viernes, 3 de febrero de 2023

Ronda Dominical- Por Jose Angel Borrego

 



Siete líneas

Aplica aquí la respuesta de Luis Herrera Campíns a Jaime Lusinchi, quien ya finalizando su lapso constitucional, confesó haber sido engañado por la banca. El zamarro llanero le ripostó: “Tarde piaste, pajarito”. (Y fue mancheta de El Nacional).

En ocasión de presentar su (des)Memoria y Cuenta, el presidente Maduro expuso “Siete Líneas Estratégicas” que a su según, van a impulsar al país. Dios lo escuche, aunque el _Gran Creador del Universo también se tapona los oídos, ante repetitivos y frustrantes anuncios. Ha sido tan pueril la oferta presidencial que ni siquiera los excelentes humoristas criollos le han endosado sus usuales piezas, siempre preñadas de inteligente sarcasmo. Este servidor, excusándose por su romo intelecto, abusará de la paciencia del lector dominical para guachapear el paltó de las fulanas líneas estratégicas.

Digresión.

Oportuno mencionar, que cuando éramos aún niños, se mudó un señor cerca de nuestra casa materna. Era joyero de oficio, flaco, muy alto, impenitente caminador, aficionado a la hípica, pero pésimo pronosticador. Rara vez acertaba. El hombre, llamado, o apellidado Paygó, era trinitario, y en inglés, eso podría entenderse como pague y váyase, pero este simpático orfebre reía con un ji-ji-ji y se desligaba de toda explicación respecto a su apelativo. (Tuvo una hija muy bella). Pues bien, dicho señor, un día elaboraba una cadena y nos asombró ver, por primera vez en nuestra corta vida, que fundía oro con una especie de soplete que ventilaba con un pedal, lo convertía en un hilo muy finito y con esa habilidad asombrosa de reputado platero, iba construyendo cada aro diminuto y engarzándolo con otro hasta completar la cadena. Una labor de filigrana que pocos mortales han presenciado y que jamás olvidamos. Ante nuestra curiosidad, mostró un pequeño cofre metálico, con una llavecita ennegrecida por el uso, repleta de pequeñitos retazos de piezas de oro y de eslabones de cadenas. Nos invitó a encontrar varios de estos, similares al menos, para engastar una cadena. No, sin antes advertirnos, que los diminutos aros debían ser iguales o muy similares para que pudieran encajar y lograr el objetivo deseado. “Si no tienes esa previsión –enfatizó enarcando la ceja derecha- nunca tendrás una cadena”. (Más o menos así, en su enrevesado castellano).

Digamos que es el primer “pero” que observamos en las “siete líneas estratégicas” del señor Maduro. Son disímiles. No guardan relación con el país al que pretende superponerlas. Carecen de coherencia en cuanto a su practicidad porque son más, devaneos filosóficos, que plataformas operativas. No aclara, el señor Maduro, qué, cómo, cuándo, dónde, por qué y quien, en esas 7 líneas, tiene las respuestas para su malabarismo de Estado. Igual a la recomendación de Mr. Paygó, necesita, Maduro, encontrar eslabones acoplables para que resulten estratégicos. No lo son. 

Los 7 eslabones.

1.- El diálogo, la reunificación, reconciliación y pacificación nacional. 


2. Avanzar en un acuerdo económico productivo para la estabilización, el crecimiento y la prosperidad del país. 


3. La lucha "renovada y frontal" contra todas las formas de corrupción,


4. El fortalecimiento y la ampliación de los logros del pueblo.


5. La defensa del país y de su Constitución ante las conspiraciones nacionales e internacionales.


6. La ratificación de la construcción del Socialismo en favor del bienestar del pueblo venezolano.


7.-Atención de infraestructura y servicios públicos.


Estas “líneas estratégicas” las copiamos textualmente del boletín informativo emanado de Miraflores. Nos preguntamos: ¿Dónde está la estrategia que plantea el presidente? Vemos siete oraciones, nada coherentes con la realidad venezolana, y peor aún, ajenas al espíritu del gobierno de Nicolás Maduro, que por tanto no podrán entrelazarse para configurar una cadena productiva, aspiración prioritaria del país.


Uno a uno

Plantea Maduro la necesidad de “diálogo, reunificación y pacificación,” pero es precisamente su gobierno, con él como ariete del mismo, quien obstruye ese proceso, dinamita el diálogo y financia la desunión con alacranes.


Luego invita a “avanzar en un acuerdo económico-productivo”. ¿Con quién sería el acuerdo y bajo qué bases? Cuando se conviene algo, las partes presentan sus propuestas, más los respectivos soportes, en este caso económicos y financieros porque, eso intenta subsanar esta línea. Pero el gobierno ha saboteado todo amago en esa dirección. Nadie arriesga capitales en un saco sin fondo,


Debe haberse ruborizado al hablar de la “lucha frontal contra *la corrupción”.* No merece ningún comentario esta “estrategia” presidencial.


Una línea muy risible, un chiste, pues. Menciona “el fortalecimiento de *los logros del pueblo.”* Ni de vaina!!! ¿Va a fortalecer el hambre, la miseria, la delincuencia, la deficiencia de los servicios públicos, la especulación y etc? Vaya pa´El Callao, pa´que vea mulato.


No podía faltar la paranoia: “La defensa del país de las conspiraciones nacionales e internacionales”. Debe referirse a los “magnicidios frustrados” como se saborea Tarek, para recordar el desvencijado teatro de los drones.


Una línea que nos atemoriza es “la ratificación de la construcción del socialismo”. ¿El del Siglo XXI? O tal vez sea el del Estado comunal que debate la AN. Sea cual fuere, confieso que se achicopala uno.

Y como “broche de oro”, “atención de infraestructura y servicios públicos”. Tal vez piense Maduro “anticiparse” a los ya críticos problemas de luz, agua, gas, teléfonos, gasolina, etc. Y que los entes públicos que deben cobrar aranceles fijados en gaceta, no exijan pagos muy por encima de lo dispuesto, pero muy por debajo de la mesa.

En síntesis, amigo lector, esas son las 7 líneas estratégicas de Maduro para los dos años, ¡dos años! que restan de período constitucional.

Omisiones.

¿De qué no habló Maduro? ¿A qué no se refirió en ninguna de sus siete líneas estratégicas? Pequeñeces como Petróleo, Gas, Hierro, Aluminio, Oro, Coltán, Turismo, Agro, Salud, Educación, Trabajo, Salarios, Cocaína, etc. Tampoco mencionó el abandono al que somete a los 23 gobernadores, 335 alcaldes y millones de jubilados. Asumió la tangente para evadir reales planteamientos nacionales, capaces de morigerar la crisis, que, además, existen tales ofertas, aun como paliativos pero muy factibles, que solo exigen un poco de cerebro.

Como rezaba aquella balada con la que Héctor Cabrera se trajo para Venezuela el “IV Festival de la Canción de Buenos Aires” con el tema “Las Cosas que me alejan de ti” del autor Jean Franco Pagliaro,: “Esas son las cosas que día tras día/ me alejan de tu corazón querida mía…”

Alguno que otro lector nos señala de ser críticos constantes del gobierno y no reconocer sus aciertos. Cómo me gustaría que Maduro sea un éxito, el pueblo feliz y yo un mentiroso compulsivo. Pero, lamentablemente, no es así. Lo grave del asunto es que Venezuela “tiene componte” pero el señor Nicolás Maduro no, ni halla la punta del cordel para desenredar el ovillo. O como apuntaría Paygó, no localiza eslabones coherentes para engarzar una cadena.

Jose Angel Borrego

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