sábado, 26 de septiembre de 2020

¿Qué futuro tendrá la globalización después del COVID-19?- Por Panampost

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Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), el pronóstico del volumen de las exportaciones mundiales de bienes en 2020 podría caer a niveles de mediados la década del 2000. (YouTube)


Algunos economistas no ven el coronavirus como un hecho significativo como para causar el fin de la globalización.


«Habrá menos globalización, de hecho creo que habrá un proceso de desglobalización. La productividad será menos dinámica mientras las compañías reconstruyen las cadenas de valor y habrá mayores concentraciones industriales». Así lo afirmó Mohamed El-Erian, jefe asesor económico de la consultora Allianz, en una entrevista con CNB


conversando sobre el futuro de la economía global. Ésta afirmación obedece a la pregunta que tiene a todos los economistas del mundo peliagudos ¿Qué futuro tendrá la globalización después del COVID-19?

El futuro de la industria

Para la premio nobel Esther Duflo una tendencia que ha reforzado la pandemia ha sido la pérdida de preponderancia de China como centro manufacturero del mundo. Según Duflo, esta tendencia ya venía de antes, producto de la guerra comercial con Estados Unidos y el enfoque del régimen chino por darle prioridad a su mercado interno. Esta pérdida de protagonismo del gigante asiático en el mercado manufactura, junto con el encarecimiento de los salarios en el país asiático, permitirá a muchas economías emergentes cumplir ese rol de economías industriales que antes equiparaba China.

Según la calificadora de riesgo Mckinsey & Company, los sectores industriales más modernos, ante la escasez de trabajadores producto de la cuarentena, han acelerado los procesos de automatización en sus fábricas. Según la consultora, en su última encuesta a industriales en Asia, el 39 % ha implementado un enfoque de centro neurálgico, o torre de control, para aumentar la transparencia de la cadena de suministro de un extremo a otro, y alrededor de una cuarta parte de los encuestados está implementando programas de automatización de seguimiento rápido para contrarrestar la escasez de trabajadores que tuvieron que dejar sus puestos de trabajo por las cuarentenas a raíz de la COVID-19.

El futuro del comercio internacional

Los economistas Jim O’Neill y Jeffery Sachs no ven el coronavirus como una causa significativa para el fin de la globalización. O’Neill no espera que las empresas dejen de venderles a los consumidores chinos, dando el ejemplo de que es poco probable que Apple deje de vender iPhones en China. Sachs cree que una fuerza laboral más remota podría ayudar a llevar a las mentes más brillantes a más trabajos, aumentando la naturaleza globalizada del trabajo. Sachs es enfático que el coronavirus mostró que el mercado intelectual será global, y las firmas tendrán cada vez menos necesidad de tener una planta interna de personal y podrán depender cada vez más de este talento alrededor del mundo.

Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), el pronóstico del volumen de las exportaciones mundiales de bienes en 2020 podría caer a niveles de mediados la década del 2000. Esta caída, según el profesor Steven Altman, de la facultad de negocios de la Universidad de Sternn, sería «tremendamente dolorosa, especialmente en el contexto de la economía mundial más grande y compleja de hoy. Pero incluso las previsiones comerciales más pesimistas no implican una retirada a un mundo de mercados nacionales desconectados. La mayor parte del proceso de integración comercial desde el final de la Segunda Guerra Mundial debería permanecer intacto».

El premio nobel Joseph Stiglitz cree que mientras se vuelven a restablecer las cadenas de valor en el comercio internacional, los países experimentarán perdidas de productividad en el encarecimiento de sus procesos productivos a raíz de los cierres al comercio internacional. Esta reconversión de las cadenas de valor internacionales significará un proceso costoso tanto para las economías desarrolladas como para las emergentes.

El futuro de la inversión extranjera

Si es poco probable que la caída de los flujos comerciales deshaga la globalización, ¿qué pasa con la caída aún más pronunciada prevista en la inversión extranjera directa (IED)? Al igual que otros flujos de capital, la IED tiende a ser volátil, por lo que una disminución de dos dígitos no es tan impactante como podría suponerse. Los flujos de IED, por ejemplo, cayeron un 38 % durante la crisis financiera mundial. La reducción de los flujos de IED tampoco augura necesariamente una retirada real de la globalización empresarial. La actividad comercial extranjera de las empresas multinacionales no siempre sigue de cerca las tendencias de la IED.

El colapso de los viajes internacionales, en cambio, se destaca frente a una tendencia de crecimiento mucho más estable y su daño es indiscutible. El turismo contribuye más a la producción mundial que la fabricación de automóviles, y los viajes de negocios facilitan el comercio y la inversión internacionales. A finales de abril de 2020, todos los países habían impuesto restricciones a los viajes internacionales y el 45 % de los países habían cerrado parcial o completamente sus fronteras a los visitantes extranjeros. Las aerolíneas tenían un 90 % menos de asientos en vuelos internacionales, en comparación con el 62 % en vuelos nacionales. Sin embargo, este colapso sin precedentes sigue a un boom de viajes internacionales. Incluso si los pasajeros de las aerolíneas internacionales se reducen en dos tercios, todavía habría más personas volando al extranjero que en 2003.

El futuro para la banca privada

Según el último informe de Deloitte, los bancos tendrán que permanecer hipervigilantes ante la incertidumbre generada por un segundo brote de COVID-19. Las instituciones bancarias, que son las responsables de hacer circular el efectivo en una economía, tendrán que lidiar con una política monetaria y fiscal expansiva que intenta mitigar las recesiones ocasionadas por las cuarentenas alrededor del mundo, así como operar en un entorno de alta incertidumbre.

Los bancos tendrán que acostumbrarse a un entorno de bajos tipos de interés, con tasas nominales negativas en algunos Países. Aunque las bajas tasas de interés afectan positivamente la rentabilidad bancaria en el corto plazo, su persistencia tiene consecuencias negativas a través de la reducción de los márgenes de interés netos al igual que desincentivan el seguimiento de los pagos y promueven estándares de préstamos más laxos, en particular para aquellas instituciones que dependen del crédito para sostener su operación en el corto plazo.

Otro factor es que la banca enfrentará una mayor regulación y supervisión financiera, en particular tendrá exigencias de requisitos de capital y liquidez más estrictos, instrumentos macroprudenciales y regímenes de resolución. Al mismo tiempo, las reglas más estrictas se han sumado a la reorganización de algunas actividades comerciales fuera del sector bancario hacia otras instituciones financieras que tienen más flexibilidad que los bancos.

Estas medidas, tomadas al principio para lidiar con la coyuntura de la pandemia, posiblemente se convertirán en cambios estructurales y de fondo para la economía mundial. Es posible que estos cambios sean la primera mirada a cómo será el orden económico mundial en el siglo XXI. Hay que enfatizar que la mayoría de los economistas encuentran la decisión de cerrar el comercio exterior como un craso error que costará millones de empleos y podría sumir a miles o incluso millones de familia en la pobreza. La pregunta sobre si morirá la globalización o no después de la pandemia, la respuesta es no, pero tardaremos en recuperarnos del retroceso impuesto por las cuarentenas.


Panam Post


https://es.panampost.com/juan-felipe-velez/2020/09/21/morira-globalizacion-covid-19/



26 de Septiembre del 2020


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