decisión del 20 de octubre del Consejo Nacional Electoral (CNE), motivada por el dictamen de cinco tribunales regionales en estados controlados por cinco gobernadores duros del chavismo, provocó un cambio cualitativo”.
El duelo entre el régimen y la oposición es una lucha desigual que entra en su fase decisiva: el gobierno es extremadamente impopular pero controla las instituciones y la fuerza. Una encuesta de Venebarómetro indica que el 64 % de los venezolanos votarían contra Maduro de forma mayoritaria en un revocatorio ya que.sólo el 29,3 % quiere que termine su mandato. La consulta también refleja que el 73,4 % de los venezolanos valoran negativamente al Gobierno, el 92,9 % de la población considera que la situación del país es muy mala y el 75,5 % declara que sus tres principales problemas son la escasez de comida, medicinas y productos básicos, de lo cual culpan al gobierno de Maduro.
El analista Luis V. León subraya que “el debate actual en Venezuela no es sobre quién tiene la razón y la mayoría. Eso es obvio. Es sobre quién puede ganar un pulso de fuerzas. La oposición venezolana es claramente mayoritaria. Tiene derecho a solicitar un referendo y lo ganaría de calle. La incertidumbre es otra. Las instituciones venezolanas no responden a la constitución sino a la revolución. Entonces la batalla no será institucional sino política.En la batalla política venezolana la oposición tiene la razón y la mayoría, mientras el gobierno controla las instituciones, la plata y las armas. ¿Es obvio quien ganará el pulso de fuerzas en Venezuela? No. El éxito dependerá de la inteligencia, el compromiso, la organización y el liderazgo”.
Por el momento, al menos tres caminos se abren como posibles salidas para la crisis:
1-. El diálogo gobierno-oposición
Sería la solución ideal y es la que patrocina la comunidad internacional pero la líneas rojas de ambas partes lo dificultan sobremanera. Para la oposición la condición sine qua non es la celebración del referéndum revocatorio. Y lo contrario es el único objetivo que persigue el régimen, que no tenga lugar.
De todas formas, la presión combinada de la comunidad internacional, las movilizaciones populares y de sectores del chavismo antimaduristas podría dar como resultado una salida institucionalizada: la celebración del referéndum revocatorio, como desea la oposición, pero en 2017, como quieren los chavistas antimaduristas. Sin embargo, esta posibilidad representaría una derrota opositora difícilmente aceptable si muestra su fuerza en las calles.
La comunidad internacional ya ha comenzado a movilizarse. Varios países miembros de la OEA (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos de América, Honduras, Guatemala, México, Perú y Uruguay) emitieron un comunicado para expresar su preocupación por la situación de Venezuela.
En el documento aseguran que la paralización del proceso para realizar el referéndum revocatorio y la decisión del Poder Judicial de prohibir la salida del país a los principales líderes de la oposición, afecta la posibilidad de diálogo. Asimismo reafirmaron su compromiso con los principios y valores democráticos, así como con la defensa de los derechos humanos, reiterando su llamado al dialogo nacional de manera directa o a través de facilitadores.
Por su lado, la oposición nucleada en la Mesa de Unidad Democrática, sabiendo que la Asamblea ha sido vaciada de contenido, solo tiene una salida: ganar las calles y desde ellas presionar para que se celebre el revocatorio. La MUD ha convocado para el próximo miércoles 26 de octubre, fecha en la que habría iniciado el proceso de recolección del 20% de manifestaciones de voluntad, a una movilización nacional llamada la “Toma de Venezuela”.
María Corina Machado, coordinadora de Vente Venezuela, ha iniciado las movilizaciones que se prolongarán a lo largo de esta semana: “Hoy comienza una nueva etapa de lucha contra la dictadura, la etapa definitiva. En la gran unidad”, publicó a través de Twitter.
La Mesa de la Unidad Democrática ha decidido impulsar tres estrategias para conseguir la puesta en marcha del revocatorio: la movilización en las calles, la reactivación de la Asamblea donde tiene mayoría y la búsqueda de respaldo internacional.
Además de la presión internacional y la interna opositora, el régimen sabe que parte del chavismo teme perder el poder en 2019 si sigue el actual gobierno. Por eso esos sectores apuestan por desembarazarse de Maduro en el revocatorio de 2017 y continuar teniendo las riendas del poder hasta 2019.
El director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón, la dijo a El Nacional que “el sector moderado del régimen, que ayer perdió el control de la situación, tratará de convencer a la oposición de regresar a la mesa de diálogo para jugar al policía bueno, mientras el sector más radical buscará su posicionamiento como salvadores del proceso. Si no hay una reacción contundente de la oposición que incluya la presión internacional, social y política, el referéndum estaría muerto y la suspensión temporal se convertiría en definitiva por decisión judicial”.
2-. El final (controlado o no) del régimen
Otra salida, puede ser la del colapso del régimen provocado por una “sublevación” popular que vendría dada por la movilización masiva opositora. Para que esto ocurriera el régimen debería verse privado de la capacidad represiva, es decir, que las FFAA acabaran negándose a salir a reprimir a la oposición.
Henrique Capriles, gobernador del estado Miranda, ha mostrado todo su apoyo a este tipo de movilizaciones y este sábado dio su respaldo a la concentración de “Resteadas 2016” dirigida por las activistas opositoras Lilian Tintori, María Corina Machado y Patricia de Ceballos: “¡Las mujeres han convocado para hoy a una movilización en defensa de nuestra Constitución! ¡Acá los puntos de concentración!”, publicó a través de su cuenta en Twitter.
El gobernador aseguró que los venezolanos sienten indignación por lo que ocurre y esto legitima las movilizaciones: “La vida muchas veces es así, pero nos toca lidiar con los obstáculos, nos toca seguir para poder llegar a la meta que queremos, quien tiene a Dios en su corazón nada le falta y tendrá la fuerza para el próximo paso! ¡Vamos Venezuela, demostremos todos los venezolanos de lo que estamos hechos! ¡Venezuela siempre valdrá la pena!”.
En este contexto, el papel de las Fuerzas Armadas va a ser determinante. Si bien es cierto que están politizadas y cooptadas por el régimen, también es cierto que están divididas internamente. Y sobre todo cada vez es más claro que no desean quedar amarradas a un régimen cuyo futuro es cada vez más inseguro y breve.
El analista Michael Penfold apunta que “los militares enfrentan una encrucijada similar. Las Fuerzas Armadas han venido, deliberadamente, tomando el control de todas las esferas de gobierno para lograr dos objetivos: el primero, aumentar su poder de negociación con cualquiera de los factores políticos (sean chavistas, maduristas u opositores) para poder garantizar así su continuidad histórica y minimizar los daños colaterales que un proceso de cambio pueda producir; el segundo, los militares (en especial los más institucionales) buscan quedar en una posición de poder que les permita definir la modalidad del proceso de cambio que experimentaremos en los próximos meses.Y esa modalidad no es única, sino más bien múltiple y perfectamente puede mutar en el tiempo”.
Ante la ofensiva de la oposición y frente a un Nicolás Maduro encastillado, las FFAA podrían dejar sin respaldo al presidente y encabezar una transición controlada.
Penfold señala que “una de las tantas modalidades de cambio puede implicar un control directo del sistema político y económico por parte de las mismas Fuerzas Armadas, sin ningún tipo de intermediación política una vez que tomen control de la vicepresidencia y, posteriormente, de la presidencia. Todo esto por vía constitucional. Otra modalidad supone una renovación del chavismo con apoyo militar, sin necesariamente permitir una apertura democrática hacia la oposición. Tampoco es descartable que los militares decidan sacrificar al chavismo y precipiten el Referendo Revocatorio, así como unas elecciones presidenciales. Y, finalmente, existe un escenario en el cual los militares pueden convertirse en un factor determinante para impulsar un acuerdo amplio entre el chavismo y la oposición para restaurar tanto la democracia como el estado de derecho. Es difícil anticipar qué opción prefieren los verdeoliva. Lo cierto es que las Fuerzas Armadas se han convertido en el actor silente que va a mover el país por un sendero u otro. Y es indudable que las condiciones objetivas (tanto políticas como sociales) influirán en su decisión, pues su principal objetivo será preservar la institución, así como todos (sí: todos) sus privilegios”.
3-. La dictadura
La posibilidad más complicada, pero no imposible, es que Nicolás Maduro instaure, apoyado en los círculos cívico-miliares que le rodean y le son fieles y en las FFAA, un régimen ya abiertamente dictatorial.
En este caso, el sucesor de Hugo Chávez no sería sino un hombre de paja, un títere en manos de personajes más poderosos (Diosdado Cabello) o instituciones más fuertes (las FFAA).
Como recuerda Margarita López Maya en Prodavinci “el inesperado recurso desde dónde se dio la iniciativa que terminaría acatando el CNE pareciera indicar que algo no funcionó bien para el madurismo en el TSJ. ¿Sería que los gobernadores de los estados donde partió la nueva iniciativa se impusieron a la macha ante dudas o pruritos de otros sectores gubernamentales? Los Cabello, El Aissami, Rangel Gómez, tienen mucho que perder si se produce el Referendo Revocatorio. Porque, como mecanismo de democracia directa que es, significa que quien gane, gana todo, y el que pierde, por ende, se queda sin nada. Entonces hicieron como Jalisco, y arrebataron. El CNE y Maduro acataron. Es una hipótesis que pudiera ponerse a prueba en los próximos días. Si fuera cierto, ¿se manifestarán fracturas en el chavismo? ¿Y esas disidencias aunarán esfuerzos con la MUD?”
Lo cierto es que se trata de la alternativa menos viable porque el régimen no solo se enfrentaría a la comunidad internacional sino también a la mayoría de su población.
Además lo haría cuando menos margen de maniobra posee: con el precio del petróleo muy por debajo de lo que estuvo hace un par de años y con una elevadísima inflación. Además condenaría las opciones del chavismo a seguir en el largo plazo y mancharía a las FFAA.
Lo único cierto, sea cual sea el resultado final, es que Venezuela se encuentra al borde de entrar en una nueva etapa de su historia, periodo que se antoja más complejo y en el que estará en juego la democracia, las libertades e incluso la viabilidad de Venezuela como Estado.
En palabras del investigador del Real Instituto Encano, Carlos Malamud, en Infolatam, “la descomposición del régimen se vislumbra cada vez más como un proceso inevitable e irreversible. La pregunta del millón gira en torno a la capacidad de resistencia de Maduro y sus principales lugartenientes. La necesidad de impedir acabar con los huesos en la cárcel es un poderoso acicate para evitar un cambio de gobierno y para mantener prietas las filas. Inclusive es una llamada de atención para los jefes militares. De ahí las grandes dudas sobre cuánto aguantará el actual gobierno y cómo y cuándo se producirá su caída. Sería importante poder evitar un desenlace violento, pero las posibilidades de que esto ocurra son cada vez menores. Espero equivocarme”.
Analista de Infolatam
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Este artículo ha sido publicado en Infolatam (www.infolatam.com) y se reproduce aquí con su autorización.
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